lunes, 24 de marzo de 2014

El Rey, emocionado y con "gran pena" tras visitar la capilla ardiente de Adolfo Suárez

MADRID.- El Rey don Juan Carlos ha mostrado su "gran pena" tras visitar la capilla ardiente del expresidente Adolfo Suárez en el Congreso de los Diputados. El jefe del Estado ha permanecido una media hora junto a la Reina en la sede parlamentaria, a la que también se ha acercado la infanta Elena para trasmitir su pésame a la familia del expresidente.

   A su salida del Palacio de la Carrera de San Jerónimo y antes de montarse en su coche, visiblemente emocionado, el Rey sólo ha pronunciado tres palabras a petición de los informadores: "Una gran pena", ha dicho antes de montarse en su vehículo. En los asientos traseros se han sentado Doña Sofía y Doña Elena.
   El presidente del Congreso y el Senado, Jesús Posada y Pío García Escudero, así como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su esposa Elvira Rodríguez, han salido al patio del Congreso para despedir a los Reyes y a la infanta.
   El Rey ha impuesto este lunes al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez el collar de la Real y Distinguida Orden España de Carlos III como muestra de su "real aprecio", según se recoge en el decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
   "Queriendo dar una muestra de Mi Real aprecio al excelentísimo señor don Adolfo Suárez González, presidente del Gobierno y duque de Suárez, a propuesta del presidente del Gobierno y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 24 de marzo de 2014, vengo en concederle, a título póstumo, el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III", recoge textualmente el BOE, firmado por Don Juan Carlos y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
   El Consejo de Ministros se ha reunido este lunes de manera extraordinaria en el Congreso para aprobar la concesión de este galardón a Suárez. Después, ha sido el propio Rey quien ha impuesto a título póstumo al expresidente el collar de la Orden de Carlos III, la primera y más alta condecoración civil que se otorga en España.
   En la capilla ardiente instalada en la Cámara Baja, Don Juan Carlos se ha acercado al féretro para colocar el collar, tras lo cual ha rendido honores inclinando su cabeza ante el ataúd. Después se ha acercado a Adolfo Suárez Illana, hijo mayor del presidente fallecido, para hacerle entrega personalmente de la caja con las insignias de la condecoración y darle un abrazo.
   Establecida por el Rey Carlos III en 1771, es la primera y más alta condecoración civil que se otorga en España. Su grado más alto, el Collar, está reservado a los miembros de la Familia Real Española, los Jefes de Estado y de Gobierno y los ciudadanos que hayan tenido durante al menos tres años la Gran Cruz, el segundo grado de la condecoración.
   Se trata de la misma condecoración que se le impuso a título póstumo al primer presidente de la democracia que falleció, Leopoldo Calvo Sotelo, en 2008. También la recibieron el que fuera presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy (2009); los Reyes Harald de Noruega, Abdalá de Jordania y Mohamed VI de Marruecos, el que fuera presidente portugués, Jorge Sampaio, y otros jefes de Estado, entre otros el propio Rey Juan Carlos desde 1962, cuando aún era Infante de España.
   Adolfo Suárez ya contaba con el Toisón de Oro, la máxima condecoración que otorga la Corona de España, concedida en 2007 y otorgada en vida al Duque un año después.

Don Felipe, entristecido: "Hay que agradecerle todo al expresidente"

MADRID.- El Príncipe de Asturias ha abandonado la capilla ardiente donde reposa el féretro de Adolfo Suárez entristecido por la pérdida del primer presidente de la Transición, al que "hay que agradecerle todo".

   En declaraciones a los periodistas al salir del Palacio del Congreso, el Heredero de la Corona ha admitido que la muerte de Suárez es una gran pérdida "muy triste", antes de meterse junto a su mujer en el coche que les ha trasladado a la Cámara Baja.
   Los Príncipes han permanecido unos veinte minutos en el Congreso, donde han dado el pésame a la familia y han dado un último adiós al expresidente.
   Los Príncipes han llegado poco antes de las 15.00  horas de este al Congreso de los Diputados para dar su último adiós al primer presidente de la democracia.
   Tras bajarse del coche, Don Felipe y Doña Letizia han entrado caminando al Patio de la calle Floridablanca, donde esperaban para saludarles el presidente del Congreso, Jesús Posada, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
   En el pasillo del Hemiciclo han saludado a los representantes de la Mesa del Congreso y a los portavoces parlamentarios de los grupos. A continuación han dado el pésame al hijo del difunto Adolfo Suárez Illana y al resto de la familia del expresidente, con quienes han estado charlando amigablemente en el escritorio de la prensa, un salón contiguo a la capilla ardiente.
   A continuación, los Príncipes han entrado en el Salón de Pasos Perdidos y han permanecido unos 20 segundos ante el féretro. El Heredero de la Corona se ha santiguado ante los restos de Suárez al inicio y al término de este homenaje, mientras su esposa ha inclinado la cabeza en señal de respeto. Después, los Príncipes se han unido al resto de autoridades y a la familia y han permanecido en pie y en silencio en la hilera de butacas reservadas para ellos en la sala.
   Unos minutos después, los Príncipes han abandonado el Salón, no sin antes inclinar la cabeza ante el féretro de Suárez.
   Don Felipe y Doña Letizia han llegado al Congreso procedentes de Bilbao, donde este mediodía asistieron al funeral por el alcalde de la ciudad, Iñaki Azkuna.
   Los Reyes y la Infanta Elena visitaron la capilla ardiente esta mañana junto al resto de autoridades antes de que el velatorio se abriera, a partir de mediodía, a los ciudadanos. De hecho, la gente que guardaba cola para rendir su último homenaje a Suárez ha seguido desfilando ante el féretro durante la estancia de los Príncipes en el Salón.
   Los Príncipes han llegado a la Cámara Baja casi una hora después que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, de modo que no han coincidido.