sábado, 9 de marzo de 2013

La Casa Real toma las riendas de la defensa de Urdangarin

MADRID.- Corinna puede acabar convirtiéndose en la peor enemiga de Iñaki Urdangarin. La delicada situación por la que atraviesa la Casa del Rey se ha agravado a raíz de la campaña pública de la pseudoprincesa para distanciarse del caso Noós, por el que el juez de Palma de Mallorca José Castro imputa al yerno del rey delitos de evasión de capitales, fraude a la administración, blanqueo y malversación.

La irrupción de Corinna ha forzado a la Casa Real a tomar las riendas de la defensa del duque de Palma para controlar el proceso judicial. El objetivo, sin embargo, es que el escándalo se quede en Urdangarin y no afecte más a la ya deteriorada imagen del monarca, aunque eso suponga que el marido de la infanta Cristina acabe cumpliendo parte de una pena de prisión.

Por esa razón, fuentes próximas al bufete Brugueras García-Bragado, Molinero & Asociados, al que pertenece el abogado de Urdangarin Mario Pascual Vives, aseguran que hace algo más de un mes que el letrado del duque, que originalmente parecía una elección completamente ajena a la Corona, rinde cuentas ahora al Palacio de la Zarzuela y, en particular, al asesor jurídico del rey, José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao y compañero de pupitre del monarca.

Romero Moreno fue designado por el rey a finales de 2006 para elaborar un informe interno, de consumo exclusivo de la Casa Real, sobre las actividades del Instituto Nóos, la entidad sin ánimo de lucro a través de la que el duque de Palma y su socio, Diego Torres, desarrollaron sus negocios y que según lo constatado hasta ahora por el juez Castro, ha costado a las administraciones públicas más de ocho millones de euros. En poco más de un mes, el conde de Fontao constató que la estructura de ONG de Nóos era una simulación para apropiarse de fondos de la Administración.

El asesor del rey recomendó ya en 2007 que se buscara un trabajo a Urdangarin fuera de España para que se distanciara de Nóos. Más allá de que el yerno del rey buscó fórmulas para seguir con su actividad desde las oficinas de Telefónica en Washington a través de Diego Torres, en el palacio de la Zarzuela ha cundido el temor a que el propio conde de Fontao acabe imputado por el juez Castro en los juzgados de Palma y, sobre todo, a que alguna de las partes personadas en el procedimientos acuse al asesor del rey de encubrimiento. Especialmente después de que hoy el represtentante de la Fiscalía Anticorrupción en la causa, Pedro Orreig, entregue a Castro su petición de que el conde de Fontao preste declaración.

En la Zarzuela no quieren dejar ningún cabo sin atar, especialmente después de comprobar que al juez Castro no le tiembla el pulso a la hora de citar como imputados a personajes destacados en el organigrama de la Casa del Rey, como el secretario de las infantas, Carlos García Revenga, que prestó declaración el 23 de febrero, después de que lo hiciera Iñaki Urdangarin.

El rey está desnudo

El conde de Fontao es el último cortafuegos antes de llegar directamente al monarca, aunque éste tenga estatus de irresponsable judicial en la Constitución. Si cayera Fontao, el rey estaría desnudo.

El papel de árbitro político reservado para el rey de España, Juan Carlos de Borbón, durante la transición hace ya tiempo que ha dejado de proteger a la Corona.

Desde que en octubre de 2011 estallara el escándalo protagonizado por Iñaki Urdangarin, el papel de la Corona está siendo cada vez más cuestionado, tanto por las andanzas empresariales del yerno del rey, como por la relación del propio monarca con la enigmática princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Hasta el punto de forzar la comparecencia del director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en el Congreso de los Diputados para rendir cuentas de los vínculos entre la alemana y los servicios secretos españoles.

Y es que el tsunami que ha llegado a la Zarzuela a causa de las andanzas profesionales de Urdangarin ha puesto en evidencia que la Casa del Rey no había percibido el cambio de actitud de la sociedad española respecto a sus instituciones. A marchas forzadas, la Corona ha ido parcheando la situación. Primero con la contratación de un nuevo secretario general, Rafael Spottorno, y del nuevo responsable de relaciones externas, Javier Ayuso.

