jueves, 7 de febrero de 2013

La Casa Real recibirá más de 14 millones de euros de los Presupuestos en concepto de Jefatura del Estado / Jesús Prieto *

El 17 de julio de 2012, la Casa Real anunciaba a bombo y platillo la decisión personal y solidaria del rey Juan Carlos de reducir su salario bruto y el del príncipe de Asturias en un 7,1%. De este modo, la Zarzuela adecuaba los saldos de sus representantes al ajuste que el Gobierno había aplicado anteriormente a los sueldos del jefe del Ejecutivo y ministros, por un lado, y a la cruda realidad que padecía -y padece-, España, por el otro. No obstante, la vocación austera y ahorrativa de la Casa Real ha permanecido en el tiempo como efímera y se ha desvanecido 6 meses más tarde. Hace escasos días, el jefe del Estado decidía recuperar el equivalente, para él y para el heredero, de la extra de Navidad que, de motu propio, eliminó en julio del 2012 para equipararse con los funcionarios. Así, y tras varias operaciones matemáticas que marearon a la perdiz de la sobriedad, el rey y el príncipe volverán a ganar en 2013 lo mismo que en el 2011: 292.752 euros brutos y 146.376 euros, respectivamente.

Ahora, ante los Presupuestos Generales del Estado para 2013, la Casa Real defiende su política de frugalidad con un recorte del 4% en su asignación anual, al pasar de los 8,26 millones de euros de 2012 a los 7,93 que percibirá en 2013. Pero, ¿es realmente ésta la cifra que en este año respaldará la actividad de la Jefatura del Estado? ¿Qué hay de las inversiones indirectas que financian actividades reales? ¿Cuál es el montante total que absorbe del Estado la Casa Real?

Números que burlan la transparencia
 
El Día de los Santos Inocentes de 2011 la Casa Real hacía públicas sus cuentas tras toda una vida monárquica de secretismo. El presupuesto que recibía anualmente del Estado en aquel momento ascendía en 2011 a 8,4 millones de euros. En los Presupuestos Generales de 2012, aprobados allá por junio de dicho curso, la Jefatura del Estado se hacía acreedora de 8,26 millones de euros. Sin embargo, líneas más abajo se contempla una nueva partida directamente relacionada con la institución real: “Apoyo a la gestión administrativa de la Jefatura Estado” dotada con más de 6.148.270 euros; diez mil euros más con respecto a los Presupuestos de 2012.

En los Presupuestos para el presente año, la Jefatura del Estado maquilla su economía de modo insuficiente, percibiendo unos 7,9 millones. Según lo dispuesto en el artículo 65.1 de la Constitución, “el rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma”. Como se puede leer en la página web de la Casa Real, “la cantidad global asignada para el ejercicio 2013 es de 7,933.710 euros” distribuida en cinco grandes capítulos como “Familia Real” (8,81% ó 699.128 euros), “Gastos de personal” (48,78% ó 3.870.000 euros), “Gastos corrientes en bienes y servicios” (40,56% ó 3.218.000 euros), “Fondo de Contingencia” (1,22% ó 96.582 euros), e “Inversiones reales” (0,63% ó 50.000 euros). Las cuentas que la Casa Real publica en este espacio se quedan ahí y nada dicen acerca de los 6.148.670 euros que el Estado inyecta a la institución en concepto de “Apoyo a la gestión administrativa de la Jefatura del Estado’.

Tras varios intentos infructuosos por obtener una respuesta a esta pregunta, el departamento de prensa de la Casa Real remitió a Extraconfidencial.com -única y exclusivamente-, al enlace de “Organización y Presupuestos” (http://www.casareal.es/ES/OrganizacionPresupuesto/PresupuestosAnuales/Paginas/organizacion-y-presupuesto_presupuestos_distribucion-2013.aspx) de su dominio en la red, aduciendo que en él se puede observar “la información sobre la distribución de la partida asignada a la Casa de S.M. el Rey en los Presupuestos Generales del Estado 2013”, donde ustedes podrán observar no se obtiene contestación a nuestras preguntas. Aquí, los 6 millones de la “gestión administrativa” continúan sin aparecer. Además, si el epígrafe ‘Gastos de personal’ –incluido en la distribución de los 7,9 millones-, cubre las retribuciones destinadas a altos cargos (retribuciones del Jefe de la Casa, Secretario General, Jefe del Cuarto Militar y personal de dirección); funcionarios, laborales y otro personal; incentivos al rendimiento; y además cuotas, prestaciones y gastos sociales a cargo del empleador, ¿a dónde se dirigen los más de 6 millones conceptuados para la “gestión administrativa”? Un misterio silenciado u ocultado por el departamento de Comunicación de la Casa Real.
 
