domingo, 31 de marzo de 2013

20 años de la muerte de Don Juan


MADRID.- Mañana se cumplen veinte años desde que España asistiera a la muerte del padre del Rey, el hombre que soñaba desde el exilio con restaurar la Monarquía y la democracia en una España sin vencedores ni vencidos. Su corazón dejó de latir a las tres y media de la tarde del 1 de abril de 1993 en una habitación de la Clínica Universitaria de Navarra, rodeado por sus tres hijos: Don Juan Carlos, Doña Pilar y Doña Margarita, así como por la Reina y el doctor Zurita. Don Juan murió con casi ochenta años, tras haber pasado más de la mitad de su vida en el destierro, pero con la dicha de haber visto encarnada en su hijo la Institución a la que había dedicado su vida.

"La muerte que yo quisiera"

El doctor Rafael García-Tapia, responsable del equipo médico que le atendió, afirmó que la muerte de Don Juan había sido "tan dulce y rodeada de tanto cariño, que es la muerte que quisiera para mí y mis seres queridos". "No ha tenido respirador automático, ni ayuda cardiológica ni medicación para prolongar su vida ni un minuto más de lo que la Divina Providencia designara", agregó. También dijo que había muerto "con la grandeza de un Rey" y que el último abrazo que se dieron Don Juan Carlos y su padre, el 9 de marzo, "fue estremecedor". Después de aquel día Don Juan ya nunca recuperó la consciencia.

En cuanto corrió la noticia de su muerte, las banderas que ondeaban en los edificios oficiales se colocaron a media asta, el Congreso y el Senado interrumpieron sus actividades y el Gobierno se reunió en un Consejo de Ministros extraordinario en el que acordó siete días de luto nacional y rendir a Don Juan los honores fúnebres que corresponden a los Reyes de España. Hijo y padre de Rey, el Conde de Barcelona nunca llegó a reinar, pero durante más de treinta años fue el jefe de la Casa Real española, desde que su padre, Alfonso XIII, abdicó en él y hasta que su hijo fue proclamado Rey. Y durante el tiempo que vivió en el exilio logró unir en torno a la Institución monárquica a la gran mayoría de los grupos de la oposición que compartían el objetivo de restaurar la democracia. 

Reacción popular

Sin embargo, lo más emotivo fue la reacción espontánea que su muerte provocó en la sociedad española, consciente de que ese día se cerraba una página de la historia. Censurado y calumniado durante el franquismo y silenciado en la Transición, el Conde de Barcelona nunca fue suficientemente conocido por los españoles y, aunque desempeñó un papel fundamental en el exilio, era difícil prever una respuesta tan numerosa como la que se produjo tras su muerte.

Incluso, el Rey sigue creyendo hoy en día que los españoles no conocen a su padre. En la última entrevista que concedió a TVE, con motivo de su 75 cumpleaños, Don Juan Carlos lamentó que "a pesar de los libros que se han escrito", la faceta humana de Don Juan sigue sin ser "reconocida o conocida por la gente".

Colas de cuatro kilómetros

Lo cierto es que aquel día miles de ciudadanos quisieron despedirse del Conde de Barcelona. Las colas ante el Palacio Real, donde se instaló la capilla ardiente, llegaron a alcanzar los cuatro kilómetros, y el tiempo de espera, cuatro o cinco horas. La gran afluencia de ciudadanos obligó a retrasar el cierre de la capilla ardiente, que estaba previsto para las diez de la noche. Finalmente, las puertas se cerraron a las seis de la mañana, la hora límite para que diera tiempo a preparar los actos del día: la misa "corpore insepulto" en la Capilla Real y el traslado al Monasterio de El Escorial.

Al tercer día de su muerte, Don Juan fue enterrado como un Rey. Bajo los acordes de la Marcha Fúnebre de Chopin, seis caballos negros tiraron del armón de artillería que transportó los restos mortales por el Patio de la Armería, desde el Palacio Real hasta el coche fúnebre. Don Juan Carlos seguía a pie el armón, y unos pasos detrás caminaba el Príncipe de Asturias. El saludo a la bandera fue respondido con un fuerte aplauso del público y seguido por las veintiuna salvas de artillería que las ordenanzas reservan a los Reyes.

En el último entierro de un Rey en España, el de Alfonso XII, acontecido en 1885, la ceremonia terminó con esas honras. En aquella ocasión, los restos mortales fueron trasladados a la Estación del Norte y de allí a El Escorial, sin que los acompañase ningún miembro de la Familia Real. Sin embargo, Don Juan Carlos quiso acompañar a su padre hasta el último momento y estar presente en la entrega del féretro a los agustinos del Monasterio de El Escorial. Estaba previsto que estos últimos actos -el traslado al monasterio, la ceremonia en la basílica y la entrega de los restos a los monjes- fueran íntimos y privados. Sin embargo, como la ceremonia fúnebre estaba siendo transmitida en directo, las cámaras de televisión llevaron a los hogares la imagen de cuanto ocurría en El Escorial.

