jueves, 25 de diciembre de 2014

'Podemos' cree que el Rey se equivoca en las soluciones, que no están en los responsables de la crisis

MADRID.- 'Podemos' ha considerado que el Rey Felipe VI hizo en su mensaje navideño "un buen diagnóstico" de los problemas del país, aunque ha subrayado que el monarca se equivoca al señalar que la solución está en manos de "los responsables de la crisis".

El líder de la formación, Pablo Iglesias, comparte así "aspectos del diagnóstico del Jefe del Estado", aunque considera que "se equivoca si piensa que los responsables de la crisis nos sacarán de ella", señala en su cuenta Twitter.
La formación cree que en el mensaje navideño el Rey "reconoce que el cambio es ineludible", aunque "no menciona a las mayorías maltratadas" y "pretende que lo capitanéen las élites", añade el secretario de Política de 'Podemos', Íñigo Errejón, en la red social.
Asimismo, Juan Carlos Monedero, otro de los líderes de la formación, asegura que en su discurso "Felipe VI se enamora de 'Podemos' pero se casa con sus antiguos novios". 
"Buen diagnóstico. Falta el coraje para señalar a los culpables", afirma en su cuenta de Twitter. 

Según el PSOE, 'el rey fue tajante y determinante'

MADRID.- El PSOE ha destacado hoy que el rey Felipe VI fue "tajante y determinante" con su mensaje contra la corrupción y con la "importancia" que manifestó en garantizar el estado de bienestar como elemento de cohesión social.

En rueda de prensa, el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Antonio Hernando, ha valorado "la correcta descripción que hizo el rey de los problemas que afectan a España que son, ha citado, la político-institucional, la económico-social y la territorial.
Los socialistas consideran "especialmente significativo" que Don Felipe resaltara la corrupción como el principal problema de España.
"Fue muy tajante y determinante", ha dicho Hernando, que ha evitado referirse a la infanta Cristina al explicar que el rey utilizó frases contra la corrupción "especialmente aceradas".
Ha resaltado también la defensa que hizo el rey del mantenimiento y garantía del estado de bienestar "en tiempos de recortes".
 "Es importante que el rey manifieste esa garantía", ha precisado.
Para el PSOE, el discurso del rey "refleja el estado de animo" de muchos ciudadanos al hablar de "inquietud e indignación" y sobre todo de "ese tiempo nuevo" que deben protagonizar los españoles de hoy.
Frente a los que aseguran que la crisis es una cuestión del pasado, ha dicho Hernando, "el rey ha destacado lo mal que lo están pasando muchos ciudadanos, con cifras de desempleo inaceptables, parados de larga duración y frustración entre los jóvenes".
"Sabe que mucha gente lo sigue pasando muy mal", ha agregado.

El mensaje del Rey y la corrupcion / Ramón Cotarelo *

El Rey inicio su mensaje de Nochebuena hablando de la corrupción. Hizo bien porque es el segundo problema de España en la percepción de los ciudadanos, solo por detrás del paro. Fue tajante en la condena (¿podía ser de otra forma?) y afirmó que hay que acabar con ella "sin contemplaciones". 

Loable intención, pero que tropieza con una realidad tan profundamente degradada precisamente por esa lacra que, si no se tiene clara conciencia de sus dimensiones, se corre el peligro de defraudar también las muy escasas esperanzas que probablemente haya despertado ese propósito real en una ciudadanía harta de palabras rimbombantes y sedienta de hechos ejemplares. Por ello y con la mejor voluntad de contribuir a a esa necesaria regeneración institucional, Palinuro ofrece algunas reflexiones a vuela pluma:

Esa aguda conciencia de corrupción proviene en gran medida del comportamiento del gobierno, carente de autoridad moral y de legitimidad a la hora de imponer sacrificios económicos a la población, muchas veces por sectarismo ideológico y de los que sus componentes y compañeros de partido se libran. Esta oligarquía autoritaria, nacionalcatólica y ahora conversa neoliberal, no cree que el Estado y su gobierno deban ser ejemplos de atención al bien común, sino solamente a los intereses de su propia reproducción y el mantenimiento de sus privilegios. Y no da un ardite por las formas democráticas y/o propias del Estado de derecho, que exigen ejemplaridad en los gobernantes. Todo lo que necesita es el BOE, una policía eficaz y, llegado el caso, un ejército que sepa defender la Patria. Es decir, el predio.