Duplicidades innecesarias
 
“En dependencia directa de la Subsecretaría de Hacienda y Administraciones Públicas, a la Dirección General del Patrimonio del Estado le corresponde la administración general de los bienes del Patrimonio del Estado y la coordinación de la contratación pública en los términos establecidos en las disposiciones reguladoras”. De este modo presenta Patrimonio del Estado sus funciones y objetivos a partir de los más de 211 millones de euros que, en 2013, recibe del Estado.

Por todos es consabido que Patrimonio del Estado financia indirectamente a la Casa Real a través de un sinnúmero de vías. No obstante, esta no es la única plataforma de ingresos indirectos que la Casa Real posee. Entre sus gastos no se incluyen los de seguridad, viajes al exterior, parque móvil o personal funcionario, entre otros. Este pastel se lo reparten varios ministerios, aunque no todos detallan cuánto dinero destinan a esos fines. Del presupuesto de Defensa, Economía y Hacienda e Interior no es posible extraer datos concretos en este sentido, aunque sí sabemos que estos tres departamentos y Patrimonio Nacional pagan el sueldo de 369 trabajadores de la Casa del Rey. Los complementos de estos salarios y el pago de las horas extraordinarias sí están contemplados en el presupuesto de la Casa Real, en el apartado ‘incentivos al rendimiento’, englobado –como vimos anteriormente en el epígrafe “Gastos de personal”- y dotado con cerca de tres millones de euros.

Participación multiministerial
 
De este modo, el Ministerio de Defensa lleva a cabo "la preparación de las actividades militares de los miembros de la familia real y mantiene las relaciones de carácter militar con las autoridades del Ministerio de Defensa", sostenida ésta con la propia financiación del órgano ministerial pese a no existir una cifra concreta. Por su parte, la cartera de Interior es responsable de la Jefatura y las Fuerzas de Seguridad del Estado dentro de la Secretaría General de la Casa del Rey, que se ocupan de la seguridad inmediata de la familia real: imposible de cuantificar también. Economía y Hacienda se hace cargo de los gastos del parque móvil -vehículos oficiales y conductores-, que incluye en su presupuesto para el Parque Móvil del Estado. Por otro lado, Exteriores se ocupa de los viajes de la casa real y Presidencia tramita varias partidas de la Casa Real, entre ellas, el sueldo de los funcionarios que forman parte de la Secretaría General.

Hace escasos días se hacía pública la reducción que la Casa Real emprendía respecto a sus vehículos oficiales. Una iniciativa que partió del Ministerio de Economía y Hacienda y no de la propia Casa del Rey, pero que en definitiva redujo el aparcamiento de ésta en 27 unidades, de 72 vehículos a 45. Sin embargo, la Zarzuela necesita más de 3 millones (3.218.000 euros) para sufragar los “Gastos corrientes en bienes y servicios”, punto encargado del mantenimiento de los vehículos, así como reparaciones, material, suministro o atenciones protocolarias y representativas.

http://www.extraconfidencial.com/articulos.asp?idarticulo=11592

¿Hasta cuándo la Monarquía? / María Dolores Amorós

Con motivo del 45 cumpleaños de Felipe de Borbón, los diferentes medios de comunicación han hablado y no poco de la ”preparación” del Príncipe, algunos se han atrevido a insinuar que Juan Carlos debería abdicar en su hijo para salvar a la monarquía. Algunos más osados daban la excusa de lo ”tocada” que estaba la Corona, principalmente por la imputación de Iñaki Urdangarin en el caso Noós. Incluso ha habido alguno más audaz que ha nombrado al propio Juan Carlos como decisorio per se en la opinión menos afectiva que despierta entre las gentes, Corinna y los viajes constantes del rey a cazar y a sus diversiones propias y su falta de amor a Sofía han salido a la palestra igualmente, como nunca antes. Y la misma Sofía, con su porte de esposa sonriente que aguanta como una santa todos los despropósitos del marido, tampoco es considerada como un buen ejemplo para nuestras jóvenes, a las que la civilización, el saber y la cultura las ha moldeado como mujeres independientes, no sumisas al varón y concienciadas de no consentir ningún maltrato, ni psicológico ni físico.

