jueves, 1 de noviembre de 2012

El Rey apuesta por mejorar "el diálogo y la cooperación" con Iberoamérica

MADRID.- El Rey don Juan Carlos asegura que el objetivo de España de cara a la XXII Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Cádiz los días 16 y 17 de noviembre es "reforzar" la relación entre los países iberoamericanos, "mejorando los mecanismos de diálogo entre nosotros e incrementando la integración y la cooperación entre nuestros gobiernos".

   "Queremos que de Cádiz todos salgamos más unidos como comunidad", ha reconocido el monarca en un video publicado en la página web de la cumbre, en el que destaca que el encuentro "llega en un momento de importantes transformaciones de Iberoamérica, como resultado de su dinamismo económico, profundización democrática y los avances en la integración regional".
   Por ello, y dado el "mundo globalizado actual", don Juan Carlos aboga por "proseguir en la búsqueda de intereses compartidos y a aprovechar las numerosas ventajas como comunidad". En este sentido, ha defendido la importancia de los idiomas español y portugués, "que constituyen un auténtico patrimonio universal".
   Además, el Rey ha resaltado el papel de Cádiz como "cuna del moderno constitucionalismo español y de los valores democráticos extendidos por Iberoamérica".
   En este sentido, confía en que el encuentro también suponga "un homenaje a la ciudad" en el bicentenario de su Constitución, y a "aquellos representantes que, procedentes de ambos hemisferios, participaron en su elaboración".
   "Dos siglos después, tengo la seguridad de que, desde Cádiz, podremos ver cómo reforzamos juntos el proyecto iberoamericano partiendo de los mismos principios que se defendieron entonces: los valores democráticos, la libertad, la igualdad y el progreso", ha concluido.

Saltan las alarmas en la Casa del Rey por la creciente espiral de abucheos a la Familia Real

MADRID.- Hubiera resultado casi impensable hace sólo unos años. Pero el profundo malestar ciudadano por los efectos combinados de la crisis y los recortes, y sobre todo el desplome de la credibilidad en la Corona a causa de episodios como el caso Urdangarín o la cacería de elefantes en Botsuana, han convertido las expresiones públicas de rechazo a la familia real en una imagen habitual. Felipe de Borbón y su esposa, Letizia Ortiz, fueron abucheados la semana pasada a su llegada al teatro Campoamor de Oviedo para presidir la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Y una sonora bronca recibió ayer a la reina Doña Sofía en la Lonja de Valencia, que albergó la ceremonia de los Premios Jaime I, reflexiona hoy 'El Confidencial'.

La de ayer fue la tercera exhibición de hostilidad hacia un miembro de la familia real en poco más de un mes. El pasado 17 de septiembre, los abucheos a los Príncipes eclipsaron el acto de inauguración del curso escolar en un colegio público de Fuensalida (Toledo). Es cierto que el grueso de las expresiones de descontento fue dirigido contra el ministro de Educación, José Ignacio Wert, y la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, por los recortes educativos. Pero el heredero y su esposa tampoco se libraron de la ruidosa pitada que les dedicó un nutrido grupo de estudiantes, profesores y padres de alumnos, una representación de esa España cabreada cuya confianza en la clase dirigente está bajo mínimos.

Quienes peor parados están saliendo de esta creciente espiral de descontento popular son los Príncipes de Asturias, precisamente las dos figuras que la Casa del Rey trata de proteger y potenciar, dada su condición de futuros Reyes de España. La paradoja es que, al tener una agenda oficial mucho más intensa, Don Felipe y Doña Letizia son también los miembros de la familia real más expuestos públicamente y, por tanto, los que sufren un mayor desgaste. El pasado mes de mayo, la pareja ya fue increpada por un grupo de ciudadanos cuando recorría las casetas de la Feria del Libro de Madrid, pocas horas antes de que el Príncipe, esa misma noche, aguantase impertérrito los silbidos al himno nacional y las burlas al Rey durante la final de Copa en el estadio Vicente Calderón.
   