El Rey que sabe llorar

Cuando acabó el responso, Don Juan Carlos y Doña Sofía no pudieron contener las lágrimas, y España vio por primera y única vez llorar a su Rey, con un nudo en la garganta. ABC tomó prestados aquel día unos versos de Quevedo para acompañar aquella imagen única: "Dichoso Reino cuyo Rey sabe llorar y enternecerse y nos hizo venturosos en sus lágrimas y dolores".

Hace apenas dos meses, en la última entrevista que ha concedido el Rey, Don Juan Carlos recordaba ese emotivo momento y corregía al periodista, Jesús Hermida, que se había quedado corto con la descripción: "Yo primero te diría que no fue al borde de las lágrimas, fueron lagrimones de verdad". Y, veinte años después, el Monarca describió lo que sintió en aquel momento: "Te dabas cuenta, primero, de que se te había ido el padre: el que te ha enseñado, el que te ha llevado, el que te ha guiado de pequeño, el que te ha dicho por dónde ir en la vida... Una persona que no pensaba más que en España y a mí me trasladó este amor, este afecto y esa lealtad a España. Y me dijo siempre: "Tienes que acordarte de ser Rey de todos los españoles"".

Las tácticas de Letizia para escapar de palacio

MADRID.- Son muchas las ocasiones en las que la princesa de Asturias sale con sus amigas. Salidas a conciertos, comidas, cenas, viajes de varios días o una simple noche de copas son cada vez más frecuentes en su agenda privada. El pasado miércoles, las revistas ofrecían unas fotos de Letizia saliendo a tomar el aperitivo con unas amigas en Madrid. Llama la atención su indumentaria: pelo recogido, anorak amplio, gafas de sol. El mejor atuendo posible para una princesa que pretende pasar desapercibida. Además, conducía su propio coche. Ni rastro, a simple vista, de los escoltas. 


En algunas ocasiones, las menos, la Princesa ha sido fotografiada en estos actos lúdicos fuera de agenda. Pero lo cierto es que cuida hasta el más mínimo detalle para evitar ser fotografiada. "Siempre va rodeada de al menos 4 o 5 escoltas. Muchas veces ni siquiera se les ve, pero ahí están. Si una persona saca su móvil y la enfoca desde cualquier rincón del restaurante inmediatamente son interceptados por la seguridad de la Princesa", cuenta a Vanitatis uno de los paparazzi que la intenta seguir a diario. Otro profesional que la pudo inmortalizar en la famosa frutería del barrio de Salamanca relata lo difícil que fue: "Estábamos haciendo guardia por la calle Serrano. De repente, comenzaron a llegar varios miembros de seguridad. Nos permitían hacer sólo una foto, pero después no podíamos seguirla. Todo está perfectamente controlado”, asegura.

Es complicado ‘cazar’ a Letizia porque el núcleo que la protege en Zarzuela está bastante blindado a las filtraciones. "A los escoltas de la Princesa algunos les llaman ‘la secta’ en Casa Real", comenta una fuente cercana a palacio. La princesa está tan obsesionada con las filtraciones que tiene muy bien entrenado a su equipo. De hecho, los que trabajan para ella no se relacionan demasiado con los que guardan la seguridad de los otros miembros de la Familia Real. El celo de Letizia con sus salidas privadas es tal que, "en muchas ocasiones, cuando la Princesa va en su coche y se trata de actos privados, los escoltas que la siguen no conocen el destino", comentan las mismas fuentes.


Letizia aprovecha muchas de las ausencias de su marido para coger el bolso y salir a la calle. Se ha comentado que el pasado día 8 de marzo, mientras el Príncipe asistía al funeral de Hugo Chávez en Venezuela, Letizia disfrutaba de una distendida noche de copas con sus amigas que se alargó hasta altas horas de la madrugada. Hasta tal punto que el Heredero, que aterrizó muy entrada la noche en Barajas, acabó llegando a palacio antes que su esposa. No es la primera vez que ocurre algo parecido. Letizia fue vista en un conocido local del paseo de la Castellana el sábado 12 de enero con unos amigos, horas antes de que el Príncipe presidiera en Zaragoza el funeral por el último soldado español fallecido en Afganistán, según confirman a Vanitatis testigos presenciales de la velada lúdica de la Princesa. 

La esposa del príncipe Felipe es, además, una asidua a los conciertos de música pop. La hemos podido ver en las actuaciones del grupo The Killers, Amaral, Bon Jovi, Shakira o Pablo Alborán, entre muchos otros. Suele acudir en compañía de amigas. También viajó con ellas hasta Jávea, en Alicante, en abril del año pasado. Pero la caída del Rey en Botsuana arruinó su escapada bucólica. ¿Por qué no hay fotos de estas salidas con la persecución a la que está sometida la Princesa? ¿Por qué los fotógrafos se enteran a posteriori en la mayor parte de las ocasiones? 

Las tácticas de Letizia para proteger estas salidas han llegado a ser rocambolescas. Al menos en una ocasión, según narra a Vanitatis una fuente muy cercana al palacio de la Zarzuela, la princesa creó un whatsapp colectivo para indicar a sus acompañantes el día y la hora de la cita. Ninguna sabía a qué lugar iba a ir. Un monovolumen de palacio, con capacidad para varios pasajeros, recorrió la ruta señalada por la Princesa para recoger a cada una de sus amigas, a las que ella esperaba en el lugar escogido. 
De esta manera, y aunque confía ciegamente en ellas, evita que, por casualidad, se pueda filtrar el destino final de la reunión. La princesa ha sabido escoger muy bien a las amigas en las que seguir confiando tras su solemne matrimonio. Nunca la han traicionado, a pesar de que algunas son, como ella en otros tiempos, periodistas.

