lunes, 24 de diciembre de 2012

El Rey de España hace un llamamiento a su pueblo para recuperar valores perdidos


Buenas noches,
 En esta Nochebuena, como cada año, quiero reflexionar con vosotros sobre lo que nos preocupa y también sobre nuestras esperanzas.

En concreto, me gustaría referirme a tres asuntos: la crisis económica, la fortaleza de España como nación europea e iberoamericana y la necesidad de reivindicar la política como instrumento necesario para unir las fuerzas de todos y acometer la salida de la crisis y los retos que tenemos por delante.

No creo exagerar si digo que vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España. 

La grave crisis económica que atravesamos desde hace unos años ha alcanzado una intensidad, una amplitud y una persistencia en el tiempo que nadie imaginaba. Los ciudadanos sufren hoy su rigor, que está poniendo en entredicho el bienestar de no pocas familias. Pienso en tantas personas de todas las edades, pero muy especialmente en muchos jóvenes, que se levantan cada día con sensación de inseguridad y desánimo por la difícil situación de sus economías, la falta de trabajo y las inciertas perspectivas de futuro.
No podemos ignorar que existe pesimismo, y que sus efectos se dejan sentir en la calidad del clima social que vivimos. Está además generando un desapego hacia las instituciones y hacia la función política que a todos nos preocupa. 

Frente a este pesimismo, como frente al conformismo, cabe encontrar nuevos modos y formas de hacer algunas cosas que reclaman una puesta al día.

La realidad actual es compleja y no siempre fácil de entender ni de solucionar en el corto plazo. Austeridad y crecimiento deben ser compatibles. Las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana, en un plazo razonable de tiempo, de manera que se asegure la protección de los derechos sociales que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada. 

Para que nuestra economía vuelva a crecer tenemos que poner orden en nuestras cuentas y, a la vez, generar estímulos para la creación de riqueza. Hay estímulos que son creados por medidas de política económica o fiscal, o por políticas de fomento de la innovación o el emprendimiento, pero el primer estímulo que nos sacará de esta crisis se llama confianza. 

A lo largo de los treinta y siete años de mi reinado hemos pasado por varias coyunturas económicas realmente complicadas que los que tenemos ya algunos años recordamos bien. Quizá no fueron tan difíciles como ésta pero en cualquier caso fueron muy complicadas. Y sin embargo supimos salir de ellas con éxito y hacer que nuestra economía creciera y que nuestro bienestar mejorara. Y lo logramos por muchas razones pero en primer lugar porque teníamos confianza en un proyecto compartido por todos y en nuestras posibilidades de salir adelante.

Hoy como entonces, podremos superar las dificultades actuales con la generosidad, el talento y la creatividad de nuestros hombres y mujeres y con la fortaleza de nuestro sistema productivo si tenemos confianza en nosotros mismos y si somos capaces de generarla también en las instancias y en los mercados internacionales. 

España es parte de la solución a la crisis global y debe ser protagonista en la toma de decisiones en los grandes foros internacionales. Iberoamérica es parte fundamental de nosotros, como también nosotros lo somos de ella. Lo mismo acontece con Europa. Con la Unión Europea tenemos que seguir trabajando para superar las visiones puramente nacionales y reforzar las bases de solidaridad con las que entre todos hemos avanzado en el proceso de integración. Hemos de garantizar que nada de lo conseguido juntos, ni los derechos individuales y sociales, ni el bienestar económico, ni el proceso de construcción política y económica puedan verse amenazados.

Pero no todo es economía. Por muy evidente que sea, no es malo repetirlo: no todo es economía. No ignoro que la política no vive hoy sus mejores horas en la percepción de los ciudadanos. Por esta razón yo quisiera esta noche reivindicar la política porque su papel es fundamental en la salida de la crisis. 

Quiero reivindicar la política grande, esa que para destacar su dignidad y valor solemos llamar la política con mayúsculas. 

