Antonio Fontán, una destacada figura en la Transición a la democracia
en España, una vez reflexionó que el país "es un Reino o es un
barullo". En este momento, la propia monarquía está causando una
conmoción. Sólo días después de que una encuesta mostrara que menos de
la mitad de los españoles apoyan la monarquía y de que el rey titubease
en un discurso anual, su hija Cristina fue imputada en una investigación
por supuesta evasión fiscal y blanqueo en una organización sin ánimo de
lucro de su esposo. Llega en un momento terrible.
Para empezar, es difícil combatir la evasión fiscal generalizada en
España si la élite está bajo sospecha. No sólo la monarquía; el partido
de centroderecha que gobierna el país también se ha visto sacudido por
acusaciones de que recibía comisiones.
Las acusaciones han sido negadas, pero los escándalos han mermado la
fe en los políticos y alimentado las sospechas de que la corrupción es
endémica: junto cuando muchos españoles tienen que apretarse el
cinturón.
Es alentador para la democracia española que una infanta no esté por
encima de la ley. Pero para que la monarquía beneficie a la nación, la
institución tiene que ser respetada. La necesidad es particularmente
grande ahora mismo, con el giro de Cataluña hacia la independencia que
está alcanzando un punto álgido. La región está presionando para
celebrar un referéndum sobre la independencia hacia finales de año.
El Gobierno dice que la Constitución, redactada en 1978, no
contempla la secesión. Pero algunos expertos piensan que la muerte del
Rey o la abdicación podría exacerbar el creciente sentimiento de que la
Carta Magna ha cumplido su propósito. El Rey ha sido uno de los pilares
fundadores de la democracia española. Cuando no esté, los españoles
podrían decidir que quieren otra organización.
Los monárquicos pueden consolarse con la creciente popularidad del
príncipe heredero, Felipe de Borbón. Casi el 60 por ciento de los
españoles creen que podría restaurar el prestigio de la corona, según
una encuesta publicada por El Mundo.
Algunos creen que el modo de hacerlo es que el príncipe Felipe
lidere un papel como mediador en el conflicto catalán y lidie con una
serie de problemas económicos acuciantes. Como su padre, podría ganarse
los galones. Pero es una tarea difícil para una personalidad no elegida
sin experiencia política. Y el hecho de que algunos depositen tanta fe
en él es en sí preocupante.
Contexto:
- La infanta Cristina, hija del Rey Juan Carlos, declarará el 8 de
febrero ante un juez instructor en Palma de Mallorca por presunta
evasión fiscal y blanqueo. Niega los cargos pero ha decidido no apelar,
dijeron sus abogados el 11 de enero.
- El caso se centra en la implicación de la infanta en la Fundación
Nóos, una organización sin ánimo de lucro dirigida por su marido, el
exjugador de balonmano olímpico Inaki Urdangarin. Urdangarin fue
imputado previamente por prevaricación, malversación, fraude, falsedad
documental y delitos contra la Hacienda Pública en un caso sobre la
presunta apropiación indebida de casi seis millones de euros de fondos
públicos de Baleares y Valencia a través de Noós.
- En una encuesta publicada por el diario El Mundo, menos del 50 por
ciento de los españoles apoyaban la monarquía. Un sesenta y dos por
ciento pensó que el Rey pensaba que el Rey debería abdicar en favor de
su hijo, el príncipe Felipe.
- El juez vuelve a imputar a la infanta Cristina en España.