lunes, 5 de noviembre de 2012

Un sondeo rescata a la Monarquía pero señala la factura de Botsuana


MADRID.- El affaire Botsuana sigue pasando factura a la percepción de la Monarquía, según se desprende de un sondeo de DYM publicado por ABC. "Ocho de cada cien personas que apoyaban a la Monarquía el pasado mes de marzo y seis de cada cien que respaldaban a Don Juan Carlos en esa fecha, todavía no les habría devuelto su confianza", señala el periódico conservador.

La encuesta apunta que un 57% de los españoles considera que la Monarquía es un símbolo que une, un 46,2% estima que es garante para evitar el reto soberanista y un 45,8% que refuerza la democracia.

Por otra parte, un 52,5% aprueba el papel del Rey frente a la crisis tanto en sus gestos como en sus declaraciones y un 60,7% está a favor de la institución monárquica como tal.

El único punto negativo es el referente al ya mencionado asunto de la cacería en Botsuana, que levantó una considerable polémica y obligó a Don Juan Carlos a pedir disculpas por su proceder, a juicio de 'El Semanal Digital'.

Mayoría de españoles apoya a su monarquía

MÉXICO.- La mayoría de los españoles apoya a su monarquía, reveló un sondeo del diario ABC. Según la encuesta, el 57 por ciento de los españoles apoyan a la monarquía y el papel del rey como símbolo de unión, y el 46.2 por ciento cree que es garante para evitar que el reto soberanista en Cataluña rompa España.

La encuesta realizada el 31 de octubre reveló que el 45.8 por ciento están convencidos de que el mantenimiento de la monarquía refuerza la democracia en España, y el 60.7 por ciento la consideran positiva para el país.
Además, el 52 por ciento apoyan la actuación y declaraciones del rey sobre la crisis económica, y el 55.7 lo respetan como alta autoridad, según 'Pulso'.

Fermín Urbiola recorre la vida de Don Juan Carlos en «Palabra de Rey»

MADRID.- «Lo que yo he querido con esta biografía es hacer un retrato íntimo del alma del Rey», es lo primero que dice el escritor y periodista Fermín Urbiola sobre su libro «Palabra de Rey» (Espasa). Un recorrido por la vida de don Juan Carlos que tiene como hilo conductor sus propias palabras y comentarios. A través de reflexiones, frases espontáneas y algunas exclamaciones que casi parecen aforismos, el autor repasa la biografía del monarca desde su niñez hasta ahora en 90 capítulos. Documentos, cartas inéditas, hemerotecas, bibliografía y testimonios de primera mano han supuesto el trabajo documental que Urbiola  ha utilizado para componer este relato periodístico que acerca la figura del Rey desde su parte más humana, se publica en 'La Razón'.
-¿Fue difícil la infancia del Rey?

-Físicamente, no. En época de hambre no le faltó un plato de comida, pero tuvo otro dolor que duele más que el físico, el del alma. Su infancia y adolescencia fueron muy duras. En un internado frío, austero, sin familia, con un tutor a los 10 años, su sentimiento era de abandono. Su vida se convierte en un tablero donde él era la ficha que oscila y en los lados, jugando la partida estaban su padre exiliado de España y un general que mandaba en ella, Franco.
-¿Terminó por superar el accidente con su hermano?

-Eso jamás, Ni él, ni su padre, ni su madre, que tuvo una tremenda depresión y tuvo que ser internada. Don Juan Carlos se planteó irse a un monasterio. Eso no se olvida.
-¿Cómo fue el encuentro con Franco y su relación con él?

-Él recuerda que el día que llegó hacía mucho frío, pero no pudo verse con Franco hasta quince días después. «Es más bajito de lo que pensaba», fue lo primero que pensó, pero, como niño, estuvo más pendiente de un ratón que había debajo de la mesa que del general. Franco trató de ganárselo, le hacía regalos y lo llevaba de caza. Pero la relación con él y con su entorno fue problemática. No lo querían. Lo intentaban manipular. Estudió en la finca de Las Jarillas y allí lo pasó regular. De sus compañeros, el más cercano fue siempre su primo y gran amigo Carlos de Borbón.
-¿Sufrió la mala relación entre Franco y Don Juan?

-Franco siempre buscaba el momento oportuno y psicológico para hacer las cosas. Optó por Juan Carlos porque era la línea sucesoria directa, pero cada vez que había que tomar una decisión sobre don Juanito  –que así lo llamaban–, chantajeaba a Don Juan con la posibilidad de elegir a Alfonso de Borbón, que era el preferido de su entorno, incluida doña Carmen Polo. Las relaciones eran muy tensas y los desencuentros, continuos.
-¿Le hizo Franco a Don Juan Carlos alguna petición expresa antes de morir?

