viernes, 11 de marzo de 2016

Doña Sofía y el Cristo de Medinaceli / Jaime Peñafiel *

La infanta Cristina, sentada en el banquillo, descompuesta físicamente y al borde del llanto, y la Reina, su madre, orando ante el Cristo de Medinaceli, después de haberle besado los pies, son dos imágenes a cual más dramática. Lo curioso del caso es que se complementan y una puede ser consecuencia de la otra.

La Reina ha vuelto, después de una muy larga e inexplicable ausencia de la vida pública. Aunque solo por 48 horas para volverse a marchar, en esta ocasión a Grecia, para recordar con su familia el aniversario de la muerte de su padre, el rey Pablo. De todas formas, se encuentra mucho más a gusto y acompañada allí que en la soledad familiar en Madrid. Su reaparición ha coincidido, de forma tangencial (la palabreja es muy utilizada por los políticos de hoy) con el juicio del caso Nóos y las declaraciones de su hija ante el tribunal que la juzga por presunta delincuente junto a su marido entre otros muchos delincuentes, presuntos también.

Doña Sofía no se limitó a besarle los pies al milagroso Cristo sino que se apartó para rezarle con mucho recogimiento. Dicen que el Cristo suele conceder una de las tres gracias que se le pide. Sin duda alguna, no es difícil de imaginar la que la Reina pudo suplicarle.

Por tratarse del primer viernes de Marzo, fecha que coincide con la del rescate de la imagen a los musulmanes, la afluencia de fieles era tan grande que muchas personas habían permanecido toda la noche y las colas se extendían por las calles adyacentes.

Por ello, la llegada de la Reina y conocidas sus dramáticas circunstancias familiares, despertó toda la curiosidad y el afecto que el momento se merecía, acogiendo su presencia con aplausos.

Verla allí, arrodillada, con el rostro entre las manos, era como para llorar aunque ella, educada desde niña a no exteriorizar sus sentimientos, debió tragarse las lágrimas si es que ya le queda alguna.

Su vida no puede ser más desgraciada. Como esposa y como madre. Se salva como Reina y a veces. Como esposa, ha sido agraviada tan públicamente que ya no hay reparación pública posible. Salvo un divorcio.

Lo peor del tema es que sufridora esposa ha sido siempre. Desde el primer día de su matrimonio.

Como madre, no ha sabido educar a sus hijos. Cada uno se casó con quien quiso aunque no con quien debiera. Lo grave es que ella amparó todos estos matrimonios contra la voluntad de su esposo, el Rey.

¿Consecuencias?: el de Elena acabó en divorcio; el de Cristina en el banquillo; y el de Felipe sabe dios cómo. Con respecto a Letizia intentó ayudarla en los primeros años de su matrimonio, hasta que supo lo de los abortos. Ella, tan defensora de la vida.

Pienso que como Reina actuó en todo momento como la perfecta consorte. “Yo no tengo un estatus propio como Reina. El Rey es él (o era). Mi estatus es, digamos, paralelo y ligado a él. Tengo mi estatus como consorte del Rey. Consorte, ese es mi estatus personal”. De ella debía aprender Letizia que, a veces, actúa como titular.

“Ah, y todos los que componemos la Familia Real (cuando existía como tal familia) sabemos que somos personas públicas a quienes se mira con lupa y, por el bien del Estado, tenemos que dar buen ejemplo, ser ejemplares”. Esto lo decía en el año 1996.

Con respecto al juicio del caso Nóos, lo peor está por venir con el desfile de testigos. Como es sabido, éstos, a diferencia de los imputados, tienen la obligación de decir la verdad, toda la verdad y únicamente la verdad.