El contacto directo de Don Juan Carlos con la ciudadanía en actos públicos se ha visto sensiblemente reducido desde el estallido del caso Urdangarín y el escándalo provocado por el safari en Botsuana. Una de las razones de esa agenda menguante está, obviamente, en el desgaste del monarca provocado por la edad -el próximo 5 de enero cumplirá 75 años- y por sus intervenciones quirúrgicas, las dos últimas hace tan sólo seis meses, tras romperse la cadera durante la polémica cacería africana. Pero hay otro argumento de peso, menos evidente, para justificar su progresivo alejamiento de la calle: preservar en lo posible su figura de jefe del Estado de la ira popular. Esa estrategia explica que en los últimos meses el Rey haya limitado su agenda oficial, casi en exclusiva, a audiencias en La Zarzuela y viajes al extranjero.

Esfuerzos baldíos

​Los esfuerzos de la Casa del Rey por relanzar la imagen de la Corona y rescatarla de los estragos causados por el último annus horribilis no han calado en amplias capas de la sociedad, a juzgar por las continuas muestras de rechazo en la calle. Ningún gesto de La Zarzuela parece suficiente para acallar ese imparable malestar: desde el castigo a Iñaki Urdangarín, apartándolo de la agenda oficial de la familia real y forzando su salida de Telefónica, a las disculpas públicas del monarca por la cacería en Botsuana, pasando por la mayor transparencia en las cuentas de la institución monárquica, el recorte en su presupuesto o el diseño, mucho más moderno, de la nueva web de la Casa Real. Todo parece quedarse corto.

​La Casa del Rey asiste con una mezcla de estupor y resignación a esta escalada de animadversión ciudadana, que unas veces se expresa de forma espontánea y, en otras ocasiones, responde al llamamiento de grupos organizados, ya sean sindicatos, colectivos de funcionarios o miembros de plataformas como el 15-M. "Cuando la calle está incendiada, como ocurre ahora, hay que aguantar y poner buena cara", asegura un portavoz de La Zarzuela. "Frente a ese malestar no podemos hacer mu​cho más, salvo ser más selectivos a la hora de confeccionar la agenda oficial", añaden las mismas fuentes.

Tampoco ayuda a rebajar la tensión el hecho de que los miembros de la familia real vayan siempre acompañados en sus apariciones públicas, como es preceptivo, por un miembro del Gobierno o alguna autoridad autonómica, ya que son éstos los que suelen atraer las mayores muestras de rechazo y descontento. Ayer en Valencia, por ejemplo, las banderas republicanas y los pitos con que fue recibida la Reina por un centenar de ciudadanos se mezclaron con los gritos de "¡ladrones!" dirigidos al presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, y a la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá.

El Príncipe don Felipe ve "inaceptables" los niveles de paro

MADRID.- El Príncipe don Felipe ha asegurado que la creación de empleo es "especialmente urgente y vital" para una sociedad que "acusa niveles de paro inaceptables, particularmente entre los más jóvenes que ven a menudo frustradas sus expectativas de futuro".

   El Príncipe ha hecho estas declaraciones en el marco de la III edición de los Premios de la Fundación Sociedad y Empresa Responsable (Seres) a la Innovación y el Compromiso Social.
   "Uno de esos valores, uno de esos impactos positivos fundamentales --en referencia a la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)-- es la creación de empleo, una necesidad que, en la crisis actual, es especialmente urgente y vital para una sociedad como la nuestra que acusa niveles de paro y desempleo inaceptables, particularmente entre los más jóvenes que ven a menudo frustradas sus expectativas de futuro", ha señalado.
   En esta línea, el Príncipe ha agradecido que las iniciativas premiadas en esta edición estén enfocadas a "la meta que más se ansía conseguir: la de lograr trabajo para el mayor número posible de personas, de ciudadanos".
   Asimismo, ha explicado que la RSE es importante en la actualidad porque "la empresa es parte de la sociedad porque de ella surge, de ella se nutre y a ella se debe".
 "Por eso, una RSE bien entendida no solo debe tener un impacto social positivo real y apreciable, sino que debe también estar incorporada a las estrategias de las compañías, generando valor para todos, ciudadanos y empresas", ha proseguido.
   En este contexto, el Príncipe ha pedido que los galardonados sirvan de "muestra y ejemplo" para otras empresas, tanto grandes como PYMES. De hecho, ha afirmado que, si "numerosas" compañías españolas han logrado conquistar "posiciones de liderazgo en algunos de los sectores más punteros y tecnológicos gracias, entre otras razones, a su inversión decidida en innovación", España debe aspirar también a convertirse en "un referente en acción social en todo el mundo".
 "Esta es también una magnífica manera de hacer Marca España", ha aseverado.
   El acto también ha contado con la presencia de la Princesa doña Letizia.