miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Por qué se procesa ahora a Amadeo Martínez Inglés? Censura mediática y cierre de filas en torno a la monarquía

MADRID.- Los medios de masas vuelven a cerrar filas en torno a la monarquía. La imputación del coronel Amadeo Martínez Inglés por un presunto delito contra la corona en Marzo de 2012 con motivo de un artículo de su autoría titulado «¿Por qué te callas ahora?» en el periódico digital Canarias-semanal.com, y su reciente proceso y alegato ante la Audiencia Nacional en el juicio a finales de Octubre no encuentran cabida en ninguno de ellos, a excepción de elplural.com (1), que lo hace pasando de puntillas sobre el asunto y cuya difusión queda muy lejos de El País, El Mundo y -por supuesto- los noticiarios de las cadenas de televisión. ¿Su delito? “Calumnias e injurias graves contra la corona cuya pena privativa de libertad no excedería de nueve años de prisión”.

Para hacernos una idea, lo último que El País publicó del imputado se remonta al 25 de mayo de 2004 (2). En aquel entonces dedicó tres noticias a la anécdota de que Martínez Inglés acudió a una manifestación vestido de uniforme, y el juicio por ese hecho. Poco después otras dos a que se coló en la boda de Felipe de Borbón y Letizia para demostrar que podía sortear todos los controles de seguridad sin más invitación que su uniforme. Su imputación meses atrás por calumnias e injurias graves contra la corona y su juicio estos días ya no son noticia. En realidad, nada de lo que dijo y dice el ex-coronel de la monarquía es noticia ni nunca lo ha sido. Ni siquiera ha sido motivo de referencia en los medios ninguna de las esclarecedoreas frases que pronunció el monarca justo antes de la llamada “transición”.

Desde la imputación en Marzo y hasta el 29 de Octubre, Amadeo Martínez no conocía quién le había denunciado. Ese día supo que la Fiscalía de la misma Audiencia Nacional era la acusación, y que se desestimaba el archivo de la causa. Lo que cabría preguntarse es por qué precisamente ahora se le imputa, cuando este ex-coronel lleva tantos años repitiendo públicamente los mismos argumentos a partir de evidencias de fuentes primarias e investigaciones en torno a la figura del monarca, y escribiéndolos en sus libros con términos similares a los del artículo “Por qué te callas ahora”. “Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón” fue firmado bajo el seudónimo de Patricia Sverlo, pero no así otros muchos textos,  ¿Por qué -entonces- se le imputa y procesa ahora?

El artículo en cuestión fue publicado el 12 de Diciembre de 2011, y en él, este militar retirado, pero también escritor e historiador que ha estudiado la figura del rey Juan Carlos I durante 30 años, relata algunos de los “presuntos delitos” cometidos por el monarca. Su alegato ante la Audiencia Nacional, alegato que a ningún medio de comunicación interesó, comienza afirmando que “el citado artículo periodístico ¿Por qué te callas?, en contra del parecer de su señoría, de delictivo no tiene nada”, para seguir;
“Es un trabajo serio y profesional, aunque duro en las formas (cada escritor tiene las suyas, amparadas por la libertad de expresión existente en los Estados plenamente democráticos), que recoge una vez más y de forma un tanto airada (los tiempos no están para genuflexiones versallescas) los presuntos delitos cometidos por el rey Juan Carlos I, antes y después de subir al trono, de los que tuve conocimiento y constancia a lo largo de casi treinta años de investigaciones y estudios profesionales”.
Lo mejor del alegato viene después, pues en él, Amadeo Martínez vuelve a exponer uno por uno los presuntos delitos del rey Juan Carlos I;
“Homicidio imprudente o fratricidio premeditado, alta traición a la nación española, cobardía ante el enemigo, genocidio de la antigua población del Sahara español, en grado de colaborador necesario, golpismo de Estado, terrorismo de Estado, malversación de caudales públicos, corrupción generalizada, enriquecimiento ilícito y encubrimiento de los presuntos delitos que contempla el caso Noos o caso Urdangarín”. 
En su anexo, cita cuatro libros utilizados para su escrito; siete Informes al Congreso, al Gobierno y a otras instituciones del Estado; más de cien trabajos publicados en la prensa escrita y digital durante los últimos veinte años, en iguales o parecidos términos al “¡Por qué te callas”, y por los cuales nunca se le imputó; once documentos de interés de entes, instituciones u organismos del Estado que incluyen grabaciones durante el 23-F de las Capitanías Generales de Aragón, Valencia, Sevilla, Burgos, Valladolid, La Coruña, Madrid y Baleares; y, por último, cita los nombres de diez personas propuestas para aportar testimonio en la vista oral por el artículo periodístico “¿Por qué te callas?”, entre ellos Antonio Tejero Molina (ex teniente coronel de la Guardia Civil) y Alfonso Armada y Comyn (ex general de División del Ejército de Tierra español).