Los dos grandes partidos, los que aparentan pelearse como niños, el PP y el PSOE, tan cercanos en los apoyos financieros a costa del hambre del pueblo, también en este asunto muestran su comprensión ante el Rey, al que parecen reverenciar como persona a la que le debemos todo lo que tenemos o hemos tenido la paz, la democracia, la libertad, el bienestar social, la sanidad universal y pública, la educación también publica. Ambos partidos (el PP de ahora se llamaba en aquellos momentos Alianza Popular a cuyo frente estaba Fraga, devino después en Unión de Centro Democrático con Adolfo Suárez -el guapo del momento- y de aquí -por descomposición interna- nació el PP que conocemos), cada cual a su modo defienden al rey, la monarquía constitucional.

Del PP todo es creíble, y por lo que se ve del PSOE también. Viven muy cómodos. Treinta años ocupando cargos importantes en política y viviendo de ella ni se les pasa por la cabeza que el pueblo tenga deseos de cambiar este sistema.

El PSOE parece haber olvidado que Juan Carlos fue un admirador del más sanguinario de los dictadores, Franco; éste lo designó su ”heredero” sin contar con la opinión del pueblo. Juan Carlos juró los Principios del Movimiento Nacional, no la Constitución del 78. Llegó pobre y hoy es una de las grandes fortunas existentes. Sus amigos son grandes dictadores, jeques árabes, millonarios españoles que abusan de los trabajadores de este país. Y a él no le importa porque para él los españoles somos solo sus súbditos, no ciudadanos. Y todavía se permite darnos lecciones de ”amor”, buen comportamiento”, de ”justicia” y de ética la Nochebuena de cada año.

Sus relaciones con los jerarcas eclesiásticos, Ratzinger, Rouco, Martínez Camino…son fluidas y amables. Quizá no sepa ni le interese que a estos ”pobres” les hemos regalado casi 12 millones de euros a través de la indecencia de este desGobierno. Pero también Zapatero y los anteriores presidentes de Gobierno siempre dieron un trato de favor económico y social a esta Iglesia, la que paseaba a Franco bajo palio.

Los más de los medios de comunicación han estado ensalzando las cualidades de Felipe, su edad y preparación para suceder a su padre en el trono.

Ninguno de estos medios ”normales” (no me refiero, claro está, a los independientes y libres) ha recordado al pueblo español que Juan Carlos proviene y se ha educado en un régimen fascista que dio un golpe de estado al legitimo régimen que nos habíamos dado los españoles, la II República.

No, todo ha sido más superficial y estúpido de lo que en estos tiempos de autentica injusticia social y económica nos merecemos los ciudadanos. Y los ciudadanos tenemos derecho y queremos elegir a nuestro Jefe de Estado, no que nos lo impongan.

La mentira permitida (¿y alentada?) por la Casa Real española / Salvador López Arnal *

Va de ducados, de Palma, de em-palma-dos y, sobre todo, de malversación de fondos públicos, evasión de capitales, estafas empresariales y derrumbes de régimen. Más concretamente: de falsedades permitidas y/o alentadas. 

“El PP -¡el PP mallorquín!- ha pedido al Rey que Urdangarin deje de llamarse duque de Palma”. Es el titular de la información de Andreu Manresa en el diario global-imperial [1]. La coletilla: “El Ayuntamiento de la capital balear dice que hizo “mal uso” del título”. A finales de enero, el Consistorio palmesano, donde el PP tiene mayoría absoluta, decidió retirar el nombre de los duques de Palma a una vía central de la ciudad. Recuperará su denominación tradicional: La Rambla. Otros partidos del municipio pretendían que “los duques de Palma dejen de serlo, que se les retire el título y que a Urdangarin se le exija la devolución de los caudales públicos supuestamente malversados”. El PP, como era de esperar, se opuso. Con esas vindicaciones “radicales”, señaló, se pretende “ir contra la Monarquía”. Y de eso nada, doña Ana. Son así, sería absurdo esperar otra cosa. Julio Martínez, portavoz del Ayuntamiento, declaró recientemente que el intento de distanciarse de Iñaki Urdangarin –amigos íntimos hasta hace muy poco, colegas de todo- no está relacionado con la millonaria fianza impuesta al yernísimo. Por supuesto.