Aunque La Zarzuela mantiene, con máxima firmeza, el “cordón sanitario” en torno a la hermana del rey, Felipe VI se equivocó, una vez más, despidiendo, de malas formas, a Carlos García Revenga, secretario de las Infantas y que, en sus declaraciones, seguro estoy pondrá en dificultades a la Corona. Tanto Iñaki como Cristina le han colocado en el eje principal de sus actividades, algo así como el enlace de ella con el Rey. Otro tanto, el conde Fontao y Federico Rubio.

Mi compañera Carmen Remírez de Ganuza escribía que a los tres se les supone lealtad a don Juan Carlos. Otro caso es Felipe. Tiempo al tiempo.


(*) Periodista


El primer patinazo de los nuevos Reyes / Melchor Miralles *

Los mensajes cordiales y de arropamiento de los Reyes de España a su amigo Javier López Madrid, yerno del empresario Juan Miguel Villar-Mir, poco después de estallar el escándalo de las ‘tarjetas black’, de las que fue beneficiario, suponen el primer patinazo serio de los Reyes desde la abdicación de Juan Carlos I, y se produce en un momento de grave crisis política e institucional en España, por lo que las consecuencias pueden ser enormemente negativas.

El periódico digital eldiario.es, con la firma de Pedro Águeda, desveló ayer que los Reyes mantuvieron un intercambio de mensajes por iMessage enormemente imprudentes con López Madrid, especialmente los de la Reina, muy poco después de conocerse que el amigo de Sus Majestades fue uno de los beneficiarios de las tarjetas del escándalo, y solo cuatro meses después de la coronación de Felipe VI. López Madrid es protagonista de varios asuntos judiciales. En febrero de 2015 fue imputado por un presunto acoso a la doctora Pinto, con la que mantenía una relación apasionada. La Fiscalía ha solicitado el archivo y la mujer ha denunciado un montaje policial del empresario. La UCO ha puesto de manifiesto las estrechas relaciones que mantiene con un grupo de destacados comisarios de Policía. Recientemente ha sido interrogado por el juez Velasco en el sumario de la Operación Púnica por haber financiado presuntamente con dinero negro al PP.

Primero fue la Reina quien, cinco días después de saberse que López Madrid había gastado 34.807 euros con Bankia, rescatada con dinero público, le dijo al empresario amigo: “Te escribí cuando salió el artículo de los de las tarjetas en la mierda de LOC (el suplemento de El Mundo La otra crónica), y ya sabes lo que pienso, Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Los demás, muerde. Un beso compi yogui (Miss You!!!)”.

López Madrid responde con la siguiente afirmación: “Os lo agradezco mucho. En el futuro extremaré el cuidado, vivimos en un país muy difícil y seré aún más consciente de mi conducta”. Y es en ese momento cuando interviene el Rey Felipe VI en respuesta al comentario de que vivimos en un país muy difícil: “¡Y tanto! Me uno al chat, pero prefiero tener un rato para charlar sin intermediación electrónica ni telefónica. Comemos mañana? Abrazo”.

López Madrid contesta dos minutos después: “No puedo señor estoy en San Francisco. Vuelvo el domingo, pero si es necesario regreso antes”, a lo que Felipe VI contesta: “Ahí va! Pues claro que no, hombre. Era por charlar con tranquilidad. Ya cuando vuelvas hablamos. Un abrazo y disfruta algo lejos de este barullo”.

En la Casa del Rey me garantizaban ayer que Felipe VI rompió la relación con López Madrid nada más conocerse su implicación en el caso de las tarjetas ‘black’, “y en los mensajes se ve que quiere ser prudente, que se da cuenta de que no es adecuado comunicarse de ese modo y no quiere hablar por teléfono o a través de mensajes, y en cuanto regresó López Madrid de su viaje almorzaron, una semana después, y ahí acabó la relación por iniciativa del Rey”.

