LIEJA.- Más de 80 delegaciones internacionales, una decena encabezadas por sus
jefes de Estado o de Gobierno, han conmemorado hoy en Lieja, al este de
Bélgica, el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, en una
ceremonia solemne que celebró a los caídos y también la reconciliación.
La presencia del presidente de Francia, François Hollande, o de los
duques de Cambridge, así como del presidente de Alemania, Joachim Gauck,
o del canciller de Austria, Heinz Fischer, ha servido para escenificar
la reconciliación del continente europeo en una ceremonia a la que
también ha asistido el rey Felipe VI de España.
Con traje oscuro y
corbata azul, el monarca ha sido recibido a su llegada por los Reyes de
Bélgica Felipe y Matilde en la Abadía de San Lorenzo, antiguo hospital
militar, poco antes de las 10.00 horas. El monarca español ha saludado
de forma calurosa a los reyes de Bélgica, estrechando la mano de su
homólogo belga y con un beso en la mejilla a la reina Matilde.
Desde allí se desplazaron al Memorial Interaliado, escenario
principal de la conmemoración. Este recinto, constituido por la iglesia
del Sagrado Corazón y un monumento civil que dominan la ciudad desde lo
alto de la colina de Cointe, fue mandado construir en 1925 con
contribuciones nacionales de los aliados en homenaje a los "defensores
de Lieja".
Felipe VI, que llegó al monumento acompañado del ministro español de
Defensa, Pedro Morenés, presenció la ceremonia sentado al lado del
presidente alemán y del gran duque heredero de Luxemburgo, Guillermo, si
bien se le pudo ver charlando con los duques de Cambridge o el primer
ministro belga, Elio Di Rupo. También saludó a Hollande, intercambió
algunas palabras con Gauck y conversó con los reyes de Bélgica.
En una ceremonia centrada en el recuerdo y la reconciliación en la
que una proyección ilustró con imágenes los horrores que sufrió la
población en la Gran Guerra (1914-1918), el rey Felipe de los belgas
señaló que la guerra "acabó uniendo a todos nuestros pueblos en el
sufrimiento".
"Esta conmemoración es indispensable para construir mejor
el futuro", dijo, y afirmó que "la Europa pacificada, unificada,
democrática que nuestros abuelos soñaban, la tenemos hoy. Sigamos
mejorándola".
"No olvido que la población civil pagó un duro tributo al heroísmo de
los soldados", dijo Hollande, quien también destacó que en otra ciudad
belga, Ypres, se utilizaron armas químicas. El presidente francés
recordó que otros conflictos como los de Irak, Siria o Gaza siguen
desestabilizando el mundo, enfrentamientos sobre los que pidió "asumir
nuestras responsabilidades" y no "simplemente evocar el culto de la
memoria".
Por su parte, Gauck dijo que "nada podía justificar" la invasión
iniciada por su país en 1914 ni el "horror" que suscitaban los ataques.
Afortunadamente, señaló, "vivimos ya desde hace tiempo en una Europa de
paz" y la Unión Europea (UE) es un "logro de civilización que no hay que
infravalorar".
El príncipe Guillermo de Inglaterra rindió homenaje al pueblo belga,
"cuya resistencia fue comparable a su sufrimiento" al plantar cara a los
primeros embates del Ejército alemán, y aseguró que su "sacrificio y
contribución a la victoria final tuvo una importancia capital".
Afirmó
que en Europa aún hay conflictos como el de Ucrania que muestran "que la
desestabilización sigue amenazando nuestro continente", pero señaló que
"el hecho de que hoy los presidentes estén aquí representando a
Alemania y Austria muestra la fuerza de la reconciliación".
Por último, Di Rupo subrayó que aunque "en los últimos cien años
nuestro continente ha cambiado profundamente", aún le preocupa ver
"reanimarse tensiones en el seno de Europa" motivadas por la crisis
económica o el "éxito de movimientos extremistas y antieuropeos".
En el Memorial, los asistentes depositaron una rosa blanca en una
corona que, después de dos salvas de cañón, fue colocada por el rey de
los belgas en el monumento, momento en que todos guardaron un minuto de
silencio. A continuación, una niña vestida de blanco marcó el
lanzamiento de unos 7.000 globos blancos y multicolores y otras doce
salvas fueron disparadas antes de que sonaran el himno europeo y el
belga y los invitados partieran para participar en una comida de honor
en el Palacio Provincial de los Príncipes Obispos de Lieja.
Por la tarde los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, acudieron
acompañados del primer ministro británico, David Cameron, a otra
conmemoración en el cementerio militar de Saint-Symphorien, cerca de
Mons (sur), donde murieron el primero y el último de los soldados
británicos fallecidos en el conflicto.
El Ejército alemán violó la neutralidad de Bélgica e inició la
invasión el 4 de agosto de 1914, que desencadenó una contienda en Lieja
en la que los belgas mostraron resistencia y permitieron a Francia y el
Reino Unido organizarse. La población sufrió la dureza de la ocupación
durante cuatro años en los que la ayuda humanitaria que recibía de
países neutrales como España fue fundamental para luchar contra el
hambre. De hecho, en el Memorial Interaliado una placa reza "Bélgica se
acuerda de la ayuda humanitaria del noble pueblo español" durante la
Gran Guerra.