Regresemos brevemente al pasado, vale la pena. En 1998, la Rambla de Palma pasó a llamarse “La Rambla de los duques de Palma”. A pesar del nuevo nombre, la ciudadanía siguió llamándola La Rambla, la designación que también ahora recuperará. El entonces nuevo nombre era largo y feo. Y algo antes, recuerda Manresa, en homenaje a Mussolini y al fascio, el franquismo la había bautizado como Vía Roma. La ciudadanía, dando ejemplo de admirable racionalidad práctica, tampoco hizo caso alguno en aquellos nefastos días. La Rambla era la Rambla. Por supuesto: los intentos frustrados de cambio nominal acaso tengan su hilo conductor.

Pero hay más historia: Urdangarin, consorte de la infanta Cristina, ha usado en sus rúbricas y referencias oficiales el título de “Duque de Palma”. Está en el conocimiento de todos… y en las revistas de corazón y “prensa seria” de toda la vida. La Zarzuela, finalmente, ha sacado el conejo de poblada chistera y ha aclarado que en realidad no lo es, que ha “prevaricado” semánticamente. La historia de la “confusión”:

El título ducal se lo concedió el Rey borbón a su hija en 1997, con motivo de su boda con el ex jugador del Barça y de la selección española de balonmano. Solo a ella, no hay transmisión matrimonial del privilegio. En el BOE, cuenta Manresa, don Juan Carlos I, o su escribidor que diría su amigo don Mario Vargas Llosa, lo explicó así: “En atención a las circunstancias que concurren en mi muy querida hija su Alteza Real doña Cristina de Borbón, Infanta de España, con ocasión de su matrimonio y como prueba de mi profundo afecto y cariño, he tenido a bien concederle, con carácter vitalicio, la facultad de usar el título de Duquesa de Palma de Mallorca”. 

Existe, pues, la duquesa de Palma pero no, en cambio, el duque de Palma. El Duque palmesano era, más bien, un diseñado ente de ficción, un guaperas con ropa pija para entretener al personal y salir posando al lado de la Infanta y de su numerosa familia, y para usar el nombre ducal en “creativas” operaciones de “emprendedores atrevidos”. 

Pero, si fue así, si es así, ¿cómo es que no se ha dicho nada hasta ahora? ¿Por qué se ha impuesto el silencio? ¿No sabía la casa Real que alguien de su entorno inmediato usaba “acreditaciones” que no le correspondían? ¿El Jefe del Estado no sabía que su yernísimo decía llamarse Duque de Palma sin serlo? ¿No hablaban, no intercambiaban experiencias? ¿Tampoco tenía conocimiento del caso el secretario de las Infantas u otros componentes y expertos de la muy dotada Casa Real? ¿Le fue útil a don Iñaki Urdangarin esta presentación falsaria para sus tejemanejes empresariales? ¿Se benefició el entramado UBT del falso ducado? ¿Qué rentabilidades obtuvo? ¿Y doña Sofía, no les dijo nada doña Sofía, ella siempre tan precisa, cuando visitó a la pareja real en su exilio usamericano? ¿Tampoco sabía nada del falsario ropaje la primera multinacional de España? ¿El señor Alierta no estaba informado de esta “confusión”? ¿Toda la prensa española ignoraba un detalle tan esencial? ¿Hemos llamado o se ha llamado Duque de Palma durante quince años a alguien que no era tal? ¿Una o más calles han sido nombradas con una denominación –“Duques de Palma”- cocinada acaso en una apuesta calculada? ¿La Duquesa de Palma no sabía nada del asunto? ¿Tampoco de esto? ¿Y nosotros y el país con estos nervios y con estos juegos falsarios de espejos y titulaciones? ¿Hasta donde llega la infamia y el vivir del cuento en los alrededores más próximos a la Casa Real borbónica española? ¿No sabía tampoco el príncipe que su cuñado se les daba de lo que no era? ¿Ni los servicios especiales del Estado? ¿Ni en ESADE tampoco sabían nada de nada? ¿La burguesía catalana a la que se le caía la baba cuando hablaba de la pajarita no tenía ni idea de este problemilla, de esta titulación impropia? ¿Y los “expertos”, los “especialistas” en asuntos de la realeza en las revistas del corazón alienador no sabían tampoco de qué iba la historia ducal? ¿Es posible un fallo tan garrafal? ¿No tiene el Príncipe secretarios e informadores? ¿Tampoco sabía nada doña Leticia y eso que en su día fue periodista? ¿Nadie sabía nada o es que más bien todos sabían todo? ¿Qué conjetura es más razonable? 