Las salidas de Letizia y sus mangoneos a Felipe dinamitan la Corona

MADRID.- Que la relación entre Don Felipe y Doña Letizia está pasando por horas bajas, es algo que ya hemos asumido. Como todos los matrimonios tienen sus altibajos y sus enfrentamientos...

Pero siempre se ha dicho que los problemas se deben arreglar en casa. Sin darle cuartos al pregonero. Un pequeño detalle que Letizia parece haber olvidado y que, teniendo en cuenta su condición de Princesa, es a lo que está obligada. Compostura.

La situación la está superando y lo deja notar. Colabora en ciertos teatrillos como ese "posado robado" para Hola en el que paseaba con Felipe enamoriscados o la reciente visita familiar a Almagro con Leonor y Sofía. Más allá, intenta mantenerse al margen de las noticias que la salpican de lleno.

Entre ellas, en la que se especula que Corinna, como parte de su estrecha relación con Don Juan Carlos, le organizó la luna de miel a los Príncipes de Asturias en 2004. Un momento por el que Corinna casi ni dormía de los nervios y la preocupación, tenia que evitar que se filtrase algo del viaje a toda costa.

Se suman las declaraciones de su tía Henar Ortiz, que se ha despachado a gusto en la revista Vanity Fair sobre los cambios en las creencias ateas y religiosas de su sobrina o la venta de las fotos de la boda con su primer marido, Alonso Guerrero.

Un refrito de realidades, a las que se unen las malas relaciones con las infantas Cristina y Elena y el distanciamiento con ese personaje que aseguró querer imitar, Doña Sofía. Dicen que la reina ya prácticamente no le dirige la palabra y que, junto a la de Felipe, es otra relación más dentro de la Casa Real que ha acabado por enfriarse.

Letizia está a punto de estallar. No aguanta mucho más y no le importa que todo el mundo lo sepa. Una tirante situación a la que se suma el inicio de, dicen, la crisis de los 40.

Cumplir años

Ha llegado un momento en el que Letizia ya tiene casi todo lo que, en su día, soñó. Posición, dinero e hijos. Pero le falla la perdida de independencia y la monotonía matrimonial y lo asqueada que se siente por que su trabajo no era lo que aspiró a labrarse un día.

Lo primero logra paliarlo con supuestas salidas nocturnas hasta altas horas de la madrugada. De hecho, mientras Felipe estuvo en Venezuela por el fallecimiento de Hugo Chávez, aseguran que la hermana de Telma salió de copas, y cerró locales, hasta altas horas de la madrugada. Ahora, que el Príncipe está en casa sólo lo hace de vez en cuando. Compensa con irse de compras por Madrid sola, oculta tras unas gafas de sol y manteniendo una distancia peligrosa con su escolta.

Pero, más sonados aún, son los desplantes públicos de Letizia al Príncipe. El pasado 19 de febrero, en la entrega de los Premios Nacionales de la Cultura, Letizia le espetó un "me da Igual" a Felipe, pero peor fue la pérdida de formas en la reciente recepción a la delegación española en Roma.

Ausente, con mala cara y sin intentar disimular. Permaneció altiva casi todo el tiempo, alejada en otra habitación hablando por el móvil y mandando mensajes. Así consiguió evitar saludar a algunos de los presentes al acto, incluso a unas monjitas, y culminó con un "vámonos, que ya es tarde" a Felipe que dejó al Príncipe casi sin saber cómo reaccionar.

Estamos convencidos de que, en breve, la pérdida de formas será peor, dicen en 'El Semanal Digital'.

Doña Sofía, por la calle de en medio

MADRID.- Aunque de puertas para afuera la Familia Real sigue ofreciendo una imagen pública de unidad, la llegada de las vacaciones de Semana Santa ha puesto de manifiesto que las cosas no son lo que eran. La Reina mantiene el tipo cuando hace falta y hasta ejerce si es menester el rol de amante esposa a las puertas del hospital cada vez que Don Juan Carlos pasa por el "taller". "Es una profesional", destacan en el complejo de Somontes.

Pero ahora la familia se ha dispersado y Doña Sofía se lo ha tomado con calma, poniendo rumbo a Palma de Mallorca, junto a su hermana Irene, mientras el Rey continúa con su proceso de rehabilitación tras su última intervención quirúrgica. Con el expediente Corinna azotando sin piedad su real cabeza, Doña Sofía parece haber tomado la calle de en medio.

Los demás miembros de la Familia Real han seguido su ejemplo. Las Infantas Elena y Cristina han disfrutado de unos días de esquí en Baqueira y los Príncipes de Asturias han vuelto a apostar por su ya clásico "destino desconocido" ¿Para qué seguir disimulando?