Pero la incapacidad de Urdangarin y de su abogado para mantener el diálogo con el socio del duque, Diego Torres, ha hecho que las nuevas incorporaciones en la Zarzuela hayan servido de poco. Torres está especialmente molesto por el hecho de que su esposa, Ana María Tejero, esté imputada en el procedimiento, mientras la citación de la infanta Cristina ni siquiera se haya planteado ni como testigo. Torres presionó a su exsocio para intentar negociar una solución extrajudicial.

Correo electrónico y SMS

Como tanto el duque como su abogado desdeñaron las propuestas de Torres, el abogado de este último, Manuel González Peeters, que durante meses ha venido denunciando seguimientos por el CNI, aportó a la causa 197 correos electrónicos que acreditan las relaciones de Nóos con Corinna o con Romero Moreno y que ya han sido aceptados como prueba por el juez Castro. Urdangarin acudió a declarar el 23 de febrero. El viernes 22, tanto el duque de Palma  como su abogado, acudieron a la Zarzuela para recibir instrucciones directas de la Casa del Rey.

De hecho, ambos pasaron la noche en el pabellón de invitados de la residencia oficial del jefe del Estado para acudir a primera hora de la mañana a Palma desde el aeropuerto de Barajas. El propio Urdangarin confirmó indirectamente este último extremo el mismo 22 de febrero, cuando denunció en el mismo palacio de la Zarzuela ante las autoridades policiales estar siendo víctima de un supuesto acoso telefónico, después de que su número de teléfono móvil apareciera publicado en algunas páginas web.

Corinna de humo: pánico en La Zarzuela / José Ramón Blázquez

¿Para qué necesita ahora la tele culebrones de historias inverosímiles si ya tiene uno doblemente real -de realidad y de realeza- con Corinna, la amiga “entrañable” del rey? 

 El relato reúne todos los ingredientes de los folletines de sobremesa: amores secretos, traiciones, ambiciones, escándalos, lujo, intrigas y un final trágico en ciernes. Algunas cadenas han olfateado la presa y se han lanzado sobre ella para servírsela al público, ávido del espectáculo decadente de la aristocracia. Por eso, Sálvame, el perfecto foro parlamentario de España, lleva dos semanas hablando de la ex princesa alemana con el mismo tono con que tratan las andanzas de la rústica Campanario o el zángano Falete.

La interpretación mostrenca de los tertulianos es que la señora Wittgenstein (¡pobre Ludwig, tu venerable apellido arrastrado por el fango de la frivolidad!) pretende con sus apariciones mediáticas desviar la atención sobre el rey y servir de cortina de humo para preservar a su egregio enamorado. ¡Qué sutil perspicacia!  

En efecto, no hay duda de que alguna poderosa agencia de imagen ha contratado para Corinna tres calculadas entrevistas: en El Mundo, para una dimensión política; en ¡Hola!, para una versión glamurosa, y en Paris Match, para consumo internacional. Pero el objetivo no es proteger al jefe del Estado, sino a sí misma. Ella existe para la opinión pública en virtud de sus presuntos pecados con Juan Carlos I, de manera que su protagonismo en los medios provoca inevitables referencias al rey y el yernísimo.  

La Zarzuela hubiera preferido a una Corinna furtiva y discreta, como todas las amantes anteriores.

Lenguaraces y soeces, los cotillas rosas despedazan a Corinna, pero hablan con temor reverencial del soberano. No entienden que la mayoría social ya ha perdido ese servil respeto. Los halagos al Borbón suenan como cañonazos contra su castillo. 

No conozco peor enemigo de la monarquía que Jaime Peñafiel en su papel de cortesano defendiendo el buen nombre del rey: al viejo bufón palaciego ya nadie le ríe las gracias.

Monarquía por puntos / Enrique Linde

En el pensamiento socialista siempre aletea un alma republicana. Por criterio democrático y por razones históricas en el ideario del partido de Pablo Iglesias siempre se pensó en la república como forma ideal de organización del Estado. En la transición el PSOE renunció a esa forma de gobierno, en aras a lograr el acuerdo constitucional que se consideraba imprescindible. El mismo desprendimiento ideológico, no siempre bien valorado, hizo el Partido Comunista o Esquerra Republicana. 