A la hija del Rey, a doña Cristiana Caixabank, no se le va a retirar la distinción, se sostiene en La Zarzuela. Es para siempre. ¿Y por qué? ¿En cualquier circunstancia? ¿Aunque se muestre o demuestre que la directiva de la entidad de don Fainé, esa empresa-buitre a la que el Estado le ha regalado por un par de euros el Banco de Valencia a costa, una vez más, del dinero y esfuerzo de todos los ciudadanos, conocía algunos detalles de la trama Nóos-Aizoon? ¿Seguirá siendo infanta y duquesa, con sus respectivas prolongaciones? ¿Pase lo que pase? ¿De por vida? ¿Representará incluso a España en alguna ocasión? ¿También ella está más allá del bien y del mal? ¿Quiénes más se ubican en territorios tan antirrepublicanos?

El olor, el esperado olor de la caída de la Segunda Restauración borbónica invade calles, plazas y ciudades.

Nota:

(*) Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y profesor-tutor de Matemáticas en la UNED

La Casa Real confirma que don Juan Carlos presidirá la final de la Copa del Rey de baloncesto este domingo

VITORIA.- La Casa Real ha confirmado hoy que el Rey don Juan Carlos presidirá la final de la Copa del Rey de baloncesto, que se disputará el próximo domingo a las 19.00 horas en el Fernando Buesa Arena de Vitoria.

   De esta forma, don Juan Carlos volverá a presidir una final copera dos años después de la última disputada en Madrid, ya que la temporada pasada se ausentó de la final celebrada en Barcelona.
   La edición 77 del torneo copero ha comenzado este jueves en la capital alavesa y se extenderá durante cuatro días con la participación de Real Madrid, FC Barcelona Regal, el anfitrión Caja Laboral, CAI Zaragoza, Valencia Basket, Asefa Estudiantes, Herbalife Gran Canaria y Uxue Bilbao Basket.

Monarquía: pasar página / Javier de Lucas *

Hablaba la semana pasada Iñaki Gabilondo del dilema en el que a su juicio se encuentra el rey Juan Carlos: o su corona, o la monarquía. Pero uno tiene toda la impresión de que esta nueva versión del "retirarse a tiempo", el famoso editorial del diario Madrid que aconsejaba a Franco imitar a De Gaulle y que tuvo funestas consecuencias para aquel periódico, va a obtener la callada por respuesta. Nada de abdicar. Probablemente el rey tiene razón por lo que se refiere a sus intereses personales. Luego volveré sobre eso. No la tiene en lo que hace a la monarquía. Y los republicanos se lo agradeceremos.

Con su toma de posición a lo "mantenella y no enmendalla", el rey ayuda a la causa de quienes pretendemos decir adiós a la monarquía, tal y como hizo malgré soi, tras el <incidente de Bostwana>, puesto que la famosa secuencia televisiva en el hospital estaba en las antípodas del arrepentimiento real y de una rectificación seria de rumbo (como lo ejemplificó la posterior "conversación" con el cortesano Hermida). Está claro que el rey (y quizá quienes le aconsejan) no ha entendido el mensaje. No ha caído en la cuenta de la decepción, disgusto y hartazgo que provoca con una pauta de comportamiento absolutamente alejada de la realidad. Es más, es así como se demuestra que la institución no sirve, puesto que desconoce la realidad de sus ciudadanos (sus apelaciones al insomnio que padece ante el paro juvenil parecen una mala broma, si no un cruel sarcasmo). Y la subliminal analogía con la <lucecita del Pardo>, permanentemente encendida por el bien del país, como adulaba el Señor Hermida, se ha vuelto impropia hasta el ridículo cuando sabemos el tren de vida alejado de lo que entendemos por trabajo y quehaceres del común de los mortales.

