Rafael Borrás Betríu, director de la colección
“España escrita”,y posiblemente el director editorial con más éxitos en
su haber de la España actual en la promoción de la escritura del pasado
desde visiones plurales, ha acertado plenamente con la publicación de
este ensayo histórico de Castro-Villacañas.
Hay algo básico que el futuro lector debe de
tener claro de forma inequívoca. Todo aquel que esperase encontrar en el
libro de Javier Castro-Villacañas, sin que esto signifique desdoro o
menoscabo en modo alguno, un trabajo meramente periodístico, por
documentado y bien informado que fuese, experimentaría un rotundo
fiasco. Se trata de otra cuestión, de una obra en la que en las
diferentes partes de la misma asoma de modo continuado la formación de
politólogo y de jurista del autor.
“El fracaso de la Monarquía” es un
lúcido ensayo político donde se analizan las claves del reinado de Juan
Carlos I : la creación del mito personal que oculta el pacto de poder
que se instaura en España tras su llegada al trono, los antecedentes
históricos que influyeron de manera decisiva en su actuación personal
por la instauración de una Monarquía de izquierdas como fórmula para
salvar la Corona, más propiamente su personalísimo sistema.
La
querencia e intereses de la monarquía a favor de la izquierda política y
del nacionalismo para lavar su pasado de haber sido designado como rey
por el generalísimo Franco, así como las posibilidades de continuidad de
su particularísimo régimen en la persona de su hijo Felipe de Borbón
Schleswig-Holstein ( su verdadero segundo apellido, y no de Grecia, como
absurdamente y sin ninguna razón genealógica o histórica se le denomina
y se repite).
La "leyenda blanca" de Juan Carlos I, ha sembrado
profusamente numerosos ensayos y biografías exageradamente apologéticos,
pero el libro de Castro-Villacañas no sólo demuestra la falacia de
tales apologías, algunas rayanas en lo grotesco, sino que con
profundidad propia del politólogo estudioso y del jurista, aporta
numerosas pruebas del fracaso de la monarquía de Juan Carlos I. El autor
señala que en nuestro régimen político se ha conseguido lo más difícil:
empeorar todavía mucho más la situación.
Al déficit democrático, a la
falta de libertad política, a la inexistencia de la división de los
poderes del Estado, a la oligarquía de los partidos políticos, hay que
añadir dos rasgos que hacen aún mucho más perverso nuestro sistema
constitucional, continua Castro-Villacañas, insistiendo en la falta de
independencia del poder judicial, al hacer depender también del
Parlamento la elección de sus órganos de gobierno, lo que confirma la
confusión total de los poderes del Estado frente a la necesaría división
de los mismos.
Otra característica peculiar respecto a otros
sistemas parlamentarios es, su perverso y auténtico carácter
antinacional. Pero al régimen de Juan Carlos I hay que añadirle, además
de la definición teórica de ser una monarquía “partitocrática”, el
carácter definitorio de ser un régimen “desnacionalizador” o
“desintegrador” en lo que respecta a la forma de organizar territorial y
administrativamente el Estado, como consecuencia de la aplicación de un
sistema abierto e indefinido en la organización territorial a través
del Estado de las Autonomías, continua Castro-Villacañas. Y sumamente
acertado es el razonamiento del autor en que el régimen de Juan Carlos I
se desarrolla como un autentico régimen político de izquierdas.
Una
Monarquía se izquierdas, en el sentido de que, para legitimarse por sí
misma y borrar su pecado original franquista, la Monarquía de Juan
Carlos I presenta una querencia interesada hacia la izquierda, creyendo
que con esta posición se va a garantizar su seguridad y va a conseguir
también el reconocimiento por parte de las fuerzas políticas y de la
opinión pública con la idea monárquica.
Expone razonadamente el
autor en que si se tuviera que elegir un término, lo más exacto posible,
para definir el régimen de poder que surge en España tras la muerte del
generalísimo Franco, éste sería, sin lugar a dudas, el de
“juancarlismo”, al ser la voz que mejor define y simplifica la aparente
complejidad de un régimen político que nace tras la proclamanción como
rey de Juan Carlos de Borbón. El reinado de Juan Carlos I, en contra de
lo que se ha afirmado en numerosas ocasiones, es un régimen político de
tipo personal y, como tal, único e intransferible. “A la derecha le
cuesta admitir que el régimen del juancarlismo es, desde sus origenes y
no por decisión política de Rodríguez Zapatero, una Monarquía de
izquierdas con apuntalamiento nacionalista”.
La España asimétrica
de Zapatero no es otra distinta que la España de la Autonomías de la
Constitución del 78, que tanto gusta y defiende la derecha política.
Recrear el consenso , ese consenso piedra angular del sistema, por parte
de Felipe VI significará atraer nuevamente a la izquierda política y a
los nacionalistas hacia la Monarquía, a cambio de concederles todavía
más poder y más prebendas políticas. “Las características, tanto
personales como ideológicas, de Felipe de Borbón Schleswig-Holstein como
la de su mujer Letizia Ortiz Rocasolano, hacen descartar la posibilidad
de imaginar una Mornarquía de derechas como efecto rebote al fracaso y
agotamiento de la Monarquía de izquierdas de su padre”, afirma
rotundamente el autor.
El libro de Castro-Villacañas :“El fracaso
de la monarquía. Las claves políticas del reinado de Juan Carlos I”
representa un ejercicio prístino de razonalismo, del uso de la razón
siempre desmitificadora, especialmente de los fetiches por usados que
sean y por ilusionantes espejismos que presenten . Una vacuna efectiva
contra la equivocidad y el engaño imperantes en la España de hoy donde
la proclamación democrática del régimen juancarlista no es sino la
máscara de una oligarquía dominante.
FICHA EDITORIAL
“El fracaso de la Monarquía”. Las claves políticas del reinado de Juan Carlos I
Javier CASTRO-VILLACAÑAS,
Editorial Planeta
Barcelona, 2013
352 páginas
(*) Politólogo, sociólogo y periodista