 Cierto es que la "reinstauración" de la monarquía en la persona de Juan Carlos I gozaba de reconocimiento social y político por sus indiscutibles esfuerzos en instaurar un régimen democrático en este país, acrecentados posteriormente por su posicionamiento en el intento golpista del 23F. Pero ha sido precisamente esa circunstancias especiales en que se desenvolvieron los primeros años de su existencia los que le acarrearon un protagonismo excesivo e impropio de esa institución y que, en consecuencia, a la larga, le han supuesto un desgaste mayor del deseado y sujeto a frecuentes críticas. 

Puede decirse que la monarquía de Juan Carlos gozó de innumerables puntos para conducir el trono, pero con el paso del tiempo, por errores propios y ajenos ha ido perdiendolos y que ahora no goza del respeto y reconocimiento necesarios. En definitiva, se está quedando sin puntos.

No parece ni siquiera razonable, en las actuales circunstancias de la sociedad española, someter a la ciudadanía a una decisión sobre la pervivencia de la monarquía. Sería desde luego romper de forma clamorosa el consenso constitucional en el momento más inoportuno. Pero sí es posible, con la misma lealtad constitucional, plantearse la conveniencia de que se produzca un relevo en la persona del príncipe Felipe. Es la oportunidad histórica de conformar una monarquía menos protagonista, más moderna, más austera, más sobria, sencilla y discreta. 

Y no cabe pensar que en estos momentos tan azarosos para España y la monarquía no es tiempo adecuado para el relevo; todo lo contrario, es precisamente, cuando la vida pública está necesitada de una profunda regeneración, cuando es oportuno plantearse la abdicación del rey o dicho en términos menos ampulosos, el relevo en el trono. Se está haciendo necesario que los dirigentes políticos pierdan ese temor reverencial a la monarquía y planteen con naturalidad lo que gran parte de la ciudadanía ve natural. Puede ser la última oportunidad monárquica.

Protocolo e imagen pública de la Casa Real / Maria Antònia Aloy

La Casa Real española no está pasando por sus mejores momentos. Su imagen pública se ha visto totalmente devaluada por los múltiples escándalos ocurridos en los últimos tiempos. Consciente de ello la institución ha recurrido a algunas estrategias para mejorar esta imagen. Una de estas estrategias la hemos podido comprobar con los cambios en el protocolo que han incorporado recientemente y que tuvieron su oficialización el pasado 12 de octubre en su habitual “desfile militar”. 

A partir de este acto se decidió apartar a las infantas de la presidencia de los actos oficiales, dejando a los Reyes y los Príncipes como los únicos representantes que asistirán a las actividades que componen la agenda oficial de la Casa Real. Ese día pudimos ver a la Infanta Elena ocupando un lugar en el sector de invitados y no en el palco oficial como solía hacerse hasta ahora. El motivo por el cual se tomó esta decisión puede tener su origen en la voluntad de la institución en desvincularse de aquellos miembros de la Familia Real culpables de gran parte de la negativa imagen pública de la nobleza española. Puede que este cambio ya estuviese previsto antes de estallar el caso Noos, pero la imagen que se está dando es sin duda la de aprovechar estos cambios protocolarios para alejar estos miembros de la familia.

Pero la Casa Real no es la única institución que quiere desvincularse de algunos de sus miembros. El ayuntamiento de Palma ha manifestado recientemente la voluntad de que Iñaki Urdangarín no utilice su tratamiento como Duque de Palma para evitar perjudicar la imagen de la ciudad. Por el momento el ayuntamiento ha recuperado el nombre de la antigua Rambla que pasó a denominarse de los Duques de Palma. Esto es a lo único que de momento pueden aspirar, ya que el tratamiento de Duque de Palma solo puede dejar de ser utilizado por Iñaki si o bien se divorcia de la Infanta o bien el Rey retira el título a su hija. 