No. Si el rey sigue es, seguramente en primer lugar, porque en España hay un enorme vacío jurídico relativo a la figura de un exmonarca: por ejemplo, ¿qué sería de su inviolabilidad, incluso de su irresponsabilidad, privilegios del rey en ejercicio conforme al artículo 56.3 de la Constitución? Y, además, no abdica porque abriría un futuro incierto acerca de su patrimonio y modo de vida. Ya no podría mantenerse la confusión entre lo público y lo privado del rey, ni su amplísima discrecionalidad a la hora de administrar la partida presupuestaria, que ahora pasaría a ser competencia de su hijo. Por lo demás, ¿acaso, pese a la enorme fortuna que se ha labrado partiendo de una relativa pobreza, podría mantener sus privilegios, su círculo de influencias?

Por eso, aunque parezca una paradoja, su decisión de seguir ayuda objetivamente a quienes pretendemos un régimen en el que el status del Jefe del Estado arranque de la lealtad a la Constitución y al imperio de la ley, comenzando por la igualdad ante la ley; un Jefe de Estado que sea jurídica y políticamente responsable y no tenga más inmunidad que durante el período de ejercicio del cargo, como por ejemplo el Presidente de la República alemana o incluso el de la Francesa (Chirac ha sido juzgado y condenado por corrupción). Un Jefe de Estado que sea consciente de que es un (alto) funcionario que debe responder ante sus jefes, el soberano, que somos los ciudadanos. Sí, ya sé que podemos elegir como presidente de la República a alguien que repugne a nuestro sentido común y al menor criterio estético (pongan el nombre que quieran, eligiendo entre alguno de los anteriores Presidentes del gobierno, por ejemplo). Pero cuando caigamos en nuestro error, podremos exigirle cuentas y mandarlo al baúl de los recuerdos. Es una diferencia interesante. Todo ello forma parte de una democracia muy diferente, la que queremos construir, seguramente desde un proceso constituyente.

La monarquía pudo ser una opción aconsejable por la prudencia, en el momento en que necesitábamos salir del régimen franquista para llegar a una democracia sin coste de sangre. Pero hoy ya no cumple ninguna función que la justifique. Antes al contrario, es un lastre para una sociedad que aspira a la normalidad del imperio de la ley y del Estado de Derecho, que quiere salir de los círculos de corrupción y arbitrariedad posibilitados por comportamientos que son posibles gracias a la existencia de círculos de poder ajenos e inmunes al control, que por eso han creído en su impunidad. En un contexto de máxima crisis del sistema, por razones económicas, ideológicas y de poder, el rey ha demostrado que no sirve para ejercer una función de mediación en el conflicto territorial, ni puede ser símbolo de unión del Estado porque ha apostado por una posición partidista, ni es una barrera frente a la marea de corrupción, ni tiene competencia y capacidad para ofrecer salidas a la situación de crisis social y económica. Ya ha pasado su tiempo: ha alcanzado sobradamente la edad de la jubilación y en realidad, no debe temer por su pensión. Que se vaya a una de sus propiedades o a Bostwana, donde le plazca.

No. El problema no es este rey. Es la monarquía. Como supo entender Walter Bagehot, quizá el mejor estudioso de la monarquía británica, esta institución no puede sobrevivir cuando pierde su halo sacral, ahí donde la razón sustituye al sentimiento, es decir, en una ciudadanía suficientemente ilustrada. Para Bagehot, "la República sólo tiene ideas dificiles de aprehender en su teoria gubernamental: la monarquía constitucional tiene, por el contrario, la ventaja de ofrecer una idea simple, encierra un elemento que puede ser comprendido por la multitud de los cerebros vulgares..." y por eso, escribe en el Capitulo 3º de su English Constitution, "en tanto que la raza humana tenga mucho corazón y poca razón, la monarquía será un gobierno fuerte porque concuerda con los sentimientos difundidos por todas partes, y la República un gobierno débil, porque se dirige a la razón".