Tocado y hundido: el Rey, pillado con una cuenta millonaria en Suiza

MADRID.- Por si Don Juan Carlos no tuviera suficiente con el Caso Urdangarin y el escándalo Corinna y su credibilidad no estuviera pasando por los peores momentos de su historia, este domingo El Mundo venía a rematarle sin piedad, recoge 'El Semanal Digital'.

Y es que en plena crisis económica y de valores y con la corrupción y las cuentas en paraísos extranjeros levantando ampollas entre la ciudadanía, el diario de Pedrojota Ramírez le dio a la Corona el tocado y hundido al equiparar al Rey con Bárcenas y compañía.

Y todo tras hacer pública la millonaria herencia que Don Juan de Borbón dejó a su Monarca hijo, ingresada, por cierto, en cuentas en el extranjero. Eso que tanto critica el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al resto de los españoles.

A pesar de que Don Juan pasó a la historia como alguien que vivió sin la holgura económica que habría correspondido a un hijo y padre de Reyes, a su muerte dejó una fortuna de 1.100 millones, que incluía 728,75 millones en fondos depositados en cuentas en el extranjero.

La apertura de su testamento (tras su muerte por cáncer en 1993) reveló un legado compuesto por propiedades inmobiliarias valoradas en más de 350 millones de pesetas: el chalé familiar de Puerta de Hierro (Madrid), un apartamento en Estoril y parte de un inmueble de oficinas en la Gran Vía madrileña. Pero, sobre todo, el grueso de patrimonio lo constituían tres cuentas domiciliadas en Suiza: una en Ginebra y dos en Lausanne. En total, unos 1.100 millones.

¿Cómo se repartió?
Al rey le correspondieron tres partidas de 2.500.000, 533.000 y 1.067.744 FS. En total, 4.100.744 FS (375.628.150 pesetas al cambio de la época). Tres cheques por valor de estas tres cantidades fueron ingresados el 21 de octubre de 1993 en la cuenta 10031 de Sogenal (Société Genérale Alsacienne de Banque), en Ginebra.

La segunda por orden de importancia del legado recibido fue la Infanta Margarita, quien se quedó con el apartamento en Estoril y a quien le correspondieron 1.335.289 FS (122,3 millones de pesetas), cantidad ingresada el 21 de octubre de 1993 en la cuenta número 10636 también de Sogenal, en Ginebra.

La hija mayor de los condes de Barcelona, Doña Pilar, de 76 años, heredó 1.434.367 FS (131,4 millones de pesetas), divisas que fueron convertidas en dólares y enviadas a la cuenta corriente 600-24-001 de J. P. Morgan en Nueva York.

Por su parte, María de las Mercedes, fallecida en 2000, tenía entre 120 y 130 millones de pesetas a la muerte de su marido.

Algo debía de saber Don Juan Carlos sobre lo mal que podría verse este legado "internacional", porque según El Mundo, sus albaceas le recomendaron no trasladar el dinero a España por una cuestión de "imagen".

Los millones suizos del Rey dinamitan la imagen de la Corona

MADRID.- Trágico aniversario de la muerte de su padre el que sufrirá este lunes el Rey Juan Carlos. Se cumplen 20 años del fallecimiento de Don Juan Borbón, cuyos restos permanecen a la espera de que se ubiquen de forma definitiva en el Panteón de Reyes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, pero desde este domingo no se habla de otra cosa que de las cuentas millonarias en Suiza que dejó el rey que nunca llegó a reinar a sus hijos.
Una herencia millonaria por la que Don Juan Carlos recibió, según publicó El Mundo, la nada desdeñable cifra de 375 millones de pesetas en una cuenta de Suiza de la que se perdió la pista con el testamento. Sólo se sabe que los albaceas recomendaron entonces al Rey no traer el dinero a España por una cuestión de imagen.

Y qué razón tenían. Fue hacerse público el testamento "real" del hombre que pasó a la historia como una persona con ciertas dificultades económicas y comenzar a hervir las redes sociales. Si en 1993 Don Juan Carlos podía haber tenido un problema de imagen por recibir tantos millones en un paraíso fiscal, no digamos hoy en día, de plena actualidad el fraude con casos tan sonados con los de Luis Bárcenas y con el ministro Cristóbal Montoro amenazando día sí, día no con descubrir a todos esos "Depardieus" españoles que intentan evadir sus responsabilidades con Hacienda, que somos todos.

Esta fue precisamente la crítica que más se repitió en Twitter a lo largo del domingo: ¿cómo es posible que el Rey de todos los españoles, el jefe del Estado, el que pierde el sueño con el paro de los jóvenes tenga una cuenta millonaria en un paraíso fiscal? No menos repetidas fueron otras preguntas sin respuesta: ¿De dónde sacó Don Juan, el rey que no reinó, tal cantidad de dinero y posesiones? ¿Qué hizo Don Juan Carlos con todos esos millones? ¿Siguen en Suiza? ¿Se acogió su Majestad a la amnistía fiscal de Montoro? Todas éstas y muchas preguntas más inundaron los mares de Internet de indignación, mientras los clásicos chistes y burlas de Twitter hacían su aparición disparando el ingenio de los internautas.

Los más hacían referencia a los escándalos de corrupción que asolan la Familia Real y de los que, hasta ahora, el Rey había salido indemne. Muchos de ellos se mofaban sobre de quién habrían aprendido a evadir impuestos la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín; el profesor lo tenían en casa, decían los más malignos. La hemeroteca, que suele ser muy útil en estos casos, servía a otros para recordar el mensaje navideño de Don Juan Carlos en el que hablaba de que la "Justicia debe ser igual para todos".

A la espera de que La Zarzuela se pronuncie o no sobre la existencia de la cuenta de marras en Suiza, si está declarada o no, y si el Monarca ha cumplido con Hacienda, lo cierto es que la sola sospecha viene a echar leña a un fuego que no cesa últimamente sobre la Casa Real, inmersa ya en los escándalos del Caso Nóos y Corinna, y cuya credibilidad no hace sino descender en los últimos tiempos.

Por si fuera poco, abre un nuevo frente al Rey y da la excusa perfecta a los partidos que llevan ya mucho tiempo exigiendo la transparencia de las cuentas de la Corona. A ICV por ejemplo le faltó tiempo este domingo para salir a la palestra para pedir explicaciones.

Su portavoz en el Parlament de Cataluña, Dolors Camats, señaló que "el jefe de un Estado democrático del siglo XXI debería estar preparado y dispuesto a ser transparente" y aseguró que, en caso de que se confirme la información, el Rey habría defraudado y, por lo tanto, no debería seguir en su cargo, según recoge 'El Semanal Digital'.

El Rey, dos décadas sin su padre Don Juan

MADRID.- Este lunes se cumplen veinte años del fallecimiento de Don Juan de Borbón, padre del Rey Juan Carlos y cuyos restos permanecen a la espera de que se ubiquen de forma definitiva en el Panteón de Reyes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

El padre del Monarca falleció en la Clínica Universitaria de Navarra, en Pamplona, el 1 de abril de 1993 tras un largo proceso canceroso, y dos días después se celebró en El Escorial la ceremonia de despedida del Conde Barcelona. Un acto que legó una de las imágenes más conmovedoras del Jefe de Estado visiblemente emocionado mientras doña Sofía intentaba consolarle.
Toda biografía de Don Juan incluye indefectiblemente el hecho de que fue padre de rey e hijo de rey (Alfonso XIII), pero no reinó, y que meses después de la muerte Francisco Franco anunció la renuncia a todos sus derechos dinásticos en favor de su hijo.

Fue el 14 de mayo de 1977, considerando instaurada y consolidada la monarquía en la persona de Don Juan Carlos, cuando hizo efectiva esa renuncia en una ceremonia en el Palacio de la Zarzuela en la que concluyó su intervención cuadrándose ante el Rey y pronunciando la frase: "Majestad, ¡por España!, ¡todo por España!".

Pese a no haber reinado, don Juan Carlos quiso que sus restos reposaran en el Panteón de Reyes del Monasterio escurialense, y, de acuerdo con la tradición, se encuentran desde hace veinte años en la antesala de ese recinto (conocida popularmente como el pudridero) hasta que puedan reducirse para que ocupen la urna que los acogerá definitivamente.

Son los frailes agustinos de este monasterio los encargados de recibir los restos mortales de los reyes y de las reinas madres de reyes que van a ubicarse en este monumento patrimonio de la humanidad, y los que determinan cuándo se dan las condiciones para su ubicación final.

El prior de dicha comunidad agustina en el momento del fallecimiento de Don Juan, José Luis del Valle, explicó entonces que sus restos permanecerían en la antesala del panteón entre veinticinco y treinta años

Fuentes cercanas a los agustinos escurialenses (una comunidad formada actualmente por veintiocho miembros) han señalado que ese es el tiempo estimado, pero que no hay una regla fija y que puede adelantarse en algunos casos. "La decisión no se toma a golpe de efeméride y todo lleva su tiempo", han señalado estas fuentes, que no ofrecen detalles sobre las estimaciones actuales en torno al momento en que el padre del Rey podría ocupar la urna sepulcral reservada para él en el panteón.

Será la penúltima disponible de las veintiséis existentes en este recinto, situado bajo el altar mayor de la Basílica del Monasterio de El Escorial y que, con alguna excepción (Felipe V y Fernando VI), alberga los restos de los reyes de España desde Carlos I.

El último sarcófago (todos ellos son de mármol gris, de traza barroca, sostenidos por cuatro garras de león en bronce dorado y con la inscripción en relieve del nombre del correspondiente rey o reina) está reservado para Doña María de las Mercedes. Los restos mortales de la esposa de Don Juan y madre del Rey se encuentran también en la antesala del panteón tras su fallecimiento el 2 de enero del año 2000.

Don Juan y su esposa son los únicos que permanecen en esa sala después de que en el año 2011 se trasladaran al recinto principal los restos de la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII y abuela de Don Juan Carlos. El hecho de que no quede más espacio en el Panteón de Reyes obliga a buscar una solución para el futuro, una cuestión que fuentes consultadas aseguran que está abierta y que no se ha tomado ninguna decisión al respecto.

Don Juan dejó una herencia de más de mil millones de pesetas

MADRID.- Mañana, 1 de abril, se cumplen 20 años del fallecimiento de don Juan de Borbón, quien ha quedado retratado para la historia como el hijo de rey y padre de rey que no pudo llevar la corona. Se ha escrito también de él frecuentemente que vivió sin la holgura económica que habría correspondido a esta posición de eslabón entre dos monarcas. Pero, según ha podido comprobar 'El Mundo', la segunda parte del tópico difiere bastante de la realidad. Don Juan murió rico.

A su fallecimiento, el conde de Barcelona dejó una fortuna de 1.100 millones de pesetas, que incluía 728,75 millones en fondos depositados en cuentas en el extranjero. Cuando se cumplen dos décadas de su desaparición y cien años de su nacimiento, Crónica reconstruye, con documentos inéditos, los pormenores del patrimonio del conde de Barcelona y cómo se distribuyó exactamente entre sus hijos: don Juan Carlos y las infantas Pilar y Margarita.
El padre del rey falleció el 1 de abril de 1993, a punto de cumplir 80 años, en la habitación 601 de la clínica Universitaria de Navarra, en Pamplona, víctima de un cáncer. La apertura de su testamento revelaría un legado compuesto por propiedades inmobiliarias valoradas en más de 350 millones de pesetas: el chalé familiar de Puerta de Hierro (Madrid), un apartamento en Estoril y parte de un inmueble de oficinas en la Gran Vía madrileña. Pero, sobre todo, el grueso de su patrimonio lo constituían tres cuentas domiciliadas en Suiza: una en Ginebra y dos en Lausanne. En total, cuentas más inmuebles sumarían unos 1.100 millones.
Así queda reflejado en la documentación "Tramitación y cumplimiento de las voluntades testamentarias" que da cuenta del reparto de la herencia del conde de Barcelona, papeles que obran en poder de Crónica. En uno de sus apartados, "Saldos exteriores", se desglosan estas cuentas en el extranjero.
La primera de ellas, a la que los documentos se refieren como "de usufructo", estaba depositada en Lausanne. Era la número 28.668-2L4B de la S.B.S, siglas de la Société de Banques Suisse, y tenía 3.032.000 francos suizos (FS). (En realidad, su saldo a la muerte de don Juan era de 3.577.851 FS, pero poco después se retiró el equivalente a 50 millones de pesetas para la infanta Margarita por orden de su padre). El montante de la segunda, la "cuenta corriente en Lausanne", ascendía a 1.622.324 FS. Y la tercera, "cuenta corriente en Ginebra", contaba con 2.755.600 FS.
En total, 7.955.775 FS que, al cambio de entonces -91,6 ptas. en octubre, cuando se liquidó la herencia- suponían 728,75 millones de pesetas, cantidad nada desdeñable para aquel 1993, en el que empezaban a sentirse los síntomas de la crisis económica desatada tras los JJOO de Barcelona y la Expo 92 sevillana. Una vivienda de 117 m2 en Madrid, por ejemplo, costaba 28,9 millones de ptas. (170.000). Sólo con sus depósitos suizos, don Juan podría haber comprado 25 pisos como este.
En contra de lo escrito hasta ahora, el padre del rey no dejó una modesta herencia compuesta por unas cuantas propiedades, una cuenta en España con 25 millones de pesetas y otra de seis millones de pesetas en el extranjero. Los datos que revela Crónica corrigen tal error histórico: el conde de Barcelona gozaba de una economía muy saneada y transmitió un valioso legado a sus hijos.
Pero, ¿cuáles fueron sus últimas voluntades?, ¿cómo se distribuyeron estos fondos entre sus herederos? Comencemos por la primera cuenta, la denominada "de usufructo", depositada en Lausanne, la ciudad de la neutral Suiza donde don Juan, doña María de las Mercedes y sus hijos residieron durante parte de la II Guerra Mundial, entre 1942 y 1946. Allí se desvanecieron las esperanzas del conde de Barcelona de que tras el conflicto bélico virara el régimen político en España y se reinstaurara la monarquía. El 1 de febrero de 1946, de madrugada y en automóviles con las luces apagadas, toda la familia dejaba Lausanne camino del exilio definitivo en Estoril. Todos menos don Juan Carlos, que se quedó en Suiza, estudiando en el colegio Los Marianistas en Friburgo.
Lo que no se había esfumado en Lausanne cuando se abrió el testamento en 1993 fue la cuenta con 3.032.000 francos suizos, una cantidad a la que, por mandato de don Juan, ya se habían restado 50 millones de pesetas con los que se mejoró la parte de su hija Margarita, nacida invidente. "El montante", se lee en la documentación sobre esta cuenta, "es ya neto después de deducir el contra-valor de 50.000.000 de pesetas, ingresados a S.A.R. la Infanta Dª Margarita, en cumplimiento de la voluntad de su Augusto Padre".
Si se suman estos 50 millones de pesetas a los depósitos de las tres cuentas resulta que el saldo en el extranjero de don Juan ascendía a 728,75 millones. Hoy equivaldrían a 7,85 millones de euros, aplicándole las sucesivas subidas del IPC.
Es a esta cuenta "de usufructo" a la que el dossier dedica mayor atención. De ella se dice: "Si bien no existe imperativo legal para que la cuenta 'usufructo' continúe, siempre fue deseo de S.A.R. el conde de Barcelona que se mantuviera para el futuro esta situación y, por tanto, S.M. el rey y S.A.R. el príncipe de Asturias desean, y a nuestro juicio moralmente deben hacerlo, continuar con el mismo procedimiento, no debiendo por tanto repartirse los fondos, salvo la cantidad satisfecha a S.A.R. la infanta Margarita [50 millones de pesetas] por expresa voluntad de su augusto padre, quien indicó verbalmente que los fondos provinieran de la mencionada cuenta. De los restantes saldos, debe tomarse el acuerdo de no repatriar oficialmente ninguna cantidad, por cuanto de una parte no son cantidades de relieve y podrían crear sin embargo el beneficio de la duda sobre la existencia de cifras mayores".
Se trasladaba así a la letra escrita la recomendación de que la cuenta número 28.668-2L4B de Lausanne continuara abierta, y se le restaba importancia al vasto capital que dejaba don Juan. "La imagen y prestigio de S.A.R. el conde de Barcelona podría quedar afectada, ya que de todos ha sido siempre conocida la inexistencia de una fortuna o recursos importantes", añadían los encargados de la liquidación testamentaria.
De lo escrito se deduce además que esta cuenta especial "de usufructo" podría ser en realidad la cuenta de socorro abierta por Alfonso XIII que refieren varios biógrafos: un depósito creado por el abuelo del rey para suministrar fondos a cualquiera de la familia que atravesara dificultades. De ser así, el conde de Barcelona habría heredado su titularidad con 27 años, a la muerte de Alfonso XIII, fallecido en febrero de 1941. Don Juan se convirtió entonces en el jefe de la Casa Real de España en el exilio, condición que ostentaría hasta el 14 de mayo de 1977, cuando renunció a sus derechos dinásticos en favor de su hijo. Ese día dijo oficialmente adiós a la posibilidad de ser el rey Juan III.
Pese a las intenciones manifestadas en las voluntades testamentarias de que la cuenta "de usufructo" continuara tal y como estaba, lo cierto es que finalmente fue prácticamente vaciada. La especial naturaleza de este depósito explicaría que, según la documentación, el grueso del saldo -en octubre de 1993, cuando se ejecutó el reparto de la herencia, ya no era de tres millones sino de 2.766.312 francos suizos- pasara al control del entonces jefe de la Casa Real española, es decir, el rey. A beneficio de don Juan Carlos están anotados 2.500.000 FS -229 millones de pesetas de 1993- de este depósito "de usufructo", en el que quedó un remanente de 226.000 FS.

200 millones en acciones

Esta cuenta había sido también el destino final de gran parte de los 201,5 millones de pesetas que se obtuvieron "por la venta de todos los títulos [acciones] pertenecientes a S.A.R. el conde de Barcelona" y que inicialmente se ingresaron en la caja fuerte que don Juan tenía alquilada en Privanza, entidad del entonces Grupo Bilbao Vizcaya (BBV).
Antes de liquidar la herencia (mediaron seis meses entre la muerte de don Juan y el finiquito), 160 de estos millones procedentes de la venta de los valores fueron sacados de la caja de seguridad, la número 96, y traspasados a la cuenta "de usufructo" de Lausanne. Los 41,5 millones restantes de las acciones se emplearon en cubrir gastos de la casa de los condes de Barcelona y en indemnizar al personal de la misma, con el que don Juan fue generoso. Están anotados, por ejemplo, cinco millones de pesetas para cada uno de los marineros de su yate, el Giralda: Basilio Arroirta, José Ferro y Emilio Begoña, quienes estuvieron 14 años a su servicio. A José María Sampedro, contable y tesorero, le asignó otros cinco millones. Y ocho "para Rocío", que no puede ser otra que Rocío Ussía, su fiel secretaria.
Son datos inéditos e históricos, máxime dado el secretismo que siempre ha rodeado los patrimonios y últimas voluntades de los miembros de la familia real. La herencia de la que más detalles se conocen probablemente es la de Alfonso XIII, quien favoreció precisamente a don Juan. Había tenido seis hijos con la reina Victoria Eugenia, pero el primero, Alfonso, y el benjamín, Gonzalo, fallecieron. Le sobrevivieron cuatro herederos: Jaime -el segundo en la línea sucesoria, quien renunció al puesto en favor de su hermano-, Juan, Beatriz y María Cristina.
De los 18.454.021 pesetas que Alfonso XIII tenía en 1941, entre efectivo y valores, don Juan heredó 8.611.876 pesetas, tres veces más que sus hermanos. Fue también el destinatario de otros valiosos bienes, como los palacios de la Magdalena y Miramar, vendidos en los 70 a los ayuntamientos de Santander y San Sebastián por 227,5 millones. Quizá lo obtenido en estas operaciones pasó a engrosar los saldos suizos puesto que, según los documentos, no tenía sumas importantes en España. Aquel ejercicio de 1993, se recoge en el dossier, la declaración de la renta le salió a devolver.

Letizia "low cost" neutraliza una foto mermada y unos gritos aislados


PALMA.- Como cada Semana Santa la Familia Real española ha acudido a la tradicional misa de Pascua en la Catedral de Palma de Mallorca, aunque este año ha estado marcado por las ausencias, ya que ni el Rey Don Juan Carlos ni los Duques de Palma han asistido al acto. Tampoco estuvieron los hijos de Doña Elena. Con los escándalos que azotan a la Casa Real, la tradicional foto de Semana Santa en Palma, cada vez es más escueta.

Y por si fuera poco, a la llegada de los pocos miembros de la Familia Real que se dejaron caer por la isla, se pudieron escuchar algunos gritos aislados como "Sofía, la olla está vacía", así como algunas críticas hacia Iñaki Urdangarin.La Reina, los Príncipes de Asturias, acompañados por sus hijas Leonor y Sofía, y la Infanta Elena hicieron oídos sordos a las protestas de los allí presentes y fueron recibidos por el nuevo obispo de Mallorca, Javier Salinas, el Presidente del Govern, José Ramón Bauzá y la Presidenta del Consell, María Salom.Para la ocasión, la Princesa Letizia vestía un traje de chaqueta y pantalón con un bolso azul, mientras que sus hijas lucían vestidos con estampado floral y rebecas de punto. No es la primera vez que la Princesa opta por lo que lo especialistas denominan un look "low cost" y este domingo de Resurrección volvió a hacerlo. La chaqueta que lució pertenece a la colección primavera verano de Mango y cuesta 69,99 euros, tiene un estampado étnico con un ribete en beige y cuello redondo; los pantalones, muy elegantes, rectos y azul marino. Como complementos, unos zapatos de Úrsula Mascaró también en azul marino, a juego con el bolso.
Por su parte, la Reina y su hija la Infanta Elena también han optado por darle un toque de color a su look. Doña Sofía con una chaqueta de estampado floral y falda lápiz oscura y la Infanta Elena con un traje de chaqueta en tonos berenjena en los pantalones y mix de color en la americana. Al mal tiempo, ya se sabe, buena cara. 

La Reina, los Príncipes de Asturias con sus hijas, Leonor y Sofía, y la Infanta Elena han abandonado la Catedral de Palma sobre las 12.50 horas donde han asistido, a partir de las 12.00 horas, a la Misa del Domingo de Resurrección oficiada por el obispo de Mallorca, Javier Salinas.
   A la salida del santuario, se han despedido de las autoridades y se han subido en dos automóviles. Concretamente, en uno de ellos viajaba la Reina y su hija, mientras que en el otro viajaban el Príncipe -quien conducía el coche-, acompañado por su esposa y sus dos hijas.
   Durante la salida también se han podido escuchar algún tímido grito en contra de la monarquía como "Vaya Casa Real que tenemos", si bien ha sido en menor medida que a su llegada puesto que un agente de la Policía Nacional se ha situado delante de la persona que los profería.
   No obstante, la Reina también ha sido vitoreada por los asistentes, que la llamaban guapa", aprovechando que las ventanillas del automóvil estaban bajadas y se despedía con la mano de la gente.
   Los ausentes este año han sido el Rey Don Juan Carlos, quien se recupera de su operación de hernia discal, y los duques de Palma, cuya imagen en la isla se ha deteriorado notablemente a consecuencia del caso judicial que afronta Iñaki Urdangarin y más recientemente tras la difusión de unos correos electrónicos en los que el yerno del Rey firmaba como el duque 'En...Palma...do'.
   Para la ocasión, la Princesa Letizia vestía un traje de chaqueta y pantalón con un bolso azul, mientras que sus hijas lucían vestidos floreados similares y sendas rebecas. Por su parte, la Reina optaba por una chaqueta también floreada y una falda hasta la rodilla negra.
   El año pasado coincidieron en Palma los Reyes --aunque llegaron por separado, Doña Sofía unos días antes que el Rey-- los Príncipes de Asturias y sus hijas, las Infantas Leonor y Sofía, y la Infanta Elena.
   La Infanta Cristina, que sí acudió a la Misa de Pascua en Palma en 2011, ya causó baja el año pasado, mientras que su marido no participa en esta ceremonia desde la Semana Santa de 2005.
   Este año tampoco será el primero en el que falte el jefe del Estado puesto que en 2011 Don Juan Carlos se quedó en Zarzuela preparando una visita del emir de Qatar a España.

ICV pide explicaciones al Rey sobre la herencia de su padre

BARCELONA.- La portavoz de ICV en el Parlament de Cataluña, Dolors Camats, ha pedido este domingo explicaciones al Rey por la información publicada en el diario 'El Mundo', según la cual el monarca habría recibido una herencia de 375 millones de euros, procedente de una fortuna de 728 millones que su padre, Don Juan de Borbón, tenía repartida en tres cuentas de Suiza.

   "El jefe de un Estado democrático del siglo XXI debería estar preparado y dispuesto a ser transparente" ha asegurado Camats en un comunicado donde ha asegurado que, en caso de que se confirme la información, el Rey habría defraudado y, por lo tanto, no debería seguir en su cargo.
   Camats también ha pedido al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que informe en el Congreso de Diputados sobre si algún miembro de la Casa Real se ha acogido a la amnistía fiscal y que explique si el Gobierno tiene conocimiento de los datos que se han publicado.