(1) http://www.elplural.com/2012/10/31/la-audiencia-nacional-procesa-al-coronel-martinez-ingles-calumnias-e-injurias-graves-al-rey/
(2) http://elpais.com/tag/amadeo_martinez_ingles/a/

Juan Carlos I: el último Borbón, del coronel Amadeo Martínez Inglés

Datos del libro
  • Nº de páginas: 415 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editoral: STYRIA
  • Lengua: Español
  • Año 2008
  • ISBN: 9788496626706

Sinopsis

"Ningún hecho político trascendente ha tenido lugar en este país, durante los últimos treinta años, que no fuera previamente autorizado o decidido por el rey Juan Carlos I. 

La defenestración de Arias Navarro, el nombramiento de Adolfo Suárez, las conversaciones con Santiago Carrillo, la legalización del PCE, la dimisión del primer presidente de la democracia, el 23-F, el juicio de Campamento, los GAL, las misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior, el apoyo logístico a la Primera Guerra del Golfo, los nombramientos de la mayoría de los ministros y de todos los de Defensa, las conversaciones con ETA... etc., etc., son quizá los más importantes, pero no los únicos, en los que el inefable inquilino de La Zarzuela ha intervenido directamente haciendo valer una autoridad -y un poder personal, que en absoluto contempla la Constitución. 

Podríamos decir por lo tanto, sin exageración alguna, que el 22 de noviembre de 1975 una nueva dictadura más sutil, de rostro más amable, enmascarada en unas formas democráticas aceptables para Europa y la comunidad internacional pero quizá más perversa y engañosa por actuar en la clandestinidad de palacios y altos despachos, sucedió a la anterior del yugo y las flechas. 

Apoyada en el propio Ejército franquista (que actuaría a partir de entonces de sólido valladar ante las aspiraciones de los políticos verdaderamente demócratas), en los todopoderosos servicios de Inteligencia de las FAS (que transformarían al heredero de Franco en el hombre mejor informado del país) y también en el pánico cerval del pueblo español a tener que enfrentar una nueva guerra civil. 

Esta dictadura en la sombra por parte del monarca español ha durado hasta nuestros días, si bien en los últimos años (prácticamente desde la salida de la Casa Real del general Sabino Fernández Campo) ha decaído ostensiblemente; al compás del deterioro personal de su titular".

Me deben un referéndum / José Vicente Ruíz *

Por más que trato de justificarme a mí mismo el proceso de transición desde la II República a la actualidad, siempre llego a la misma conclusión: no puede pasarse de una forma de Estado como la república a una dictadura militar y posteriormente a una monarquía parlamentaria. 

 Como mínimo, me deben un referéndum, en el que después de una dictadura, se le pregunte al pueblo, que para eso es soberano, si desea una monarquía impuesta a título sucesorio por el dictador, u opta por volver a una III República, que debía haber sido y no fue.

No me sirve que digan algunas voces que el artículo 3 de la Constitución Española prevé la forma de monarquía parlamentaria y fue votado mayoritariamente por el pueblo español. Desde 1978 ha transcurrido el tiempo suficiente para corregir los errores de esta Constitución, o bien para modificar aquello que por obsoleto proceda. 

Y todo ello lo traslado como reflexión a todos aquellos que dentro del partido socialista alzan sus voces en estos días solicitando una reforma de la Constitución que contemple la posibilidad de establecer un Estado federal y así dar satisfacción a sus hordas nacionalistas.

Como demócrata acepto todo tipo de consulta o referéndum que, previsto en la ley, nos de posibilidad de manifestar nuestra voluntad. Ahora bien, a todos aquellos que entienden que la reforma de la Constitución únicamente debe hacerse bajo la premisa de aquello que les interesa en un momento puntual, les diría que primero convoquemos el referéndum que nos falta y a continuación el que sea necesario. 

Y dado que planteamos la reforma de la Constitución, hagámoslo en los términos que mayoritariamente pueden preocupar al pueblo soberano y, además plantear la forma de Estado que deseamos y dejar clara la postura del partido socialista acerca de la monarquía.

 Aprovechemos y revisemos también lo que dice la Constitución en su artículo 16 y varios más cuando nos nombra de forma clara a la Iglesia Católica como titular de una serie de derechos que deberían ser revisados al tiempo que se procede con el Concordato de 1979 y se procede a clarificar la relación con la Iglesia Católica de un Estado que constitucionalmente se proclama laico.

En estos momentos en que parece que todos los militantes, fruto del nerviosismo, se decantan por la sustitución o no, del secretario general, cabría hacer una seria reflexión y concretar qué piensa el partido sobre los temas mencionados y otros más, antes de decidir quién es el compañero que debe liderar este proyecto. Primero los contenidos, y después el contienente.

 Puestos a valorar si el compañero Rubalcaba es el más indicado para liderar el partido, deberíamos hacer una reflexión colectiva y analizar cuántos dirigentes territoriales han hecho de la política su profesión y después, en muchos casos de más de 30 años, se creen capaces de ilusionar y liderar el partido a nivel territorial (craso error). 

 Reflexionemos y pensemos en darle la vuelta al partido como antiguamente se hacía con los calcetines y, partiendo de las ideas claras y concisas con posicionamientos que nos sitúen de forma evidente ante el electorado, seamos capaces de volver a ilusionar.

(*) Miembro del Comité Nacional del PSPV-PSOE