A la monarquía, como supo avisar el inteligente conservador británico, le sienta mal el aggiornamento, esto es, la vía de la campechanía, del acercamiento al "pueblo", que la monarquía siempre entiende en perspectiva paternalista, fiel a los orígenes teóricos de su justificación propuestos ya por Filmer en su obra "El Patriarca". Eso, el patriarcado ejemplar de la "primera familia" (también en el sentido sexista, en el caso de la monarquía española restaurada por Franco) no sólo ya no es ejemplar, sino que resulta rancio y, lo que es peor, ha sido desmentido por los hechos: el comportamiento privado (y la indistinción entre lo privado y público, siempre en su beneficio) del que hacen gala buena parte de los miembros de la familia real, comenzando por el rey, no es un modelo para nadie. Porque a la monarquía le sienta muy mal la transparencia, como explica a la perfección el cuento del rey desnudo. Cuando los vemos sujetos a las mismas manías, defectos y arbitrariedades que los demás –"como si fueran una familia normal", según reza el tópico (hoy diríamos una "Modern Family", como en la serie de la tele), la pregunta es: ¿por qué debemos mantenerles de por vida?

Por eso, hoy, la verdadera decisión ya no es elegir entre monarquía o república, sino elegir el procedimiento para librarnos de una institución que no nos sirve. Como han escrito Pisarello y Ausens, asistimos a un "proceso destituyente de la restauración borbónica". Y para eso ya no nos hace falta un "delenda est monarchia" escrito por el Ortega de turno. Nos basta y sobra con la cada vez mayor toma de conciencia de que ese resto del pasado, que ha conseguido sobrevivir bajo lo que muchos consideramos un oximoron, el de "monarquía constitucional", es sólo eso: un vestigio destinado al museo. El cómo y el cuándo es lo que nos queda por decidir.

(*) Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad de Valencia

El Rey recibe a Europa Press en La Zarzuela


MADRID.- S.M. el Rey ha recibido en audiencia en el palacio de La Zarzuela a una representación de la Agencia de Noticias Europa Press, presidida por Asís Martín Cabiedes.

Acudieron al Palacio de La Zarzuela el presidente ejecutivo de la agencia Europa Press, Asís Martín de Cabiedes; el director de la agencia Europa Press, Javier García Vila; el autor del libro “De Europa a Europa”, Jesús Frías Alonso y la editora del libro, Rosario Martín Gutiérrez de Cabiedes.

El libro “De Europa a Europa” fue editado recientemente,  coincidiendo con el 60 aniversario de la agencia y está escrito por Jesús Frías, y en él se relatan 30 años de historia de España, desde el nacimiento de la agencia en 1953 hasta la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea en 1985.

La agencia Europa Press es un grupo de capital privado integrado por un conjunto de sociedades anónimas independientes entre si, en torno a siete aéreas de negocio: Noticias, Televisión, Reportajes, Comunicación, Internet y de Ediciones.

Casa Real reitera que no ha presionado a la Infanta para que se divorcie

MADRID.- La Casa del Rey ha reiterado que desde esta institución nadie ha presionado ni tan siquiera indicado a la Infanta Cristina que se divorcie de Iñaki Urdangarin o renuncie a sus derechos dinásticos.

   Un portavoz de Zarzuela ha señalado que ni Don Juan Carlos ni nadie de la institución han trasladado nunca ninguna indicación en este sentido a la Infanta Cristina.
   La Casa del Rey vuelve así a salir al paso de diversas informaciones publicadas en fechas recientes que apuntan a estos dos extremos, fruto de una visita que la Infanta hizo a Zarzuela la semana pasada.
  La Infanta se vio al menos con la Reina, pero no mantuvo reunión alguna con altos cargos de la institución.
  El pasado cinco de diciembre un portavoz de Zarzuela ya había señalado que nunca nadie desde esta institución había pedido, "y mucho menos presionado" a la Infanta a que se divorcie de Iñaki Urdangarin --primer miembro de la Familia Real imputado en un caso de corrupción-- o a que renuncie a su condición de Infanta.