sábado, 8 de diciembre de 2012

La Monarquía europea reorganiza su futuro / María Flores Ariztegui

España, Reino Unido y Noruega. Tres países, tres casas reales muy distintas entre sí que, a pesar de ello, comparten un mismo problema: el descrédito que sufre la monarquía. Esta semana, hemos visto como en cada uno de estos territorios se han producido pequeños pasos que, sin duda alguna, reorientan el futuro de una de sus instituciones más antiguas. 

   En primer lugar, y como no podía ser de otra manera, empezamos hablando de la Casa Real Británica. Sin duda, la monarquía de las tres previamente citadas que goza de mayor popularidad.

   El fervor que sienten los británicos hacia la Casa de los Windsor es difícilmente superable. Su entusiasmo y cariño por esta institución quedó fuertemente demostrado durante las celebraciones del Jubileo de Diamante, pero si creíamos que ya no podía ir a más, nos equivocábamos.

   Con el anuncio de la futura paternidad de los Duques de Cambridge, el entusiasmo monárquico se ha vuelto a disparar. Los índices de popularidad de la Casa Real Británica, especialmente de Catalina de Cambridge, han subido como la espuma desde que el pasado lunes, Clarence House dijese aquello de: "Sus Altezas Reales el duque y la duquesa de Cambridge se complacen en anunciar que la duquesa de Cambridge está esperando un bebé".

   La noticia se convirtió en una de las grandes alegrías de miles de ingleses, que llevaban meses esperando que el hijo del Príncipe Carlos y su esposa anunciaran a bombo y platillo que daban un nuevo heredero a la Corona.

   Finalmente así ha sido, aunque desgraciadamente, la buena nueva se ha visto empañada por una triste noticia.

   Con el anuncio del embarazo conocíamos también que la duquesa Catalina se encontraba ingresada en la clínica King Edward VII a causa de unas molestias propias de su estado. Durante los cinco días que Kate Middleton permaneció en el hospital, la Seguridad de la Casa Real Británica volvió a ser puesta en tela de juicio.

   Y es que unos periodistas de una emisora radiofónica australiana suplantaron la identidad de la mismísima reina Isabel II y consiguieron hablar con la enfermera encargada de los cuidados de Catalina, quien al pensar que estaba hablando con la soberana, le facilitó todos los datos que pudo sobre el estado de salud de la duquesa. Dos días más tarde, la citada enfermera fue hallada muerta en el centro de Londres por causas que aún se desconocen.


   En el caso de la monarquía española, las aguas siguen sin volver a su cauce. Si la semana pasada Iñaki Urdangarin buscaba el perdón de su Majestad el Rey acudiendo a visitarle a la clínica hospitalaria donde se encontraba ingresado tras una operación de cadera, estos siete días la polémica ha regresado al seno de nuestra Familia Real por los rumores que apuntaban a que la infanta doña Cristina estaba pensando en renunciar a su título de Infanta de España.

   La revista Lecturas era la publicación que el pasado miércoles adelantaba esta noticia asegurando que doña Cristina quería renunciar a su título por amor. "La Duquesa de Palma está convencida de la inocencia de su marido y se niega a aceptar el consejo de divorciarse de Iñaki Urdangarín para desvincularse a su imputación, por eso renunciaría a todos sus derechos y a los de sus cuatro hijos", señalaban en la citada revista.

   Posteriormente, la Casa Real se apresuraba a negar dichas informaciones a través de un portavoz de Zarzuela que aseguraba a Europa Press que esta institución "nunca" habría pedido a doña Cristina que se divorciase de su marido ni que renunciase a su condición de Infanta.

   Esta semana, la corona noruega se ha visto obligada a escribir un comunicado aclarando ciertas ausencias de la princesa Mette-Marit, quien sin previo aviso abandonó sus obligaciones con la corona para ayudar a dos amigos.

   La noticia salió a la luz el pasado miércoles, cuando varios medios se hicieron eco del viaje que la princesa heredera efectuó a la India para ayudar a dos amigos homosexuales a los que se les estaba complicando el proceso de adopción de sus mellizos al no disponer de visado para poder acceder a este territorio.

   El vientre de alquiler y los hijos de estos amigos íntimos de la princesa heredera procedían desde nada más y nada menos que de Nueva Delhi, así que Mette-Marit, con toda su buena fe y en posesión de su pasaporte diplomático, se trasladó sin previo aviso hasta esta ciudad con el fin de hacerse cargo de los bebés hasta que sus padres viajaran allí para terminar con el proceso de adopción.

   Esta ausencia causó un tremendo revuelo, e hizo que la Casa Real aclarara el destino y las causas por las que la princesa heredera había desaparecido para evitar más polémica.

   Y es que los vientres de alquiler está siendo un tema bastante debatido en Noruega, puesto que el Gobierno no es partidario de que los padres paguen por un vientre de alquiler si quieren tener un hijo.