viernes, 2 de marzo de 2018

El Rey se da un baño de masas en el Cristo de Medinaceli


MADRID.- Por primera vez desde que es Rey, Felipe VI ha visitado este viernes la basílica de Jesús de Medinaceli, en el centro de Madrid, para venerar la imagen del Cristo coincidiendo con el primer viernes de marzo, cuando miles de personas acuden al templo de los capuchinos para besar la célebre talla de madera.

Felipe de Borbón no acudía a la iglesia del Cristo de Medinaceli desde 2004, cuando lo hizo junto a doña Letizia dos meses y medio antes de su boda y pocos días antes de los atentados del 11 de marzo.
En esta ocasión, don Felipe ha acudido solo puesto que la Reina tiene un acto en Santiago de Compostela, y ha recibido el cariño y los aplausos de los feligreses y curiosos que esperaban su llegada agazapados bajo los paraguas.
Entre vivas al Rey, el jefe del Estado, con gabardina, se ha bajado del coche a la entrada de la basílica, donde le han dado la bienvenida el superior provincial de los frailes capuchinos, Benjamín Echeverría, el superior de la comunidad, Carlos Coca, y una representación de la Cofradía de Jesús de Medinaceli.
Bajo los acordes del himno nacional interpretado por el órgano de la iglesia, don Felipe ha recorrido la nave central mientras repartía saludos a la gente, que le ha dedicado más vítores y aplausos.
Al llegar ante la imagen del Cristo, se ha inclinado para besar su pie, como manda la tradición, y se ha santiguado.
A continuación, se ha situado de pie ante el altar y, al poco, ha vuelto a persignarse.
Como suelen hacer los miembros de la Familia Real que acuden al templo, don Felipe se ha reunido en la Sacristía con los padres capuchinos y algunos miembros de la cofradía, que le han hecho entrega de la medalla de esclavo de honor de la hermandad.
En el encuentro también ha estado Pablo Hohenlohe-Langenburg y Medina, hermano de Marco, el duque de Medinaceli que falleció en agosto de 2016.
La visita del Rey a la basílica, situada en las proximidades del Congreso de los Diputados, se ha prolongado durante casi de media hora.
Antes de marcharse, Felipe VI, con el escapulario colgado al cuello, ha querido agradecer de nuevo las muestras de apoyo aproximándose a los devotos que seguían en el exterior a pesar de la constante lluvia.
Además de cuando fue con doña Letizia, don Felipe besó la talla de Jesús de Medinaceli en 1996, con 28 años, en la primera ocasión que lo hizo como heredero a la Corona.
Entonces, firmó el Libro de los Reyes, inaugurado en 1808 con Fernando VII, en el que han estampado su firma los monarcas y numerosos miembros de la Familia Real.
La imagen del Jesús Nazareno que custodian los capuchinos se talló en la primera mitad del siglo XVII por encargo de los duques de Medinaceli y se trasladó a Marruecos para culto de los españoles.
Allí la robaron, pero después de cuarenta años en manos de los musulmanes los padres capuchinos pudieron recuperarla en 1682.
De vuelta en Madrid se depositó en una pequeña ermita situada en lo que hoy es la basílica y se instauró la costumbre de besar el pie del Cristo el primer viernes de marzo como muestra de devoción.
La talla se tuvo que recuperar por segunda vez después de la Guerra Civil desde Ginebra, a donde había sido llevada junto a otras imágenes.
A su llegada a la capital en 1940, recibió una apoteósica bienvenida y se retomó la tradición de ser visitada por autoridades y miles de fieles, no solo de Madrid, sino también de otras provincias.

Puigdemont carga contra Felipe VI y afirma estar preparado para ir a la cárcel

LONDRES.- El expresidente de la Generalitat y líder de JxCat, Carles Puigdemont, ha criticado este viernes a Felipe VI por su gestión del proceso soberanista, y ha avisado: "Una república no necesita rey".