Así es como lo dicta el Real Decreto 1368/1987 (publicado en el BOE del 12/11/1987) sobre los Títulos, Tratamientos y Honores de la Familia Real. Hasta el momento la ciudad continuará saliendo en todas las noticias relacionadas con el caso de corrupción Noos, hecho que no ayuda para nada a su reputación turística y que contradice la imagen que se ha querido dar siempre de relacionar el turismo de Mallorca con la monarquía. En todo caso la petición del ayuntamiento de Palma dependerá en exclusiva de la decisión que tome la Casa Real, ya sea con mantener la situación tal y como está o tomar una medida drástica sobre el futuro de la Infanta Cristina.

Pero la cuestión es conocer si realmente estos cambios de protocolo están sirviendo o no para limpiar la imagen de la Casa Real de España o más bien la está empeorando.

Este caso puede aplicarse a cualquier situación del sector empresarial. La reputación de una institución deberá formarse durante años a partir de la coherencia entre lo que decimos que somos y lo que realmente somos. Esta transparencia será la única manera de generar confianza en nuestro público objetivo. Además, una buena gestión de la reputación pública en casos de crisis puede ayudarnos a mantener los niveles de popularidad de nuestra marca, siempre que se afronte el problema con responsabilidad, asumiendo errores y tomando decisiones importantes de manera rápida y eficaz. Este mismo ejercicio de reflexión es el que tendrá que hacer la Casa Real si quiere recuperar la confianza en los ciudadanos españoles.

El príncipe Felipe esquiva la toma de posesión de Maduro tras el funeral de Chávez

MADRID.- El príncipe de Asturias representó a España en las exequias por la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez, pero no se quedó durante la ceremonia de la toma de posesión del anterior vicepresidente Nicolás Maduro, a diferencia de otros mandatarios. Según algunas versiones de prensa local fue increpado y abucheado.

El Gobierno de Mariano Rajoy había decidido dar el máximo nivel a la representación española en el funeral y envió al Heredero de la Corona acompañado por el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Jesús Gracia, la misma delegación que suele acudir a las tomas de posesión, según 'Abc'.
Con corbata negra, camisa blanca, traje azul marino y el rostro grave, el Príncipe representó a España en la larga ceremonia, que duró tres horas, pero no se quedó, como hicieron muchos otros mandatarios, a la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, contraria a la Constitución de ese país.
Alrededor del féretro se formaron a la vez en guardia de honor desde el presidente chileno Sebastián Piñera hasta el príncipe Felipe, pasando por los mandatarios mexicano Enrique Peña Nieto y colombiano Juan Manuel Santos.
La toma de posesión de Maduro ha estado muy cuestionada por la oposición de Venezuela, ya que, la Constitución venezolana, en el artículo 233, precisa que "la falta absoluta del presidente" acarreará la convocatoria de elecciones si se produce durante los primeros cuatro años de mandato.
En el caso de que se tratara en los dos últimos de los seis de la legislatura, es el vicepresidente el que asume la Presidencia.
Según esto, sería el presidente de la Cámara de los Diputados, Cabello Diosado, quien tendría que tomar el timón de la convocatoria de elecciones.
El gesto del Príncipe puede interpretarse como un no reconocimiento al nuevo poder adquirido por Nicolás Maduro, antes de que unos comicios generales avalen al que será nuevo presidente de Venezuela.

Xosé Manuel Beiras dice que "el golpe del 23F fue eficaz"

FERROL.- Xosé Manuel Beiras ha asegurado hoy en Ferrol que el fallido golpe de Estado del 23F, la "gran confabulación", resultó ser "muy eficaz" aunque "se abortó su parte más macabra", en alusión al intento de un sector del Ejército comandado por Antonio Tejero de hacerse con el control del Congreso de los Diputados.