Esta es la versión oficial, que algunos, no yo, ponen en duda. En la Casa del Rey hay una honda preocupación por las consecuencias de la filtración de estos mensajes, que se producen además en un momento en el que las relaciones de Su Majestad con Presidencia del Gobierno son manifiestamente mejorables. Con ocasión de la renuncia de Rajoy a tratar de buscar la investidura hubo alguna conversación tensa entre el rey y Rajoy y entre el secretario general de la Casa, Jaime Alfonsín y una persona del entorno más cercano a Rajoy, con intercambio de reproches y menciones duras a gestiones reservadas. La misma fuente de la Casa Real me garantizaba ayer que “hubo alguna tensión lógica de la gravedad del momento, pero todo quedó resuelto”, no sabemos cómo.

Es evidente que la Reina Letizia jamás pudo imaginar que estos mensajes iban a hacerse públicos porque no podía sospechar que iban a terminar en una investigación policial e incorporados a un sumario. Pero también es claro que evidencia una impericia y una torpeza mayúscula, por el contenido de las misivas, por el apoyo a una persona sabiendo que su comportamiento era al menos escasamente ejemplar y porque es impropio de una mujer que es periodista de profesión hablar en esos términos de un medio que se limitó a informar de unos hechos ciertos y relevantes, cual era que López Madrid había sido beneficiario de unas tarjetas de Bankia opacas al fisco.

Ahora la preocupación en la Casa Real es enorme. Mi interlocutor me explicaba ayer que “si hay más mensajes incorporados a esa causa que no tienen nada que ver con la misma sería un comportamiento inaceptable por parte de la Policía”, evidenciando el formidable cabreo con el Ministerio de Interior y con el Juzgado, los dos lugares en que ha podido producirse la filtración y en los que pueden producirse más fugas de documentos comprometedores.

Pero el comportamiento de la Reina inevitablemente dispara las posibilidades de que muchos piensen que Sus Majestades rompen aparentemente la relación con López Madrid de cara a la galería, empleando un discurso ejemplarizante hacia fuera, mientras en privado actúan de otro modo, anteponiendo la amistad a la gravedad del comportamiento del amigo íntimo del rey desde la adolescencia.

Y todo ello agravado por el hecho de que se percibe una diferencia notable de trato en el suministrado a López Madrid y el que dieron a Rafael Spottorno, al que se invitó a que renunciara a su puesto de Jefe de la Casa Real por el mismo caso de las tarjetas ‘black’. ¿Qué diferencia hay entre el comportamiento de uno y otro?

Mi interlocutor de la Casa me garantizaba ayer que “la ruptura con López Madrid es real, sincera e irreversible”, y añadía que le parecía intolerable que “algunos comparen este episodio con el del SMS enviado por Rajoy a Luis Bárcenas, pues el mensaje de la Reina, afortunado o no, es un mensaje a un amigo pero sin que tenga nada que ver con sus problemas penales, mientras que Rajoy envió el SMS a un compañero de partido implicado en sumarios que afectan al partido”.

Ayer se produjo un hecho notable en la reacción de los medios de comunicación que nos recordó viejos tiempos, que creíamos superados, de Juan Carlos I y sus amistades peligrosas: el silencio casi absoluto de los medios de comunicación tradicionales y buena parte de los digitales, que optaron por ocultar a los ciudadanos un hecho relevante. Incluso El Mundo, cuyo suplemente calificó de “mierda” la Reina Letizia, no se hizo eco de lo sucedido hasta las 21 horas, en que publicó una carta abierta a la Reina de Iñaki Gil, responsable de LOC.

El episodio es grave y compromete a la Casa Real ante la opinión pública. El Rey parece que trató de ser prudente, con escasa fortuna, pero leer que la Reina le dice a un beneficiario de las tarjetas’“black’ que el Rey y ella saben quien es, quienes son ellos, y sabiéndolo, se respetan, y lo demás es una mierda de un medio de comunicación resulta espantoso, insólito, impropio de quien ostenta una corona real sobre la testa, impropio de una periodista, impropio de quien ocupa un lugar como el que ella ocupa como consorte del Jefe del Estado, lo cual le confiere una responsabilidad institucional incuestionable. Están tardando los Reyes, en especial la Reina, en pedir disculpas. Mucho.