Lo ha hecho en una entrevista en 'The Guardian', en la que se refiere especialmente al discurso del Rey Felipe VI tras el referéndum del 1 de octubre y lo compara con el que hizo su padre y antecesor, el Rey Juan Carlos, tras el 23F.
"Su padre se puso un uniforme militar e hizo un discurso civil, mientras que él se vistió de civil e hizo un discurso militar", ha dicho Puigdemont.
A su juicio, Felipe VI ha actuado "fuera de la Constitución española y de su papel de árbitro", y se ha alineado con el Gobierno central contra el independentismo.
"Excluyó a millones de catalanes que votaron por la independencia" en el referéndum del 1 de octubre, critica, y señala que se ha convertido en un jefe de Estado que solo representa a una parte de la sociedad.
Por ello, "la monarquía ha perdido a Cataluña y su visita la semana pasada --al Mobile World Congress-- no fue plácida, fue un error", ha considerado.
También ha explicado que la estructura republicana que se articulará en Bélgica y que él presidirá será "como un Govern en el exilio, un espacio libre sin amenazas ni temores".
Preguntado por su elección de ir a Bélgica y no comparecer ante la justicia española, Puigdemont ha dicho que quiere "continuar la lucha en las mejores condiciones y, para ello, se necesita libertad de expresión y movimiento".
"Estoy psicológicamente preparado para la cárcel, pero quiero seguir luchando por Catalunya", ha subrayado.

El ayuntamiento leridano de Cervera da la vuelta a Felipe V


LÉRIDA.- El consistorio leridano de Cervera ha anunciado en un comunicado que en las próximas semanas retirará los retratos reales que conserva en dos salas del histórico edificio municipal en los que están representados desde los Reyes Católicos hasta Fernando VII junto con las respectivas esposas y los trasladará al Museo Comarcal de Cervera.

"Felipe V, el primero de los monarcas hispánicos de la dinastía de los Borbones, fue el responsable de un grave retroceso en las libertades y derechos del pueblo catalán cuando en 1716 promulgó el Decreto de Nueva Planta", ha afirmado el alcalde, Ramon Royes (PDeCAT).
Para Ramon Royes, "estos cuadros simbolizan una época muy oscura y negativa para Cataluña y es anacrónico que estén expuestos en un edificio que es la casa de todos los cerverinos, cuando su lugar debe ser el Museo".
"Una exhibición de monarcas, muchos de ellos Borbones, no se corresponde con un espacio que debe ser la representación de la ciudadanía a partir de los valores democráticos y de libertad" añade el alcalde.
El alcalde señala que a la hora de tomar esta decisión también ha tenido en cuenta "el papel del rey Borbón Felipe VI, defendiendo la actitud y decisiones del Gobierno de España, que ha aplicado el artículo 155 de la Constitución española contra el pueblo catalán, hecho que como mínimo se debe calificar de injusto y decepcionante.
En este contexto ha señalado que ve "un claro paralelismo con la aplicación contra Cataluña del Decreto de Nueva Planta en 1716, que supuso la pérdida de libertades de expresión, presos políticos, ataques a la lengua y cultura catalana y la intervención y disolución de las instituciones catalanas, al igual que ahora en pleno siglo XXI ".
"Nos sentimos extremadamente lejos de España y queremos simbolizar nuestro rechazo a los Borbones y a lo que hicieron hace 300 años poniendo el retrato de Felipe V girado durante unas semanas antes de quitar todos los retratos de un edificio que se llama Paeria y que representa unos valores que nada tienen que ver con el comportamiento de los Borbones con el pueblo catalán", ha agregado.

Puigdemont considera "un error" no haber implementado la República el 10-O

BARCELONA.- El president Carles Puigdemont ha asegurado esta mañana que el día 10 de octubre "cometió un error". Aquel día Puigdemont anunció desde el Parlament de Catalunya la declaración de la República para suspenderla inmediatamente, un hecho que, visto en perspectiva considera una equivocación.

