martes, 27 de febrero de 2018

La prensa española victimiza a Felipe VI por los lazos amarillos

BARCELONA.- Como si de delincuentes se tratara, la prensa española vuelve a dedicar hoy gran parte de su información política a cargar contra los líderes del procés, mientras se llena —de nuevo— de elogios para el rey Felipe VI por su papel en la cuestión catalana, sobretodo desde su discurso del paro de país del 3 de octubre, que ignoraba por completo a los heridos por la policía española durante la jornada del referéndum del 1-O, como ha hecho desde entonces con todo lo relacionado con los ataques a la democracia sufridos por la política catalana, así como por la ciudadanía de Catalunya, según un análisis de www.elnacional.cat

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, vuelve a ser el centro de las miradas de los diarios de Madrid, que la critican con fuerza por, a su juicio, ponerse al lado del soberanismo y "actuar en contra de los intereses de los ciudadanos". También aparece la posibilidad de que Jordi Sànchez sea el candidato de JxCat para presidir la Generalitat, cosa que acabará guiando a Catalunya "por los cauces de la autodestrucción", al mismo tiempo que vuelve a salir la figura del Monarca por haber sido recibido con lazos amarillos por parte de algunas personalidades catalanas en el pabellón del Mobile World Congress (MWC) de Catalunya.

Fijándose, como ya viene siendo habitual, solamente en los beneficios que el Estado español puede sacar del MWC, vuelven a lanzar la advertencia de que la situación política que vive Catalunya puede desplazarlo a otro país del mundo. Y lo hacen sin tener en cuenta que, por ejemplo, Telefónica defendió ayer Barcelona como "el mejor lugar del mundo" para el Mobile, que el director de Fira de Barcelona dejó claro que no ve peligro en el futuro del Mobile o que el propio director del Mobile Barcelona Capital ya aseguró el domingo que "el plantón al Rey no nos afecta".

Sectarismo y populismo

"El separatismo pacta hacer presidente al preso Sànchez". Este es el título con el que El País abre su portada de la edición en papel, que va aún más allá en su editorial bautizado como "Sectarismo intolerable", donde emplazan a las instituciones catalanas a "hacer su trabajo y no populismo", mientras les atribuyen la capacidad de ser los únicos que pueden "cerrar las heridas", así como de "recuperar la normalidad democrática" y la "convivencia armónica y civilizada que cimente el bienestar de los ciudadanos".

Convencidos de que España "vive en un estado de derecho desde la Transición", el diario citado vuelve a llenarse de elogios hacia el rey Felipe VI por "no solo haber sabido cumplir con su cometido, sino además explicárselo didácticamente a quien ignora el suyo". Pero eso no es todo. Tienen claro que si aún no hay Govern formado no es por culpa de la aplicación del artículo 155 de la Constitución española, sino por "las divisiones entre las formaciones independentistas que suman mayoría en el Parlament", pero también por "la obstinación de Puigdemont en su empeño de ser investido president a pesar de haber huido de la justicia".

Por todo ello consideran que tanto el presidente del Parlament, Roger Torrent, como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se han "equivocado de ventanilla" porque "en lugar de reclamar en donde corresponde, han elegido al Rey como blanco de sus reproches, en una actitud cargada de sectarismo, populismo, pésima educación y, sobre todo, incapacidad para distinguir sus ideas particulares del cargo institucional que ambos ocupan". Justamente en este punto, vuelven a insistir, como ya hacían ayer, que Colau "actúa en contra de los propios intereses de los ciudadanos a los que debe representar" poniendo en riesgo, por ejemplo, la continuidad del Mobile World Congress.

A su juicio, tanto Torrent como la alcaldesa de la capital catalana están "liderados" por Puigdemont "en sintonía con las escaramuzas en las calles y el bloqueo político" y cargan contra ellos por no tener la fuerza política suficiente como para "generar un nuevo conflicto que ni Catalunya ni Barcelona merecen". Y es en ese momento que vuelven a felicitar a Felipe VI por su discurso del 3 de octubre cuando, siempre según su punto de vista, "tuvo que trasladar un mensaje de firmeza y confianza a todos los españoles para atajar cualquier tentación de imponer la independencia".

La tribu de la autodestrucción

Destacando que "La Generalitat se burla del 155 y recibe al Rey con lazos amarillos", El Mundo critica a la edil de la Ciudad Condal en su editorial titulado "Colau o el regreso de la tribu", donde ponen de relieve que "la responsabilidad a veces consiste en ignorar las provocaciones, pero en la mayoría de los casos exige tomarlas en serio y darles respuesta firme".

Como el diario anterior, este también se llena de alabanzas a Felipe VI por, "en aras del interés general de Catalunya y de toda España", haber "defendido su permanencia en Barcelona al precio de recibimientos hostiles y desplantes bochornosos del nacionalpopulismo, actitud que retrata a la vez la mediocridad de sus correligionarios y la dignidad del jefe del Estado".