La que, desde el gobierno o desde la oposición, fija su atención en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos.

La que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas.

La que sabe renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos. 

La que busca el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y fundamentales desafíos colectivos.

La que se cimenta en el espíritu de servicio y se acomoda a los principios de la ética personal y social.

La que, en fin, es capaz de sacrificar la satisfacción del corto plazo, a menudo efímero, para ensanchar el horizonte de sus ambiciones. 

Esa fue la política grande que supo inaugurar una nueva y brillante etapa integradora en nuestra historia reciente y es la única que tiene la capacidad de reafirmar la confianza en nuestra gran nación, abrir nuevas puertas a la esperanza y materializar ese anhelo de superación que está reclamando nuestra sociedad. 

Para conseguirlo, es necesario promover valores como el respeto mutuo y la lealtad recíproca. Son valores que hace más de tres décadas contribuyeron a poner en pie un nuevo marco de convivencia, el reconocimiento de nuestra pluralidad y el amparo de las diferentes lenguas, culturas e instituciones de España. Es hora de que todos miremos hacia adelante y hagamos lo posible por cerrar las heridas abiertas. Será nuevamente un éxito de todos, ciudadanos e instituciones, basado en el respeto a las leyes y a los cauces democráticos.

La Corona es muy consciente del esfuerzo y el sacrificio que los ciudadanos están llevando a cabo con entereza. Ningún esfuerzo en la vida es baldío y tampoco lo serán los que se están haciendo ahora. En este contexto, quiero resaltar la actitud abnegada y leal de las familias y la solidaridad de muchas organizaciones asistenciales que, con su ayuda, tanto están contribuyendo a la estabilidad social. También, el sacrificio de todos los españoles que dejan ahora nuestro país para conseguir mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Su experiencia y preparación constituirán a su regreso un importantísimo efecto dinamizador de nuestra economía.

La Navidad simboliza el triunfo de la generosidad sobre el egoísmo. Generosidad, solidaridad y compromiso son valores que todos debemos reconocer, conservar y promover siempre y en estos tiempos más que nunca.

Feliz Navidad para todos y buenas noches.
 
De pie y desde su despacho

El Rey Don Juan Carlos ha ofrecido su mensaje de Navidad este año de pie por primera vez desde que comenzó esta tradición, rompiendo con la ya característica estampa del monarca dirigiéndose a los españoles sentado.
   El mensaje de este año también ha innovado con la realización, obra de TVE, que ha ofrecido antes de comenzar el discurso la imagen del Rey visto desde el jardín a través del ventanal de su propio despacho repasando aún el texto, mientras el carrillón del reloj marca las 21.00 horas.
   En ese momento ha conectado la cámara interior y Don Juan Carlos ha dejado los papeles sobre su mesa y ha comenzado su intervención de pie, semisentado sobre su escritorio.
   El Rey ha querido, un mes después de someterse a una operación quirúrgica para implantarle una prótesis en su cadera izquierda, cambiar su tradicional pose sentado y dirigirse a los espectadores de pie, apoyado delante y sobre su mesa de trabajo, ocupada en parte por un ejemplar de la Constitución.
   En el despacho desde el que el Rey ha ofrecido su discurso ha tenido un protagonismo especial la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, celebrada en noviembre, a través de una foto, colocada a la espalda del monarca, en la que podía verse a los Reyes y los Príncipes de Asturias acompañados por los Jefes de Estado presentes en la cumbre.
   En la escena, como otros años, también han podido verse otras imágenes de la Familia Real, con la ausencia de Iñaki Urdangarin, imputado en el 'caso Nóos'".
   Los Príncipes de Asturias han sido los que más presencia han tenido, con cuatro fotos (tres de ellas con el Rey en el bautizo de la Infanta Leonor y otra el día del anuncio de su compromiso), mientras que la Reina, Don Juan de Borbón, la Infanta Elena y la Infanta Cristina han aparecido en imágenes individuales.
   Tampoco ha faltado este año a la derecha de la imagen el detalle navideño, que este año ha sido un Belén de Patrimonio Nacional, en talla de madera policromada, que pertenece a la Colección del Monasterio de las Descalzas Reales, en Madrid y se conserva en el Palacio de la Zarzuela.
   La escena se ha completado con un retrato de joven del Infante Felipe de Borbón, futuro duque de Parma, fundador de la dinastía Borbón-Parma, de la colección del Museo de Prado, que ha aparecido en algunos momentos a la espalda del monarca, las banderas de España y la Unión Europea, así como diversos libros, de distintas materias y contenidos apilados en las mesas de apoyo.
   El discurso del Rey ha sido este año ligeramente más corto que en anteriores ocasiones. En concreto ha durado 8 minutos y 50 segundos y el monarca ha pronunciado 1.089 palabras, frente a las 1.540 palabras que pronunció el pasado año.
   Además ha sido un mensaje más compacto y estructurado que en otras ocasiones, en torno a una triple idea: la intensidad de la crisis, la fortaleza de España para afrontarla y la reivindicación de la política más allá de las soluciones económicas.
   En Internet, este año como novedad la Casa Real ha ofrecido una emisión en 'streaming', a través de YouTube, a través del canal casarealtv, que se ha podido seguir desde cualquier soporte como móviles, iphone, ipad, tabletas o cualquier pantalla o televisor conectados a Internet. Asimismo, el discurso ha sido subtitulado en todas las lenguas oficiales: castellano, catalán, galego y valenciano.
   En el canal 24H de TVE, el mensaje, como ya se hizo el año pasado, se ha emitido traducido al lenguaje de signos, adaptado a personas con discapacidad auditiva.