Beiras también aludió a la monarquía borbónica en repetidas veces para recordar que el monarca actual, el Rey Juan Carlos "fue puesto en el trono con las leyes franquistas" y, matizó que, luego se limitó a "acatar la Constitución" que definía al Estado español como una monarquía parlamentaria. 
Aunque la conferencia llevaba por título: "A situación política de Galiza", Beiras acabó por retroceder a los últimos años del franquismo y al golpe del 23F, según explicó, para contextualizar la situación actual y el proceso de "descomposición democrática" que padece la sociedad. Manifestó que la actual Constitución es "un corsé que se quedó estrecho" hace tiempo.
"Desde el 23F comenzó una involución (democrática)", resumió Beiras. Expuso que, a su juicio, los gobernantes del postfranquismo "se olvidaron de que los procesos sociopolíticos se desarrollan en la sociedad civil".
Eso es lo que garantiza que un proceso democrático se catapulte hacia adelante. "Todo eso fue robado", aseguró, para añadir que "la situación actual no se entiende sin ese robo" y conminar a la sociedad civil a que se autoorganice para recuperar las riendas de la democracia.
En su opinión, la gente más activa en la lucha contra el franquismo, los herederos de aquella tradición obrera, se sintieron "decepcionados" en los años 80. "Todo aquel proceso fue suplantando por un fraude", señaló Beiras. Considera que la Transición impuso que "no era lícito hacer nada sin el permiso del Estado" para no comprometer la autoridad de unas instituciones "recién nacidas".
"Hay ahora mucho pueblo en la calle", concluyó Beiras.

Don Juan Carlos ha abandonado La Milagrosa tras recibir el alta

MADRID.- El rey Juan Carlos ha abandonado en torno a las 12:50 horas peninsular española en un automóvil la clínica madrileña La Milagrosa, en la que fue operado de dos hernias discales hace seis días y donde ha recibido hoy el alta hospitalaria para completar su rehabilitación en el Palacio de la Zarzuela.

Don Juan Carlos ha dirigido una palabras a los numerosos informadores que aguardaban su salida en la calle, frente al acceso al aparcamiento del hospital, donde el vehículo que le traslada a La Zarzuela ha aminorado la marcha para que el Rey, con la ventanilla bajada, se pudiera despedir de los periodistas.
"Gracias por vuestra paciencia y vuestro trabajo a pesar de la lluvia", ha dicho el monarca desde el coche a la prensa. "Estoy muy bien, no me duele la espalda ni nada", ha afirmado.
El sexto parte difundo este mediodía, firmado por el doctor Manuel de la Torre, indicaba que Don Juan Carlos "ha cumplido de forma satisfactoria todo el proceso post operatorio", por lo que "se dan las circunstancias" para darle el alta.
El doctor Manuel de la Torre fue el médico encargado de dirigir la operación que consistió en "la extirpación de hernias discales" en dos segmentos entre vértebras, "una cirugía descomprensiva muy amplia y una estabilización raquídea con una fijación transpedicural" --colocación de tornillos en la columna-- para lo que se empleó un neuronavegador de última generación.
Todo estaba preparado en la clínica para que el Rey abandonase el centro sanitario antes de las 14:00 horas con destino al Palacio de la Zarzuela.
El doctor ya estimó que Don Juan Carlos permanecería entre dos y seis meses de baja tras la que ha sido la séptima intervención quirúrgica del monarca en casi tres años y la cuarta en menos de un año.
El pasado 23 de noviembre el Rey tuvo que pasar por el quirófano para que se le reconstruyera una prótesis la cadera izquierda, desgastada por la artrosis.
Pocos meses antes, en abril, el traumatólogo Angel Villamor ya había intervenido al Rey para implantarle una prótesis en su cadera derecha, también desgatada por la artrosis y que se fracturó tras sufrir una caída en su polémico viaje de caza a Botsuana. Días después de esta intervención, Don Juan Carlos tuvo que regresar al quirófano tras sufrir una luxación.
Antes de esa fecha, el doctor Villamor realizó en junio de 2011 una artoplastia en la rodilla derecha del monarca, que en septiembre de ese mismo año fue intervenido quirúrgicamente del telón de Aquiles. Un año antes, en mayo de 2010, había pasado por quirófano para que le extirparan un nódulo pulmonar, que resultó benigno.
El resto de operaciones a las que se ha sometido el jefe del Estado no son tan recientes. Hay que retroceder al año 2001 para encontrar otra intervención quirúrgica del Rey, en este caso para que le eliminaran unas varices.