Con estos argumentos bajo el brazo, aseguran que "el soberanismo discurre por los cauces de la autodestrucción, lo que obliga al constitucionalismo a proteger Catalunya primeramente de aquellos que más dicen amarla" y aprovechan la ocasión para cargar contra el Gobierno de Mariano Rajoy por no haber aplicado con suficiente fuerza la norma suprema y no haber destituido al secretario catalán de Telecomunicaciones, Jordi Puigneró, "cuando anunció su desafiante plantón al Rey".

Pero esta vez, y según su visión de las cosas, Colau "merece un capítulo a parte". Y lo merece por "sus desaires al Estado con demagógica cuquería, entre el electoralismo ostentoso y la docilidad privada", pero también porque "su sentido institucional, si alguna vez lo tuvo, fue ahogado por el sectarismo". Un "sectarismo" que, aseguran, demuestra cómo "ha renunciado a la representación de todos los barceloneses en beneficio de la minoría que aplaude su repertorio gamberro". ¿Su conclusión? La tienen clara: "El comercio y las instituciones se inventaron para superar a la tribu. Pero hay quien añora el primitivismo".

Pulso al Estado

La Razón, de su lado, que publica hoy que el Supremo prohibirá a Jordi Sànchez salir de la prisión para su investidura, reclama "un presidente serio" para Catalunya. En su editorial, se lamentan de que "el único avance producido es que alguien que está encausado por sedición y rebelión se ponga al frente de la Generalitat" y, precisamente por eso, cargan contra Sànchez porque, a su parecer, "todo indica que persisten en mantener el pulso al Estado, seguir con el plan de ruptura y situar a las instituciones de autogobierno en la inestabilidad permanente".

En este sentido, instan a Sànchez a "no seguir comparándose con un miembro de ETA que tuvo el permiso del TSJ de Navarra para salir de la cárcel, en 1987, para pronunciar su discurso de investidura como candidato a lehendakari", en referencia a Juan Carlos Yoldi, que fue candidato de Herri Batasuna mientras estaba en prisión preventiva.

Por todo ello aconsejan que "si lo que se busca es apaciguar un enfrentamiento que se extiende demasiado en el tiempo", no sigan por este camino porque, subrayan, "desde el punto de vista legal no hay salida". Así pues, advierten, la posible candidatura de Sànchez "sobre el que recaen graves acusaciones, supondría apostar por la inestabilidad".

Si la opción para la presidencia de la Generalitat es hacer a Sànchez president efectivo y a Puigdemont president simbólico, los de Francisco Marhuenda tienen claro que "está claro que Catalunya seguirá en una situación de bloqueo, sin un gobierno que se ocupe de los problemas de los ciudadanos".

¿Qué piensan los catalanes de la monarquía? / Sergi Alcàzar *

La cacerolada y el plantón institucional al Rey en la cena de inauguración del Mobile World Congress evidenció el rechazo que genera el Monarca en la sociedad catalana. El clima de enorme tensión por la llegada del Monarca a Barcelona no resulta extraño si se observa la baja popularidad de la Corona, que recibe un suspenso mayoritario por parte de los catalanes.

El último barómetro de opinión pública del Centre de Estudis d'Opinió (CEO), que recogía el clima político posterior al 1-O, evidenciaba el malestar de la sociedad catalana con el monarca español, que en su discurso posterior al referéndum no hizo ninguna mención —ni condena— respecto de la violencia policial en la jornada del referéndum, que dejó un balance de más de 900 heridos.

Una amplia mayoría, seis de cada diez catalanes (60,3%), no tiene ningún tipo de confianza con la Monarquía y le da a un 0 sobre 10, lo que confirma la tesis del rechazo masivo a la Corona. Pero es más: prácticamente cuatro de cada cinco (77,9%) la suspenden, es decir, le dan una puntuación de cuatro o inferior. De hecho, en cómputo global, los catalanes otorgan a la institución un paupérrimo 1,82, medio punto menos que en el barómetro anterior (2,36).

Comparar estas cifras con la popularidad en el conjunto de España es hoy por hoy muy complicado. Y es que el CIS —el equivalente del CEO para el conjunto del Estado— no pregunta sobre la Monarquía desde hace prácticamente dos años [en abril del 2015], diez meses después del nombramiento del rey Felipe. Quizás tiene que ver con que la última vez en que se va pregunta la Corona, el indicador 'ninguna confianza' (0) llega al 21,7% de los españoles. Un rechazo histórico a España.

Sin apoyos 

El Rey y su familia ni siquiera aprueban entre los catalanes a más veteranos, que son más conservadores. De hecho, un 58,6% de los ciudadanos mayores de 65 años lo suspenden (un 45,9% le otorgan un 0). La puntuación de confianza en esta franja de edad ni siquiera llega a un 3: se queda en un 2,82 de media. Por el contrario, la franja de 25 a 34 años es la más beligerante con el Monarca.

La monarquía es, gracias a este bajo apoyo, la institución menos valorada a Catalunya. Y después de la intervención policial y la represión de las instituciones, la Corona no consigue superar otras instituciones rechazadas por el sector soberanista como el gobierno español (2,03), el Tribunal Constitucional (2,76) o la Policía Nacional y la Guardia Civil (3,40).