Del "Lo siento mucho, me he equivocado" a "Tengo que pasar por el taller"

MADRID.- El apoyo a la economía española y los sectores más afectados por la crisis ha destacado en la agenda de trabajo de los reyes y los príncipes de Asturias en un año en que tuvieron gran repercusión mediática las intervenciones quirúrgicas del rey, su viaje a Botsuana y la investigación sobre Urdangarin.

2012 deja para la Historia la imagen de don Juan Carlos pidiendo perdón a los españoles, la de su esfuerzo físico en la Cumbre de Cádiz para no dejar de atender su permanente compromiso con Iberoamérica y la del consuelo a la familia del líder comunista que aceptó la Monarquía en España, Santiago Carrillo.

La preocupación por la crisis y el interés en promover iniciativas que favorezcan el empleo y el crecimiento económico han quedado de relieve en gran número de las actividades oficiales de los reyes y los príncipes, que se han aplicado además en 2012 un recorte histórico, del 7,1 por ciento, en sus propias retribuciones.

Don Juan Carlos rebajó su sueldo anual y el de don Felipe, así como la cantidad asignada al resto de la Familia Real, un recorte que se suma a la disminución de la partida global de la Casa del Rey en un 2,01 por ciento durante 2012 y en un 4 por ciento para 2013.

Este año ha sido además el de la presentación de la nueva web oficial de la Casa, convertida en instrumento interactivo abierto a las opiniones ciudadanas, donde el monarca estrenó una especie de blog con una carta muy comentada por sus alusiones implícitas al debate soberanista en Cataluña, en la que alertaba contra quienes alientan "disensiones" y persiguen "quimeras".

Los llamamientos a atajar la crisis han estado presentes en las intervenciones del rey desde su primera actividad del año, la Pascua Militar, con la que se abrió un mes en el que otorgó el Collar de la Orden del Toisón de Oro a Nicolas Sarkozy, el primer jefe de Estado de una República distinguido por don Juan Carlos como caballero de la orden dinástica más prestigiosa del mundo.