-La unidad de España, al igual que el Conde de Barcelona. El general intuía lo que podía pasar.
-¿Qué proyecto puso en práctica, el de Don Juan o el de Franco?

-El de su padre. Lo tenía claro, pero pocos esperaban lo que ocurrió. No imaginaban que como motor del cambio y como piloto de la Transición iba a conseguir, junto a un grupo de políticos que le ayudaron mucho, una España de vencedores y vencidos. Supo tejer, junto a la reina y esos políticos –con Suárez a la cabeza–, una tela de araña en la que todos cedieron y conseguir en 37 años de reinado el mayor periodo de concordia, de progreso, de paz y estabilidad de toda la historia de España.
-¿Fue decisivo el 23-F para que los españoles conociéramos realmente su papel?

-Sí, ese día quedó muy claro dónde estaba el Rey. Para mí, los tres capítulos más importantes de su biografía son la Transición, el 23-F y la petición de perdón que escuchamos. Esto es lo que más valoro.
-¿Cómo pasará a la historia?

-Será estudiado como una figura irrepetible. Él recoge todos los poderes de Franco y se los devuelve al pueblo. Nos devuelve la capacidad de decidir sobre nuestro propio presente y futuro.
-¿Valoramos la importancia de un jefe de Estado no partidista, embajador de España en el mundo?

-El Rey es el político europeo con mejor agenda internacional en el mundo. Cuando negocia tantos asuntos para España transmite el interés de un Estado por un país, no por una legislatura. Lo hace por amor a España, por su compromiso con ella y por su gran sentido de la responsabilidad.
-Antes había en la Prensa un silencio tácito sobre el Rey y su familia, pero ahora parece abierta la veda. ¿Qué ha cambiado?

-Tan malo me parece lo de antes como lo de ahora. Ellos son humanos y tienen sus debilidades. En España no se aguantan escándalos reales como en otros países y todo líder debe ser ejemplar y vivir los valores como se vivieron en la Transición.
-¿Y contempla abdicar?

-Respondo con lo que me dijo el día de la Fiesta Nacional: «Y lo que me queda por hacer». Palabra de Rey.

Una frase textual por capítulo
 
Dice Urbiola que «la gente joven debe saber la importancia que tuvo el cambio político que el Rey lideró para tener lo que ahora tenemos. Si leen el libro van a descubrir a un Juan Carlos que no conocen». Quizá por eso haya decidido encabezar cada capítulo con una frase del Rey, como «Mi padre soñaba con España. Yo la vivía», «En estos momentos, la Corona está en el aire y yo voy a hacer todo lo posible para que caiga del lado bueno», «Tuve que pasarme veinte años haciéndome el tonto».

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Fermín J. Urbiola (Pamplona, 1971) estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Periodista de múltiples registros, desde una corresponsalía de guerra en Bosnia-Herzogovina hasta la información económica, ha trabajado para la Cadena SER, COPE, Radio Voz, Radio España, Europa Press y Expansión. Desde 1998 dirige su propio gabinete de comunicación, Urbiola Comunicación, en el que asesora a importantes compañías, personas y proyectos de muy diversos sectores a nivel nacional e internacional. Con Espasa ha publicado la obra Nacida para reina. Fabiola, una española entre los belgas, gran éxito de ventas. Anteriormente publicó La sonrisa que cautivó a España, dedicado a la reina doña Sofía con motivo de su setenta cumpleaños. 

Don Juan Carlos dice al autor de "Palabra de rey" que le queda mucho por hacer


MADRID.- El periodista Fermín J. Urbiola, autor del libro "Palabra de rey", ve a don Juan Carlos "con las ideas claras, las pilas puestas" y ganas de seguir ejerciendo su responsabilidad y hacerla más visible, como refleja el comentario que el jefe del Estado le confió hace unos días: "¡Lo que me queda por hacer...!".