(*) Periodista



Garzón incendia Twitter con su 'hachazo' al "ciudadano Felipe de Borbón"

MADRID.- "El ciudadano Felipe de Borbón dice que está para defender la Constitución. Y casi toda la prensa se hace eco sin crítica alguna y sin preguntarse: ¿cuándo ha defendido un Borbón los derechos sociales y civiles que aparecen recogidos en la Constitución? Es claro: NUNCA", según recoge http://www.huffingtonpost.es.

"¿Cuándo ha defendido un Borbón los derechos sociales y civiles que aparecen recogidos en la Constitución?". El coordinador de IU, Alberto Garzón, ha incendiado Twitter al plantearse esta cuestión, después de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hiciese pública este lunes la charla que mantuvo con el rey Felipe VI antes de la cena de inauguración del Mobile World Congress.
Durante esa conversación, el monarca le dijo a Colau que su obligación era "la defensa de la Constitución", después de que la primera edil de Barcelona le echase en cara la "falta de empatía bestial" de su discurso del pasado 3 de octubre, dos días después de la consulta ilegal del 1-O.
Tras plantearse esta pregunta, Garzón se responde a sí mismo con letras mayúsculas: "Es claro: NUNCA".
La palabras del líder de IU, que en pocas horas tienen más de 3.200 retuits y 5.600 'me gusta', han abierto un intenso debate en la red social.

El Rey está asustado, y con razón

BARCELONA.- Juan Carlos I no tuvo nunca una protesta como la del domingo en Barcelona contra Felipe VI. Al final de su mandato surgieron comentarios más burlescos que críticos sobre sus amantes, sobre la afición a cazar elefantes, y sobre su espíritu comisionista de vender grandes infraestructuras a sus homólogos árabes, pero protestas en la calle proclamando el rechazo al monarca español y un desplante de los representantes democráticos no es un hecho anecdótico, sino que marca una inflexión histórica, a juicio de El Nacional.

A diferencia de los presidentes de república, los monarcas necesitan erigirse en una figura de consenso. Cuando dejan de serlo, tienen los días contados. O los años. Da igual, porque, a partir de aquel momento, la cuenta atrás se vuelve omnipresente y se les pone cara de dolor de estómago como lo delatan las fotografías.
No es nuevo que los Borbones busquen amparo en los sectores más reaccionarios del país y acaben huyendo. El 23-F fue una excepción. Juan Carlos I tuvo unas horas de duda, según nos explicó después Adolfo Suárez a un grupo de periodistas catalanes y explica bien Pilar Urbano, pero tuvo buenos consejos y bastante olfato como para adivinar cuál era en aquel momento la apuesta ganadora. Por eso duró más que sus antepasados. De todos modos, después del golpe de estado, reunió a los partidos digamos dinásticos, les leyó la cartilla y a continuación vino la LOAPA y "lo siguiente".
Así pues, lo que pasó el domingo es un hecho insólito que pone de manifiesto la crisis de régimen que afecta a España. No sólo por las protestas contra el jefe del estado. También por la airada reacción del establishment en defensa de Su Majestad que evidencia temores inusitados, como cuando una bestia mal herida que teme su muerte lucha por la supervivencia con más ferocidad que nunca.
Los episodios de estos días de reverencia al poder y los actos de vasallaje no son propios de una situación política democráticamente normalizada. Comprobémoslo aprovechando los hechos del fin de semana. El Gobierno español, en un comunicado afirma: “Los desplantes anunciados por ciertos representantes institucionales, además de injustos y mezquinos, ponen en riesgo que Barcelona pueda seguir albergando en el futuro un evento global de tanta importancia”. 
Es obvio que se trata de una amenaza, porque el Gobierno español no es el organizador del acontecimiento, pero todo el mundo entiende que tiene suficiente poder como para sabotear esta iniciativa privada. 
Antes los diarios El País y El Mundo representaban más o menos aquellas "dos Españas" que decía Machado y antes ninguno de los dos diarios se habría tragado la consigna gubernamental de manera tan acrítica, pero los tiempos están cambiando, y no precisamente a mejor. 
El lunes han titulado así “El boicot al Rey amenaza el futuro del Mobile en Barcelona” y “El desplante secesionista al Rey amenaza el Mobile en Barcelona”. No hay diferencia y, de hecho, todos los diarios que se distribuyen por toda España enfatizaron la misma idea dictada por la Moncloa.
Ahora en España hay un Rey cuestionado; un gobierno carcomido por la corrupción y una oposición claudicante. Los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Y los medios principales compiten por ver quién es más lagotero. No hay, pues, los contrapoderes propios de cualquier democracia. 
Y por eso también hay presos políticos y políticos exiliados, periodistas críticos perseguidos, artistas y comediantes represaliados, pinturas censuradas y jubilados en la calle enfrentándose a la policía. Todo eso inexorablemente acabará explotando, por eso el Rey, con razón, está tan asustado.