En declaraciones desde Bruselas a El Món a Rac 1 —las primeras desde el anuncio de "renuncia provisional" del jueves por la noche—, Puigdemont ha considerado que aquel día, el 10 de octubre, "tendríamos que haber implementado la República", valorando que "podríamos haber defendido bien nuestra posición" pero que optó por la suspensión inmediata, porque "me prometieron que si no votábamos la declaración de independencia habría diálogo", un extremo que finalmente no se produjo.
Así se ha pronunciado Puigdemont después del anuncio de su "renuncia provisional" y de proponer Jordi Sànchez como candidato a la investidura, para añadir que la lectura que se ha hecho por parte del Gobierno de este paso está equivocada: "La versión de Moncloa es ridícula", ha afirmado Puigdemont, para añadir que desde el ejecutivo de Mariano Rajoy, "tienen miedo de que no me rinda". 
"La rendición no forma parte de mi diccionario", ha añadido Puigdemont.

"Dicen lo contrario de la realidad"

"En Madrid dicen lo contrario de la realidad", ha continuado Puigdemont, para insistir en que el anuncio del jueves es un "paso al lado provisional", porque tiene la intención de "volver a ser president" pero que la "nula separación de poderes ha hecho impracticable el resultado de las elecciones: que yo sea president".
Por eso, justifica que haya cedido el puesto a Jordi Sànchez una vez el Parlament, en su pleno del jueves, "acreditó que tenía mayoría para tomar una decisión y Madrid no le deja". En cuanto a la propuesta de Jordi Sànchez como candidato a la investidura, Puigdemont ha indicado que el calendario lo tiene que determinar el presidente del Parlament, Roger Torrent, pero que, en todo caso, "no podemos aceptar que no dejen ser president a Sànchez", porque "eso lo tiene que decidir el Parlament y no un juez". 
Con respecto al nuevo Govern ha dicho que todavía no está cerrado al cien por cien porque "antes de decidir las carteras se tiene que decidir el plan de gobierno".

Sànchez "tiene todo el derecho del mundo"

En todo caso, Puigdemont ha reiterado su apoyo a Jordi Sànchez, número dos de la candidatura de Junts per Catalunya, asegurando que "tiene todo el derecho del mundo a ser candidato a la presidencia", para añadir que desde la liquidación del autogobierno con la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española "hay unos señores que tienen un interruptor para decidir quién podemos proponer de president y quién no". ¿"Cómo lo argumentarán para impedirle a Jordi Sànchez ser candidato"?, se ha preguntado Puigdemont, para añadir que "quien ponga trabas a la investidura de Sànchez estará cometiendo un gran error y, seguramente, algún delito".
Además, el president ha advertido que "no dejaremos pasar ningún abuso del Estado; eso ya ha llegado al mundo y algún día el mundo se pronunciará". A continuación ha lanzado el siguiente aviso: "Estado, ve con cuidado con tus abusos".

Sin garantías para convocar elecciones

Asimismo, Puigdemont ha recordado que estuvo a punto de convocar elecciones el día 26 de octubre, pero no lo llegó a hacer por no tener suficientes garantías. Al respecto, Puigdemont ha asegurado que "el Estado español había diseñado un golpe de Estado para liquidar la autonomía", y que el mismo 26 de octubre un empresario le había dicho "que un ministro le había dicho que Rajoy quería hablar conmigo", pero que no llegó a hablar "con nadie del Gobierno".
"Habría convocado elecciones con garantías imprescindibles para celebrar unos comicios con normalidad", ha añadido, para recordar que "si el Estado se hubiera comprometido a levantar el 155 y sacar a los Jordis de la prisión yo habría convocado elecciones en octubre".
En cuanto a la declaración de independencia del 27 de octubre, Puigdemont afirmó que ese mismo día y de forma personal decidió "no bajar la bandera española" del Palau de la Generalitat "porque no quería empezar el país con un gesto de ofensa hacia una parte de ciudadanos ". La decisión de marchar a Bélgica, además, "fue particular de cada uno", para asegurar que llegó a Bruselas "en coche y sin ir en el maletero de nadie".

Funciones de expresident autonómico

De cara a su futuro inmediato, Puigdemont ha señalado que "cuando haya un nuevo president yo adquiriré la posición de expresident autonómico", y en este momento pedirá que "se cumpla la ley" en cuanto a las funciones de los expresidents, entre los que está mantener una oficina con personal, tal y como está fijado.