Hay una notable coincidencia de intereses entre los políticos cum imperio, esto es, con cargos públicos y los sine imperio, es decir, en la oposición, pero que aspiran a ocupar cargos a su vez. 
 El generoso régimen retributivo de los representantes que fijan ellos a su libre y dispendioso albedrío, escandalosamente por encima de los salarios medios del país y la multiplicidad de privilegios, suplementos, complementos, subvenciones, gastos de representación de que disfrutan, convierte a esta clase política en un grupo profesionalizado y cerrado en sí mismo, a gran distancia de la gente a la que dice representar, a la que sin embargo ignora, pero de cuyos impuestos vive. 
En el fondo, esos índices de preocupación con la corrupción en España debieran ser mucho más altos y, si no lo son, probablemente se deberá al fatalismo tradicional de los españoles, acostumbrados a ser gobernados por personajes incompetentes, caciques y corruptos que nunca creen que deban dar explicaciones de sus actos ni aceptar sus responsabilidades.

Siempre que se trata la cuestión de la corrupción y se mencionan los casos concretos es seguro que alguien sacará a relucir el chocolate del loro y señalará la necesidad de no perderse en minucias que sirven para el populismo y la demagogia y no para aportar soluciones reales. Suelen proponer grandes planes de regeneración, ambiciosos proyectos legislativos, códigos de buenas prácticas, pactos y compromisos de Estado para acabar de una vez por todas con esta lacra. 
El gobierno conservador puede haber anunciado media docena de estos grandiosos programas de regeneración democrática y transparencia sin miedo alguno a que la opinión pública los tome a chirigota viendo cómo son los mismos amparadores y beneficiarios de la corrupción quienes proponen medidas de purificación. Y no les da miedo porque dan por descontado que esa misma opinión se tomará a beneficio de inventario estos propósitos. 
Cualquiera puede ver que, si se quiere acabar con la corrupción de verdad, no es necesario acumular leyes, sino que basta con rendir cuentas minuciosas de los propios actos y aceptar la responsabilidad por los comportamientos ilegales o inmorales de los gobernantes. Bastaría con que el padre del Rey aclarara qué hay de verdad en el informe del New York Times acerca de su supuesto fortuna en el extranjero. 
Y, del Rey abajo, todos los demás:debería seguir el presidente del gobierno dimitiendo por haber cobrado al parecer sobresueldos injustificables. Y luego todos los demás cargos públicos electos o no electos que hayan incurrido en actos corruptos directa o indirectamente. Mientras estas cosas no sucedan las leyes de transparencia seguirán sin servir para nada. 
Hubiera sido mejor que pusieran el vídeo pregrabado que el pequeño Nikolaus pasó a Palinuro hace un par de días con el verdadero mensaje del Rey, menos lamentable, menos patético, menos estúpido, falso y vacío.

Este joven promesa minimalista ha recitado obedientemente las falsedades y embustes que el presidente del gobierno se obstina en colocar al respetable desde hace tres años contra toda evidencia. El texto recitado respondía a los sórdidos intereses de ese individuo que dice gobernar el país que está destruyendo desde un cargo del que debiera haber dimitido hace años.

Cinco puntos tuvo el penoso alegato del Borbón y un estrambote.


1.- La corrupción. Propósito firmísimo de acabar con ella con la ayuda un gobierno presidido por su principal responsable político en el gobierno y el partido, a su vez señalado por el juez como partícipe a título lucrativo en la comisión de un delito. Si alguien  imagina un guión más absurdo, que lo presente al concurso de Ubú Rey.

2.- Crisis económica. ¿Qué crisis? Hombre, por Dios, ya es historia. Todas las magnitudes son positivas y, si bien quedan algunos rezagados, ahora de lo que se trata es de no emborracharnos con la prosperidad que el partido y gobierno más corruptos y ladrones de la historia de la democracia han traído a España.

3.- Cataluña. La unidad nacional es intangible. Formamos un piña bajo la sombra de la Constitución. Aquí las habituales mentiras y bobadas de Rajoy son palo que pinta en el juego en el que por supuesto, si el gobierno está tratando de encarcelar a Mas es solo para protegerlo de sí mismo.

4.- El Rey padre, gran servidor de España. Un ejemplo para todos, fuente nutricia del amor que este buen hombre dice haber leído en los ojos de los españoles y que le permite sobrellevar el amargo peso de una hermana presunta choriza.
5.- La democracia consolidada y resto de las patrañas de Rajoy. La consolidación democrática se nota en la nueva Ley Mordaza, erróneamente orientada a acallar las protestas de la ciudadanía, cuando debía dirigirse contra las memeces propagandísticas de la pandilla de inútiles que detentan los poderes del Estado. 
El Estado del bienestar que el gobierno del partido de los sobresueldos ha desmantelado, preservado con el mismo éxito con que flota el plomo. Y ya no hablemos del gran peso en Europa de España, gobernada por un menda al que los demás consideran el líder más incompetente de la Unión.
Estrambote:  vamos a regenerar la vida política, aunque nadie sabe por dónde empezar cuenta habida de que todo va de cine y, por supuesto, no se olvide, vamos a preservar nuestra unidad dentro de la pluralidad. Por si acaso.
Llegados a este punto descubrimos que el resto del mensaje sobraba.
Quieto todo el mundo.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED