MADRID.- Corinna puede acabar convirtiéndose en la peor
enemiga de Iñaki Urdangarin. La delicada situación por la que atraviesa
la Casa del Rey se ha agravado a raíz de la campaña pública de la
pseudoprincesa para distanciarse del caso Noós, por
el que el juez de Palma de Mallorca José Castro imputa al yerno del rey
delitos de evasión de capitales, fraude a la administración, blanqueo y
malversación.
La irrupción de Corinna ha forzado a
la Casa Real a tomar las riendas de la defensa del duque de Palma para
controlar el proceso judicial. El objetivo, sin embargo, es que el
escándalo se quede en Urdangarin y no afecte más a la ya deteriorada
imagen del monarca, aunque eso suponga que el marido de la infanta
Cristina acabe cumpliendo parte de una pena de prisión.
Por esa razón, fuentes próximas al bufete Brugueras García-Bragado,
Molinero & Asociados, al que pertenece el abogado de Urdangarin
Mario Pascual Vives, aseguran que hace algo más de un mes que el letrado
del duque, que originalmente parecía una elección completamente ajena a
la Corona, rinde cuentas ahora al Palacio de la Zarzuela y, en
particular, al asesor jurídico del rey, José Manuel Romero Moreno, conde
de Fontao y compañero de pupitre del monarca.
Romero
Moreno fue designado por el rey a finales de 2006 para elaborar un
informe interno, de consumo exclusivo de la Casa Real, sobre las
actividades del Instituto Nóos, la entidad sin ánimo de lucro a través
de la que el duque de Palma y su socio, Diego Torres, desarrollaron sus
negocios y que según lo constatado hasta ahora por el juez Castro, ha
costado a las administraciones públicas más de ocho millones de euros.
En poco más de un mes, el conde de Fontao constató que la estructura de
ONG de Nóos era una simulación para apropiarse de fondos de la
Administración.
El asesor del rey recomendó ya en
2007 que se buscara un trabajo a Urdangarin fuera de España para que se
distanciara de Nóos. Más allá de que el yerno del rey buscó fórmulas
para seguir con su actividad desde las oficinas de Telefónica en
Washington a través de Diego Torres, en el palacio de la Zarzuela ha
cundido el temor a que el propio conde de Fontao acabe imputado por el
juez Castro en los juzgados de Palma y, sobre todo, a que alguna de las
partes personadas en el procedimientos acuse al asesor del rey de
encubrimiento. Especialmente después de que hoy el represtentante de la
Fiscalía Anticorrupción en la causa, Pedro Orreig, entregue a Castro su
petición de que el conde de Fontao preste declaración.
En la Zarzuela no quieren dejar ningún cabo sin atar, especialmente
después de comprobar que al juez Castro no le tiembla el pulso a la hora
de citar como imputados a personajes destacados en el organigrama de la
Casa del Rey, como el secretario de las infantas, Carlos García
Revenga, que prestó declaración el 23 de febrero, después de que lo
hiciera Iñaki Urdangarin.
El rey está desnudo
El conde de Fontao es el último cortafuegos antes de llegar
directamente al monarca, aunque éste tenga estatus de irresponsable
judicial en la Constitución. Si cayera Fontao, el rey estaría desnudo.
El papel de árbitro político reservado para el rey de España, Juan
Carlos de Borbón, durante la transición hace ya tiempo que ha dejado de
proteger a la Corona.
Desde que en octubre de 2011
estallara el escándalo protagonizado por Iñaki Urdangarin, el papel de
la Corona está siendo cada vez más cuestionado, tanto por las andanzas
empresariales del yerno del rey, como por la relación del propio monarca
con la enigmática princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
Hasta el punto de forzar la comparecencia del director del Centro
Nacional de Inteligencia (CNI) en el Congreso de los Diputados para
rendir cuentas de los vínculos entre la alemana y los servicios secretos
españoles.
Y es que el tsunami que ha llegado a la Zarzuela a causa de las andanzas profesionales de
Urdangarin ha puesto en evidencia que la Casa del Rey no había
percibido el cambio de actitud de la sociedad española respecto a sus
instituciones. A marchas forzadas, la Corona ha ido parcheando la
situación. Primero con la contratación de un nuevo secretario general,
Rafael Spottorno, y del nuevo responsable de relaciones externas, Javier
Ayuso.
Pero la incapacidad de Urdangarin y de su
abogado para mantener el diálogo con el socio del duque, Diego Torres,
ha hecho que las nuevas incorporaciones en la Zarzuela hayan servido de
poco. Torres está especialmente molesto por el hecho de que su esposa,
Ana María Tejero, esté imputada en el procedimiento, mientras la
citación de la infanta Cristina ni siquiera se haya planteado ni como
testigo. Torres presionó a su exsocio para intentar negociar una
solución extrajudicial.
Correo electrónico y SMS
Como tanto el duque como su abogado desdeñaron las propuestas de
Torres, el abogado de este último, Manuel González Peeters, que durante
meses ha venido denunciando seguimientos por el CNI, aportó a la causa
197 correos electrónicos que acreditan las relaciones de Nóos con
Corinna o con Romero Moreno y que ya han sido aceptados como prueba por
el juez Castro. Urdangarin acudió a declarar el 23 de febrero. El
viernes 22, tanto el duque de Palma como su abogado, acudieron a la
Zarzuela para recibir instrucciones directas de la Casa del Rey.
De hecho, ambos pasaron la noche en el pabellón de invitados de la
residencia oficial del jefe del Estado para acudir a primera hora de la
mañana a Palma desde el aeropuerto de Barajas. El propio Urdangarin
confirmó indirectamente este último extremo el mismo 22 de febrero,
cuando denunció en el mismo palacio de la Zarzuela ante las autoridades
policiales estar siendo víctima de un supuesto acoso telefónico, después
de que su número de teléfono móvil apareciera publicado en algunas
páginas web.