Este trabajo, editado por Espasa, desvela los sentimientos y las motivaciones últimas del rey en momentos cruciales de su vida y de la reciente Historia de España a través de un exhaustivo trabajo que incluye no sólo mensajes oficiales y declaraciones informales del monarca, sino imágenes y documentos inéditos, así como numerosos testimonios de personas que conocen "de verdad" a don Juan Carlos.
Urbiola (nacido en Pamplona en 1971) subraya que con su obra pretende dar a conocer a su generación y a las próximas la vida y la importancia del trabajo de "una figura irrepetible en la Historia de España", que fue "motor del cambio" y "piloto de la Transición", que "unió a todos los españoles y recuperó la concordia nacional".
El autor no oculta las distintas facetas de alguien que es "un hombre con sus virtudes y sus defectos" y sitúa así en su contexto el valor del rey como líder de un proceso de implantación de la democracia en el que, acompañado por "una clase política extraordinaria", devolvió al pueblo el poder absoluto que había recibido de Franco.
El retrato de la vida interior de don Juan Carlos refleja la huella que dejaron en él una infancia y adolescencia "muy duras", alejado de su familia, educado desde pequeño para soportar el dolor en silencio -interiorizó que "un Borbón no llora más que en la cama"- y marcado por su condición de "ficha en un tablero" entre "su padre, rey en el exilio", y Franco, "que 'reinaba' en España".
Esa etapa forjó la "fortaleza interior" con la que hizo realidad el anhelo de su padre de ser "el rey de todos los españoles", para lo que cedió el poder al pueblo tras la muerte de un Francisco Franco con el que había tenido una relación "poliédrica", no exenta de afectos aunque "muy difícil", que le trataba como el hijo que no había tenido y le cambió el nombre de Juanito por el de Juan Carlos.
El libro repasa también las circunstancias en que Adolfo Suárez -considerado siempre "amigo leal" por los reyes, pese al posterior distanciamiento-, sorteó todo tipo de obstáculos para consolidar la democracia "de la mano del rey", con quien se complementaba en un "tándem extraordinario", y revive cómo don Juan Carlos comprendió el 23F que su viejo amigo Alfonso Armada le había traicionado.
Superada con éxito aquella prueba de fuego y asentada la monarquía tras demostrar que era compatible con gobiernos de distinto signo, los últimos capítulos del libro muestran a un rey enfrentado a nuevos desafíos, los derivados de la crisis económica, la investigación judicial sobre las actividades de su yerno, Iñaki Urdangarin, y la formación de su hijo como futuro jefe del Estado.
"Aquí hay que ganarse el sueldo día a día; si nos tumbamos a la bartola, nos botan" es uno de los consejos de don Juan Carlos con los que ha crecido el príncipe Felipe, quien, a diferencia de su padre, "un rey autodidacta", cuenta con "dos maestros ejerciendo la profesión de reyes en su casa", según reflexiona Urbiola.
Don Juan Carlos lleva ya tiempo "pasándole el testigo" a su hijo, preparándole el terreno con una dedicación "excepcional", pero no por ello piensa en retirarse, en unos momentos en que, según destaca el autor, "lo está pasando fatal" por la crisis económica, el auge de los nacionalismos vasco y catalán y la investigación judicial en curso sobre Urdangarin.
Por el contrario, el rey se acerca a su 75 cumpleaños "con las pilas puestas, con ganas y las ideas claras", procurando hacer visible un trabajo que durante tantos años ha desarrollado con discreción. Como Urbiola desvela que le dijo durante la recepción ofrecida el pasado 12 de octubre en el Palacio Real: "... y lo que me queda por hacer...".

Malestar en la Casa Real por el feo de Inditex, al no viajar a la India con el Rey

MADRID.- A finales del pasado mes el Rey tuvo que ir una vez más a liderar un sarao comercial, ofreciendo la mejor cara posible a la ‘marca España’. Acudieron  presidentes y también altos directivos de empresas preferentemente de la construcción, aunque también del transporte y la energía como Isolux Corsán, CAF, OHL, Acciona, Indra, Navantia, Sacyr, Grupo San José, Gestamp, Roca, Talgo, Abengoa y Assignia.

Entre lo más granado, José Manuel Entrecanales, nuevo líder de la empresa familiar, aunque en este sentido hubo sus más y sus menos porque en teoría sólo era un viaje apto para presidentes y hubo que bajar algún peldaño. 
Pero lo que molestó en la Casa Real fue la ausencia total, dolorosa, lacerante, de Inditex; sin duda el buque insignia empresarial de España, que no se dignó en mandar a nadie. El grupo textil es de lo poco que podemos presumir ahora mismo en este país, pero van tan sobrados y a la vez tan por libre, que no fueron. “Entendemos que no iba a venir Amancio, que no va nunca a nada; ni tampoco Isla, que estará a mil por hora, pero hombre, ni siquiera un directivillo…” decían fuentes cercanas a esa embajada comercial, según 'Vox Populi'.
Inditex ya tiene presencia en India y no le habría costado mucho ir, ¿no? Lo malo es que, según cuentan las fuentes, cada vez cuesta más desplazar a primeros espadas de lo empresarial. “Antes merecía la pena porque si hacías la rosca al ministro de turno podía compensar en el futuro, pero como ahora no hay un duro en ningún ministerio…”, decían fuentes empresariales, con su puntín de mala milk.
Al final, como siempre, todo quedó en un aliño apañado por parte del monarca, cuyas llamativas declaraciones sobre las ganas de llorar en España sirvieron, al menos, para que hubiera algo de eco de aquel viaje. Ahora, la imagen de Juan Carlos I como mejor embajador de España se está quemando por momentos.