En enero cumplió el príncipe 44 años,una semana después de presidir el funeral de Manuel Fraga, y ese día viajó junto a doña Letizia a la isla de El Hierro, visita en la que apoyaron a la población afectada por la erupción del volcán submarino y a la que han seguido numerosos viajes por toda España, muchos relacionados con el respaldo a jóvenes emprendedores y sectores desfavorecidos.

La agenda internacional del rey en la primera mitad del año incluyó un viaje a Arabia Saudí por el fallecimiento del príncipe heredero, tras las decisivas gestiones con que favoreció en febrero la adjudicación de la línea de alta velocidad Medina-La Meca a un consorcio de empresas españolas.

Febrero fue también el mes en que Iñaki Urdangarin compareció como imputado ante el juez del caso Palma Arena, una comparecencia de dos días seguida con expectación en toda España y en la que rechazó cualquier implicación en las supuestas irregularidades de Nóos, atribuyó la responsabilidad a su socio, Diego Torres, y desligó de sus actividades a la infanta Cristina.

Juan María Urdangarin, su padre, fallecía en mayo en Vitoria, donde la reina y la infanta Elena arroparon a los duques de Palma, que decidieron abandonar en agosto su residencia en Washington y volver a establecerse en Barcelona.

El bicentenario de la Constitución de Cádiz convocó allí durante el año a la reina y a los príncipes en diversos actos oficiales, que culminaron el 19 de marzo con una conmemoración presidida por los reyes, en la que don Juan Carlos llamó a reeditar el espíritu de concordia de las Cortes de 1812 para superar la crisis.

Cádiz fue también sede de la XXII Cumbre Iberoamericana, cita en la que el rey no quiso dejar de participar, a pesar de que necesitaba someterse a una intervención quirúrgica en la cadera izquierda por sus problemas de artrosis, intensificados tras un viaje a la India en el que impulsó la cooperación económica.

Don Juan Carlos anunció ante el resto de líderes iberoamericanos su inminente operación, tras la que permaneció ingresado nueve días y recibió visitas del resto de la Familia Real, incluido Urdangarin, en su primera aparición pública en familia desde la recepción del 12 de octubre de 2011.

A la recepción de este año, por primera vez, no asistieron los duques de Palma, mientras que la infanta Elena no acompañó a los reyes y los príncipes en la línea de saludo a los invitados.

Pero la hospitalización con más repercusión mediática tuvo lugar siete meses antes, cuando el rey fue intervenido en la cadera derecha por una fractura tras sufrir una caída en Botsuana, durante un viaje privado para participar en una cacería de elefantes.

"Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir",fue la histórica frase que pronunció en el hospital, en una declaración sin precedentes.

Recibió el alta hospitalaria dos días después que su nieto mayor, Felipe Juan Froilán, ingresado en otro centro sanitario con una herida en un pie por el disparo accidental de la escopeta que manejaba en unas prácticas de tiro en Soria, en las que estaba acompañado por su padre, Jaime de Marichalar.

La operación de noviembre, la tercera en la cadera, ya que a la de abril siguió una breve hospitalización para solucionar una luxación, ha obligado a suspender hasta 2013 la agenda de viajes internacionales del rey, que, antes de la India, le llevó a Brasil y Chile, a Rusia y a EEUU.

También EEUU fue uno de los destinos oficiales de los príncipes, que visitaron además Portugal, Panamá y Ecuador, mientras que la reina dedicó viajes de cooperación a Filipinas y Bolivia y canceló su asistencia al "jubileo de diamantes" de Isabel II en Londres por conflictos relacionados con Gibraltar como el de los pescadores españoles, a los que el rey expresó su apoyo en Algeciras.

La emotiva visita de los reyes al domicilio de Carrillo para expresar su pésame a la familia del histórico líder comunista y el comentado reportaje fotográfico sobre la vida familiar de los príncipes que difundió la Casa del Rey con ocasión del 40 cumpleaños de doña Letizia ocuparon asimismo espacios destacados en la actualidad informativa de la Familia Real.