La República española siempre empieza en Catalunya / Sergi Alcàzar *

El Parlament de Catalunya, la institución que encarna la voluntad política de los catalanes, ha proclamado -por cierto sin la solemnidad propia de un acontecimiento de esta categoría- la legitimidad del president Carles Puigdemont. Eso significa que los catalanes quieren que este hombre sea su president y si no puede ser es porque el sistema democrático no funciona correctamente o ha dejado de ser democrático. 

Después, por la tarde, desde el exilio, el muy honorable afirmaba que "nos toca a nosotros encontrar la manera de seguir defendiendo y promoviendo los valores de la República, de defender nuestros derechos democráticos, de denunciar y perseguir los abusos cometidos por el Estado español, y hacerlo a fin de que llegue a todo el mundo.

Que el mundo conozca mejor los abusos de un régimen que pone a su jefe de Estado al frente de la estrategia de ir a por los catalanes, el inefable e inolvidable "a por ellos" alentado desde una monarquía que ya ha dejado de representar, por decisión propia, a todos los ciudadanos, y que sólo quiere representar a los que piensan de una determinada manera".

Si las protestas del domingo pasado en Barcelona contra Felipe VI marcaron una inflexión en la relación de la monarquía española con los ciudadanos, el discurso de ayer de Puigdemont plantea un conflicto institucional de la Generalitat con la dinastía borbónica que convierte la institución catalana en un foco de disidencia que tan solo empieza y que parece que va para largo. En Girona le hacen el vacío, y Cervera, la ciudad que apoyó a Felipe V, ha decidido retirar todos los retratos de los borbones. A ver quien sigue mañana.

Observando los antecedentes históricos, resulta que son los catalanes los que suelen convencer a los españoles de librarse de la Monarquía y optar por la República. Sucedió con la Gloriosa y la Primera República, cuyos primeros gobiernos fueron presididos por catalanes como Estanislau Figueras y Prancesc, Pi i Margall. Lo mismo se puede decir de la Segunda República, proclamada el 14 de abril de 1931, precisamente en Barcelona por Francesc Macià.

Ya lo dijo Jordi Solé Tura, que no era nada independentista, más bien todo el contrario. Sostenía que el nacionalismo catalán no era más que una versión territorial del regeneracionismo español que surgía como reacción en los momentos de decadencia.

En este sentido, se puede interpretar que Puigdemont, con su actitud de denuncia de la monarquía, interpela no sólo a los catalanes, sino también a los demócratas y republicanos españoles ante la involución democrática del Estado que está propiciando el Gobierno del Partido Popular con la colaboración de los partidos dinásticos, incluido un partido socialista que lleva la República en su ideario fundacional, pero que ejerce con todos sus esfuerzos de quintacolumnista para impedirla.

No es exagerado sostener que el sistema político español se encuentra, desde un punto de vista democrático, en un momento de decadencia, teniendo en cuenta la corrupción generalizada, la pérdida de credibilidad de las instituciones, muy especialmente del poder judicial, la restricción a las libertades, la represión violenta de las protestas -sean abuelos soberanistas o jubilados de Bilbao- y la persecución de los disidentes, sean artistas, comediantes o mecánicos de coche. Y no hay contrapesos que reequilibren: la oposición en el poder legislativo es irrelevante y la libertad de prensa sólo se practica en los sótanos de la red.

Que el autoritarismo se ha convertido en la principal característica de la Marca España lo puso de manifiesto al propio rey Felipe en el discurso que le hicieron pronunciar en el foro económico de Davos. El Monarca tuvo que defender ante 70 jefes de estado y de gobierno que España tiene un régimen democrático. Excusatio non petita, accusatio manifesta. Nadie se imagina a los soberanos homólogos de Inglaterra, Suecia o Noruega hacer nada parecido, probablemente porque no ha lugar.

A raíz del golpe de estado del 23-F, La Trinca cantaba aquella irónica canción que acababa "...Y viva el Rey...ves qué remedio...". Ahora, según Puigdemont, el Rey ha pasado de ser un remedio, a formar parte del problema.



(*) Periodista