(*) Periodista

Amistades peligrosas de Felipe VI

MADRID.- La primera crisis del reinado de Felipe VI estalló con la publicación de unos mensajes de apoyo que dieron el monarca y la reina Letizia a un imputado en un escándalo que indignó a la sociedad española.

    Los reyes mantuvieron una conversación por chat, revelada por eldiario.es, en octubre de 2014 con el empresario Javier López Madrid, amigo del rey del colegio, cuando éste acababa de ser imputado por el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid.
    La totalidad de los consejeros de Caja Madrid, entre ellos López Madrid, fueron imputados por realizar gastos personales durante años con las tarjetas de crédito otorgadas por la entidad. López Madrid gastó 34.800 euros y poco después de conocerse sus gastos la reina Letizia le arropó diciéndole: "Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde".
    En ese mismo mensaje Letizia, quien antes de reina fue periodista, escribió: "Te escribí cuando salió el artículo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier".
    Tres días antes LOC (La otra crónica, suplemento del diario El Mundo) había publicado un reportaje titulado: "Javier López Madrid: el íntimo del rey Felipe con tarjeta "black".
    La reina se despide de su amigo y compañero de clases de yoga con "un beso compi yogui" (miss you!!).
    López Madrid responde: "Os lo agradezco mucho. En el futuro extremaré el cuidado, vivimos en un país muy difícil y seré aún más consciente de mi conducta".
    El monarca, que había accedido al trono seis meses antes, en junio de 2014, entonces interviene y escribe: "Y tanto! Me uno al chat pero prefiero tener un rato para charlar sin intermediación electrónica ni telefónica. Comemos mañana? Abrazos".
    Cuando el empresario le dice que en ese momento se encuentra en San Francisco, el monarca contesta: "Cuando vuelvas hablamos. Un abrazo y disfruta algo lejos de este barullo".
    La comida se celebró una semana después, como demuestran otros mensajes revelados por eldiario.es.
    Los reyes enviaron los mensajes de apoyo a López Madrid el 15 de octubre de 2014, cinco días después de que trascendiera el detalle de los gastos realizados por cada uno de los consejeros de Caja Madrid y Bankia, entidad bancaria que acabó siendo rescatada con 23.000 millones de euros de dinero público.
    López Madrid está imputado en este caso, pendiente de juicio, y el año pasado fue imputado en otro por acoso sexual a una doctora, cuya jueza accedió a los mensajes, ahora filtrados a la prensa, de su celular y que el empresario intentó borrar.
    El empresario también ha sido acusado de financiar con 1,8 millones de euros de dinero opaco al fisco al Partido Popular (PP) en el marco del caso de corrupción Púnica.
    Desde La Zarzuela se dijo tras la difusión de los mensajes que los reyes ya no tienen amistad con López Madrid. Por su parte, el jefe de LOC, Iñaki Gil, escribió una carta a la reina titulada "Soy el jefe de "la mierda de LOC" y espero, Majestad, que siga leyéndonos".
    En la carta Gil le pide "una aclaración" y considera que "una reina no puede dejar de comportarse como tal ni un segundo. Ni permitirse confidencias que puedan perjudicar la reputación de discreción de la institución. Ni escribir de forma despreciativa de una publicación".
    Gil concluye que no espera las disculpas de la reina sino que "nos basta con que nos permita seguir haciendo libremente nuestro trabajo, que fue el suyo, y con que nos siga leyendo".
    El ministro de justicia, Rafael Catalá, dijo que la justicia determinará si existe un delito de revelación de secretos en la filtración de los mensajes. El director de eldiario.es, Ignacio Escolar, reveló que tienen en su posesión otros mensajes entre los reyes y el empresario pero que al no tener relevancia informativa como el difundido, no los publicará.