MADRID.- La crisis del matrimonio de los Príncipes de Asturias,
maquillada como “altibajos de pareja” por el Palacio de la Zarzuela,
salta a la esfera pública en el momento más crítico para el Rey y su
familia. A escasos meses para que la pareja cumpla diez años casados, ‘La Otra Crónica’ de El Mundo dibuja el escenario en el que se encontraría Doña Letizia en caso de producirse la disolución legal del matrimonio.
Lo más conflictivo afecta a la custodia de las hijas de la pareja, que quedarían exclusivamente a cargo de la Casa del Rey.
En 2004, la periodista de Televisión Española Letizia Ortiz dio un
vuelco radical a su vida. Sustituyó su ocupación profesional por la
formación palaciega, que incluyó clases de protocolo, Historia o
idiomas. Sin embargo, no sólo había que pulir a la futura princesa de
Asturias. La maquinaria legal de Zarzuela se ocupó desde el minuto cero de blindar legalmente el matrimonio del Heredero al trono.
Don Aurelio Menéndez, fundador del prestigioso
bufete Uría Menéndez y antiguo preceptor de Don Felipe, se encargó de
preparar las capitulaciones matrimoniales. Según fuentes de la Casa
Real, los contrayentes pactaron casarse en régimen de separación de bienes. Poco a poco, se fueron negociando el resto de puntos. Abrumada por tanta burocracia, Letizia pidió a su primo, David Rocasolano, que echara un vistazo al documento final en calidad de abogado.
"Yo era un abogado joven, pero ya había leído centenares de capitulaciones matrimoniales. Suelen tener dos o tres folios. El legajo que me entregó Letizia tendría 40 o 50",
narra en su polémico libro. "En caso de separación, mi prima no iba a
tener problemas. Le quedaba una asignación. Algo más que una asignación,
se debería decir. Una residencia de verano y otra de invierno. O sea,
también algo más que una residencia. Con su servicio y sus cosas. La
vida solucionada, en resumen".
Del contrato firmado ante notario semanas de la boda, poco más se sabe. Las capitulaciones se inscribieron en el Registro Civil específico
que tiene reservado la Familia Real en el Ministerio de Justicia, donde
figuran los cambios que afectan al Rey, a la Reina, y a los
ascendientes y descendientes del Rey en primera línea, así como los del
Príncipe de Asturias y su esposa.
Según destaca el artículo de La Otra Crónica, el punto más conflictivo del trámite notarial fue el tocante a la custodia de los hijos en caso de divorcio,
ya que Letizia debió darla por perdida. Leonor y Sofía seguirían
residiendo en Zarzuela y su formación sería asunto exclusivo de la
Corona, motivo al que aluden muchos para explicar por qué la Princesa
permanecerá al lado de Felipe contra viento y marea.
Según explica la vicepresidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia,
“no se puede renunciar a los derechos futuros, y menos negociar con los
derechos de los menores; en este punto, un acuerdo prenupcial tendría
poco valor”.
Respecto al estatus de la Princesa una vez se divorciase de Don
Felipe, las capitulaciones contemplan que perdería el título de Princesa
de Asturias y el tratamiento de Alteza Real. Si el matrimonio solamente
se separase (sin disolver su vínculo), mantendría el título y el tratamiento, en atención a que es la madre de la futura Reina.
Todo apunta a que, a día de hoy, es poco probable que los Príncipes
tomen una decisión tan drástica sobre su situación, especialmente
teniendo en cuenta que Don Felipe es católico y concibe el matrimonio
como “único e indisoluble”.
Una de las últimas disputas entre los Príncipes tuvo lugar el pasado 5 de enero durante la cabalgata de Pozuelo de Alarcón.
Al darse cuenta de que una reportera gráfica estaba sacando estampas de
la familia, la Princesa Letizia mantuvo con ella una agria disputa:
“¡De ninguna manera voy a dejar que me fotografíes! Eso vale mucho
dinero”, exclamó, ante la total indiferencia del Príncipe Felipe, que
desde el otro lado de la calle, ni siquiera miraba a su esposa.