lunes, 13 de enero de 2014

El juez Castro adelanta al 8 de febrero la declaración de la Infanta Cristina

PALMA DE MALLORCA.- El juez instructor del caso Nóos, José Castro, ha adelantado al 8 de febrero, a las 10:00 horas, la declaración como imputada de la Infanta Cristina, tal y como ha acordado mediante una providencia dictada este lunes, después de que los abogados de la hija del Rey don Juan Carlos anunciasen que no recurrirían el encausamiento, como tampoco la Fiscalía Anticorrupción ni la Abogacía del Estado.

   En su resolución, contra la que cabe recurso de reforma ante el propio Juzgado de Instrucción nº 3 de Palma, el magistrado rebate, no obstante, las consideraciones vertidas por la defensa de la Duquesa de Palma en el escrito que presentó el pasado sábado y en el que se ofrecía a comparecer ante Castro de forma "voluntaria" en la fecha que señalase a tal efecto. "De ninguna comparecencia voluntaria se trata", asevera el juez en la providencia. La Infanta había sido inicialmente citada para el 8 de marzo.
   En este sentido, el instructor alude al artículo 400 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LeCrim), que contempla que "el procesado podrá declarar cuantas veces quisiere, y el juez le recibirá inmediatamente la declaración si tuviere relación con la causa". Castro señala, sin embargo, que este precepto es de aplicación "muy forzada" al caso de Doña Cristina, puesto que únicamente está previsto para cuando sea la propia parte "quien toma la iniciativa de prestar declaración o para pedir un adelanto de la fecha inicialmente señalada por el Juzgado".
   Y es que, según abunda en su providencia, de dos páginas, la declaración de la Infanta no es ninguna comparecencia voluntaria como tampoco los abogados de la encausada, en el escrito que presentaron el sábado, pidieron "expresamente" que se adelantase la citación prevista el 8 de marzo, a la que "ni tan siquiera se hace la menor referencia".
   En cualquier caso, afirma el juez que del escrito se desprende que la pretensión de la defensa de la Duquesa es "acortar el tiempo" para su interrogatorio, por lo que ha adelantado la citación un mes, "armonizándola con los compromisos previamente contraídos por este Juzgado" y ante la necesidad de contar "con un tiempo suficiente para el montaje de los dispositivos de seguridad imprescindibles".

Extraños sucesos abonan la teoría de una mano negra contra el Rey / Antonio Martín Beaumont

José Saramago se refería en su Ensayo sobre la ceguera a los "ciegos que, viendo, no ven".

La cita viene al pelo para definir el mal que afecta a Don Juan Carlos. Y no, no me refiero a la cabezonería de no querer ponerse gafas en público, sino a algo más serio.

Su miopía le impide ver que por más espejitos mágicos que consulte su imagen es irrecuperable para la causa monárquica.

Pasen y vean: el jueves, sin ir más lejos, la ETB emitió el reportaje de Canal + Francia Juan Carlos, el ocaso de un Rey. El resultado: la televisión vasca dobló su audiencia. 

El colmo de los males del jefe del Estado es que, habiendo perdido la vista, los que se supone que deberían guiar sus pasos no hacen más que guiarle contra el muro.

La Zarzuela parece haberse convertido en el mejor aliado republicano. Y desde La Moncloa, fontaneros de Mariano Rajoy, asisten con la boca abierta de incredulidad al sainete juancarlesco. Raro, raro, raro.

El reportaje del Hola, el bochorno de su discurso en la Pascua militar, su laissez faire con la Infanta Cristina, permitiéndola no renunciar a sus derechos dinásticos... Demasiados errores del equipo liderado por un jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, que tampoco estuvo muy fino cuando hace unos días se quejó amargamente en TVE del "martirio" que está sufriendo la casa a cuenta del caso Nóos.

Demasiados. Tantos que dan que pensar, porque tratándose de la Corona las casualidades no existen.

No lo digo sólo yo: cada vez más zarzuelólogos afirman que en Palacio hay una o varias manos negras empeñadas en quitar de en medio a Don Juan Carlos

La teoría de la conspiración lleva tiempo circulando entre la prensa y en sobremesas y cócteles de la socialité, pero en las últimas semanas ha multiplicado sus partidarios al calor de los extraños acontecimientos.

Gente que, como decía Iñaki Gabilondo la semana pasada en la SER, no se explica que las "malas compañías" del monarca le saquen "disfrazado de joven maduro" en la portada del Hola, o le hagan "juegos de manos" con las encuestas para hacerle creer que su baja popularidad es pasajera.

En todo ello no ayuda precisamente la actitud de Doña Letizia, que últimamente se permite hasta criticar a su suegro en algún que otro acto público.

Que se ande con ojo la mujer del heredero, porque hace unas semanas una amiga íntima del Rey -sin identificar, todo sea dicho- la acusaba en Vanity Fair de estar a la cabeza de esas intrigas palaciegas para jubilarle. 

Y ahora vienen las prisas para que Don Juan Carlos empiece a hacer viajes, aunque sean "cortos" dicen en La Zarzuela.

¿Acaso no saben en Palacio que antaño ya pagó con creces la imprudencia de una reincorporación precipitada al trabajo y que una recaída podría hacerle polvo? En fin, me temo que sí lo saben.